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sábado, 27 de enero de 2024

WWF Royal Rumble Match 1991


En mis tiempos mozos, cuando escribía por aquí con mayor fruición, solía yo comentar algún Royal Rumble Match clásico durante los días previos al evento homónimo del año en curso. Me gustan mucho esas batallas desde que era un niño. Así pues, he querido mirar si faltaba alguna edición en el blog, y de hecho así es. No he tardado mucho en vislumbrar que una de las primeras, y es más, una de las que vi cuando era pequeño, no ha sido comentada. Hablo de la edición de 1991, que por otro lado no tiene mucho que comentar, pero que debe estar en el blog, como todas. Hagámoslo.

Hoy en día pensamos en un Royal Rumble con la ilusión de ver sorpresas, regresos, expulsiones espectaculares, buenos momentos de wrestling, y el primer paso de cara a WrestleMania. En 1991 no había nada de esto. Hoy todos los frikis cuarentones con barba, como yo, leen cómics, juegan a videojuegos, ven wrestling, anime... pero en 1991 todo eso era para niños. Sí, era para niños; que un adulto pueda apreciarlo no significa que no fuera así. Y WWF era un producto para niños muy pequeños como yo. Un Royal Rumble no significaba nada más que el hecho de poder ver a 30 personajes juntos en un ring, saliendo de uno en uno. Y funcionaba; esa cuenta atrás es storytelling puro. Si un adulto mira hoy en día estos combates, la verdad es que le resultarán tediosos e infantiles, pero, cuando yo vi esta batalla con seis años recién cumplidos, la disfruté mucho... si no fuera porque en ese mismo evento, mi ídolo. The Ultimate Warrior, había perdido el Campeonato Mundial de WWF frente al Sargento Slaughter, gracias a las trampas de Macho King. En realidad yo, al ver la batalla, lo único que quería es que participara el Warrior, para así redimirse y volver a la senda del título, pero eso no pasó. Por lo demás, pude ver en ella a algunas de mis figuras de acción predilectas: El Serpiente, Mr Perfecto, Modelitos Martel, Greg "Martillo" Valentine, "Terremoto" Earthquake, El Marinero Tarugo, Hulk Hogan, El Enterrador, El Matador, El Tornado Texano, Bret Hart... Note el lector que en las transmisiones españolas los nombres mutaban un tanto.

Si aquellas retransmisiones empezaron a partir de WrestleMania 6 y la pelea entre Hogan y Warrior, los Rumble de 1991 y 1992 seguramente fueran las dos batallas que yo vi originalmente. Parece poco, pero piense el lector que un par de años, cuando uno tiene entre 5 y 7, es una cantidad enorme de tiempo, mientras que dos años, a los 40, no son nada. Así pues, esta Battel Royal, a pesar del enorme coñazo que supone, es símbolo de una parte para mí relevante de mi infancia.

Originalmente no existía la estipulación que indicaba que el ganador de Royal Rumble tendría una oportunidad titular en WrestleMania. No recuerdo si en 1991 eso ya había cambiado, pero, por un motivo u otro, el triunfante, Hulk Hogan, se enfrentó al Sargento Slaughter en el mayor evento del año, recuperando, así, su título, perdido en la edición del año anterior. Royal Rumble 1991 supuso su segunda victoria consecutiva, aunque pasaron muchos minutos antes de su aparición. El combate empezó con Bret Hart y Dino Bravo sobre el tatami.

Hart es uno de los luchadores con más pop de la contienda. Aún luchaba en la división de parejas junto a Jim Neidhart, aunque, como Shawn Michaels, se iba posicionando de cara a una carrera en solitario. De cualquier modo, los miembros de los tags de la época eran más considerados por el público y por la empresa que en la actualidad. Hart apaliza a Bravo, pero no consigue eliminarlo. Sí que lo hace el tercer participante, Greg Valentine. Hart, no obstante, es el protagonista de la primera parte de la batalla, que se llena de luchadores sin que ocurra nada realmente relevante.

Otro participante que hace su aparición en estos minutos es el odioso Rick Martel, que permanece en la batalla 52 minutos. Valentine, The Hammer, por su parte, tampoco lo hace mal: supera los 44 minutos. La lucha se anima un poco cuando entra, con el número 9, Jake Roberts, que utiliza sus mejores ataques contra Martel. Está a punto de eliminarlo en un par de ocasiones, pero este escapa siempre in extremis. Finalmente, es Martel el que elimina a Snake.

Otra entrada fundamental para la batalla es la de The Undertaker, con el número 12. Esta es su primera participación en Royal Rumble, competición que conseguiría ganar, finalmente, en 2007, 16 años después. Recordemos que había debutado un par de meses antes, en Survivor Series 1990. Su mánager, por el momento, es Brother Love Bruce Prichard. Poco tiempo después, en The Brother Love Show, se presentaría la figura de Paul Bearer

Taker llega haciendo daño, pues expulsa del ring a dos de los favoritos de la afición: Bret Hart y Bushwhacker Butch, uno de los Sacamantecas. La derrota del canadiense resulta especialmente espectacular, pues Taker lo levanta en peso agarrándolo del cuello para sacarlo por encima de la tercera. Me da la sensación de que, en general, las fuerzas del bien están en desventaja durante esta batalla, quizás porque WWF lo deja todo en manos de Hulk Hogan, aunque en ocasiones debe resultar frustrante para la afición. El Enterrador expulsa a un tercer héroe: Texas Tornado (Kerry von Erich), si bien es lanzado por encima de la tercera poco después, por el trabajo combinado de Hawk y Animal, los Road Warriors (The Legion of Doom en WWF). Un par de rudos aprovechan la ocasión asimismo para hacer lo propio con Hawk.

Gran pop del público en la eliminación del Taker. Es gracioso ver al joven Shane McMahon, en el papel de referee, intentando sacar al Deadman del escenario; quién le iba a decir que 25 años después se enfrentarían en WrestleMania.

Con el número 18 no sale nadie, para decepción del público. Después de revelados los 30 participantes, queda claro que el que se ha quedado fuera es Randy Savage. Los presentadores se preguntan si sufre alguna lesión, mas sabemos que la cuestión está relacionada con su participación en la lucha entre Warrior y Slaughter. Randy había huido del lugar debido al peligro que corría. Esto le llevó a luchar contra el Último Guerrero en WrestleMania.

Me sorprende el pop que recibe Shane Douglas, luchador cuyo paso por WWF no recuerda nadie. Otro tipo amado por todos es Jim Duggan, que hace acto de aparición, así como Earthquake, uno de los principales malos del momento en la empresa, que seguía insistiendo en la fórmula "Hogan vs bestia obesa en bañador de señora mayor". Con el número 24 entra al ring el ídolo, Hogan, y el estadio se viene abajo. A partir de aquí, el ring lleno empieza a vaciarse poco a poco. Mientras que Earthquake expulsa a los chicos buenos, Hulk hace propio con los malos. Hay que decir que la mayoría de los participantes nuevos son rudos. Con el número 30 entra Tugboat

Douglas es eliminado en su disputa con Brian Knobbs, de los Nasty Boys, que había entrado un poco torpe, cayéndose, como si hubiera bebido, pero que tiene un papel importante en el match. Quedan nueve hombres en el ring, y entre ellos, sólo Hulk, Jim Neidhart y Davey Boy Smith, el British Bulldog, son realmente queridos por el respetable. Tugboat, en ese tiempo, estaba haciendo equipo con Hulk, enfrentándose en varios match a Earthquake, mas recordemos que, durante el año, el Marinero Tarugo traicionaría al Inmortal expulsándolo de una Battle Royal y formando equipo con el Terremoto. No es de extrañar, porque aquí ya saltan chispas (ha sido abucheado al salir). Hulk lo elimina.

El Bulldog y Hogan se quedan solos ante cuatro rudos, si bien estos no gestionan bien su superioridad. El inglés echa fuera a Hakú, y se enfrenta en solitario a Rick Martel mientras Earthquake y Brian Knobbs le pegan una paliza al Hulkster. Davey expulsa a Martel, que fija un nuevo record de tiempo dentro de un rumble, pero para entonces los otros dos rudos ya han dejado grogui a Hulk, así que se lanzan a por él y lo eliminan sin resistencia. Continúan, pues, con su paliza sobre el bigotudo, aplastándolo varias veces con el peso de ambos. No en vano, todas las ediciones hasta el momento han acabado de la misma forma: dos heels pegándole a un face, que finalmente contraataca y se lleva la victoria. Esto es lucha libre de dibujos animados. Hogan entra en modo "baile de San Vito", y deja de vender los ataques de los rivales. Se levanta, golpea con doble Clothesline, y elimina al Nasty Boy con un Big Boot. Se queda sólo con el obeso canadiense y ataca, mas cuando lo levanta en peso para aplicar Body Slam, este cae sobre su cuerpo, pues el peso resulta excesivo para él. Eartquake se lanza de nuevo con planchas, y aplica un potente Power Slam, lo que no le sirve de nada, porque Hulk resucita de nuevo, ahora con su ataque definitivo. Para los golpes del rival, aplica tres puñetazos, Big Boot y busca Leg Drop. Como Eartquake no cae, lo agarra y lo tira con un Body Slam que, ahora sí, consigue aplicar con éxito. Después de eso, su oponente es presa fácil, y se va a la calle. Victoria para Hulk Hogan, para variar.

Batalla bastante aburrida, en general, con algunos buenos momentos. El final es paródico, pero es bueno en cuanto a la historia que se cuenta. Las historias, entonces, eran simples e infantiles, pero funcionaban bien. Las heroicidades de Hogan tienen grandes reacciones, y las ejecuta a la perfección. Hondea, tras la batalla, la bandera americana. El traidor Sargento Slaughter debe temerle.

Puntuación: **3/4

jueves, 30 de julio de 2020

The Undertaker vs Hakushi, Michinoku Pro 4th Anniversary




Estamos realizando un pequeño especial sobre Undertaker, aprovechando la emisión del documental Last Ride, sobre los últimos años de su carrera. Para la ocasión, he decidido ver luchas suyas fuera de la empresa que le ha dado a conocer al mundo, WWE.

En el primer post del especial, quise hablar de su etapa en WCW, y su papel en los Skyscrapers. Hoy, quería comentar una lucha suya en Japón, pues también en el País del Sol Naciente ha luchado el Deadman, más allá de los combates que ha mantenido en Live Shows de WWE en dicho país.

Poca gente lo sabe, pero Undertaker estuvo en NJPW en 1990, luchando en los shows de Big Fight Series con el nombre de Punisher, o Punisher Dice Morgan. Tuvo un total de 14 combates durante la duración de los shows de esa serie, y llegó a hacer equipo con Chris Benoit. Por desgracia, nunca he visto estos combates en vídeo.

En los años 90, WWE no era tan cerrada como lo es ahora. Tenía relaciones con otras empresas de wrestling, y gracias a esto, había shows en conjunto, sobre todo, en otros países, y había intercambio de luchadores.

En 1992, Undertaker volvió a Japón, para hacer honor a los socios de WWF, y para participar en los shows conjuntos de la empresa con esos socios. Así, estuvo en Super World Sport y en WAR, las empresas de Genichiro Tenryu, enfrentándose un par de veces a King Haku. Eso sí, esas luchas no fueron nada en comparación con el main event del show conjunto de WWF y WAR, en el que Ric Flair y Tenryu lucharon, casi, durante 40 minutos.

En 1997, Taker volvió a Japón, para honrar el acuerdo entre WWE y Michinoku Pro. Y es que, dado el número de luchadores extranjeros que había en WCW, y la calidad de su división crucero, Vince trató de hacer lo propio, creando el WWF Light Heavyweight Championship, con la intención de que girara en torno a las dos grandes figuras de M-Pro, el fundador, The Great Sasuke, y Taka Michinoku. Sasuke, sin embargo, y según informan los medios japoneses, quería defender el título, sólo, en Japón, y eso dañó las relaciones entre las dos empresas, y provocó que el intercambio de talento fuera mínimo, y el campeonato, irrelevante.

Lo mejor que recibió WWE de Michinoku, fue la presencia continua de Hakushi, conocido en Japón como Jinsei Shinzaki, en sus rings, entre 1994 y 1996. Este hombre era muy buen luchador, pero era, todavía, joven. Aún hoy, sigue luchando en Michinoku Pro, pues es dueño de la empresa junto con Sasuke.

En 1997, Michinoku contó con una gran atracción para el show del 6º Aniversario de su empresa, Undertaker, ahora sí, convertido en una gran estrella, para enfrentarse a Hakushi. Estos dos hombres nunca habían peleado en WWE, y en esta ocasión, lo hacían bajo términos más interesantes, porque el personaje del japonés había cambiado mucho tras su regreso a Japón.

Shinsaki se convirtió, también, en un ser místico, un muerto habitado por un demonio, que era llevado en una tumba al ring, y se reactivaba cuando sonaba la campana. Así, se enfrentan, en este combate, dos hombres muertos.

Lo malo es que Undertaker no interesa a este público. Es el año 97, no hay Internet, y no creo que WWE se emitiera en Japón. Por tanto, nadie sabe quién es, o le importa poco. El público está muy callado, y tan sólo reacciona ante algunos ChokeSlam y otros golpes duros. 

Además, este personaje de Hakushi, es muy frío. No tiene emociones, y eso no es bueno para una lucha. Undertaker le pega una buena paliza durante los primeros minutos de la lucha, aplicando sus siempre entretenidos movimientos de la casa. Hakushi se recupera, y busca castigar la pierna del americano.

Con sus castigos zonales, el japonés se defiende ante la clara superioridad del Enterrador, pero falla un Headbutt desde el esquinero. Taker usa ChokeSlam y Tombstone para acabar con lo que queda delShinzaki.

La lucha cumple su función, ni más ni menos. Hay que decir que Taker va acompañado por Bruce Prichard, quién fuera su primer mánager.

Puntuación: ***

martes, 28 de julio de 2020

The Road Warriors vs The Skyscrapers, WCW WrestleWar 1990




2020, es un año raro por muchas cosas. En términos de wrestling, por ahora, hay pocas cosas buenas que recordar. De hecho, aún a 30 años de su debut, es un nombre, por encima de cualquier otro, el que ha sonado fuerte; el de The Undertaker.

Undertaker no deja de generar dinero para WWE. Es el activo económico más importante de su historia. Y, tras su gran lucha ante AJ Styles en WrestleMania 36, siguió siendo protagonista, gracias a emisión de una serie de documentales en su honor, llamada The Last Ride, que, en cierto sentido, emulaba a la serie de documentales The Last Dance, sobre la vida de Michael Jordan, y publicada en Netflix.

Estos programas han dado mucho de lo que hablar durante los tiempos del coronavirus, y han animado un poco el ambiente depresivo existente. Last Ride ha constado de 5 episodios, que se han extendido con un último capítulo, publicado recientemente, llamado Tales From the Deadman. Todo esto, está disponible a través de WWE Network, y ha sido lo más visto en la network durante los últimos meses.

El documental se centra en los últimos años de carrera del Undertaker, y en las dudas sobre su retiro. El propio Taker, así como otras personalidades de WWE, comentan las luchas importantes de esta etapa, incluyendo el fin del Streak en WrestleMania, ante Brock Lesnar, y la conmoción cerebral sufrida durante el match; las luchas que no han salido bien y que han afectado más a su ego, esto es, el match ante Roman Reigns y el combate ante Goldberg; y aquellas en las que se ha recuperado anímicamente. Finalmente, en Tales from the Deadman, hemos podido visualizar, de manera animada, algunas historietas con anécdotas ocurridas durante estos 30 años de carrera.

La trama principal que subyace tras el documental, es el retiro del Enterrador. Él mismo comenta que este sería un buen momento para retirarse, tras su buen combate ante Styles. E incluso WWE le ha dedicado un programa especial de Smackdown, en honor a su carrera. Pero nadie se ha atrevido a confirmar su retiro, y eso recuerda a lo ocurrido en 2017, después de que dejara su sombrero y sus guantes en medio del ring, al ser derrotado por Roman Reigns en WrestleMania 33. Aunque este parezca el momento justo, Undertaker y WWE encontrarán la excusa para convencerse de que no es así. Dirán que es mejor retirarse en Survivor Series 2020, cumpliéndose 30 años de la llegada del Hombre Muerto a la empresa, o que lo ideal es hacerlo con público, quizás, dentro de un año. Ya veremos.

El caso es que no hay retiro confirmado, así que yo no voy a hacer ningún especial de retiro. Pero hay que hacer algo en honor a este documental, porque ha sido muy importante, y ha estado en boca de todos. Las luchas que forman parte del mismo, ya están, en su totalidad en el blog, porque coinciden con la época en la que ha sido escrito. Así, como aún no quiero hacer un especial de grandes luchas de Undertaker, he decidido mirar un par de combates de este hombre, ocurridos fuera de la empresa, porque es esto, precisamente, de lo que jamás va a hablar WWE. Combates apócrifos.

Undertaker nació en Survivor Series, y eso es algo que WWE defenderá hasta su final. Pero ese es el momento en el que debutó el personaje que hizo famoso a Mark Calaway, el hombre que interpreta al Deadman, que es un luchador profesional, y que ya luchaba antes de empezar a pintarse los ojos y ponerse sombrero. Debutó en 1987 y en 1990, como si de un entrenamiento para llegar a WWE en noviembre se tratara, trabajó para la WCW, entre enero y septiembre, con el nombre de Mean Mark Callous.

Hace tiempo, comentamos en el blog su lucha frente a Lex Luger en The Great American Bash 1990. Este match, que es por el USA Championship en manos de The Total Package, es el más importante en su carrera previa a WWE, y no es muy bueno. El hombre era muy alto, pero no impresionaba demasiado por su habilidad. En realidad, su increíble carrera es fruto de una improbabilidad estadística, pues, si no hubiera recibido ese personaje de Hombre Muerto, probablemente, no habría llegado a nada. Pasarían muchos años hasta que empezara a demostrar que, verdaderamente, era capaz de dar grandes luchas, y esto es fruto de su propio amor propio. Nunca dejó de aprender, ni de evolucionar.

Pero en el año 90, parecía otro gigante torpe. En WCW, lo desahuciaron pronto. En esa etapa, formó parte de la división tag team de la empresa, siendo la mitad de los Skyscrapers, junto al también enorme Dan Spivey, luchador enmascarado de carrera relativamente corta, pero que tuvo unos pocos años buenos en All Japan, incluyendo un gran combate ante Toshiaki Kawada. Incluso tuvo un match frente a Luger que fue mucho mejor que el del Taker. Nadie diría, en ese momento, que Callous sería el hombre que pasara a la historia.

The Skyscrapers era un equipo que ya existía antes de que Taker llegara a la empresa. Fue creado en 1989, con el fin de dominar la división tag de WCW en el futuro, idea que se truncó por varios motivos. Pero era un Tag Team impresionante, formado por dos hombres enormes como Dan Spivey y Sid Vious, que se lesionó, al sufrir un neumotorax tran un Suplex de Scott Steiner. Así, WCW buscó un sustituto, un gigante que cumpliera el rol de rudo enorme, y halló en Memphis a Taker, que luchaba en el medio oeste en ese momento. El equipo era liderado por el mánager Teddy Long, quién trabajaría durante muchos años con Undertaker, como Mánager General de Smackdown. Estos forzudos parecían destinados a rivalizar con los Road Warriors, uno de los equipos con más pop en la historia del wrestling, pero, por las circunstancias, un año después de su debut, habían desaparecido. Me gustaría hablar sobre ellos, y sobre su Chicago Street Fight de WrestleWar 1990, porque Taker habló del tema durante la entrevista que mantuvo en el programa Broken Skull de Steve Austin para WWE Network.

Skyscrappers y Warriors se enfrentaron varias veces durante los meses previos. Los rudos consiguieron una gran victoria en Clash of the Champions, y, según se cuenta, la intención era que ese fuera el primer paso para un gran push. Eso no ocurrió, pues Spivey dimitió. Se ha hablado de problemas de dinero, pero otras fuentes señalan que estaba muy quemado, y muy incómodo por la forma en la que los Road Warriors trataban a su joven compañero, y por la fuerza con la que le atacaban. Por eso, él, que era el veterano, era el que llevaba los combates, el que marcaba el ritmo.

En el último combate entre los dos equipos, según cuenta Taker, la cosa se les fue de las manos, y hubo golpes muy fuertes. Callous y su compañero volvieron primero a backstage, y allí esperaron a sus pasionales oponentes. Undertaker estaba asustado, pues pensaba que se iba a montar una trifulca fuerte en vestuarios, así que estaba listo para las tortas junto a su compañero, que era uno de esos legítimos tipos duros de la industria. Sin embargo, los Warriors llegaron muy contentos, y agradecieron a Spivey por la violencia utilizada, pues así es como les gustaba luchar. Al día siguiente, Spivey llamó a Taker para avisarle de que abandonaba.

Aún quedaba en el aire, no obstante, un Chicado Street Fight entre los equipos, que no anuló, y que tuvo lugar en Wrestlewar 1990, como estaba planeado. Dan fue sustituido por The Masked Skyscraper, otro tipo enorme y enmascarado. Debajo de la máscara, estaba Mike Enos, quién había luchado en WWF como Blake Beverly, formando parte de la pareja The Beverly Brothers. Llevaba máscara porque, en ese tiempo, tenía contrato con la AWA, así que, legalmente, no podía pelear en otra empresa, pero dados los problemas económicos que sufría la promotora de los Gagne, él y otros luchadores tenían que buscarse la vida, con artimañas como esa.

El combate comienza con Teddy Long, peleando con Paul Ellering. Este pega un puñetazo, y Teddy vuela fuera del ring. Así, los luchadores comienzan a a hacer su trabajo.

Y tienen un combate muy poco ordenado. A pesar de la estipulación, esto no es un combate extremo (no podría, por la época), sino que es una pelea en la que todos están encima del ring durante todo el match. Según cuenta Taker, Spivey siempre era el que llevaba los combates, pues era mucho más experimentado que él. En este caso, los cuatro hombres se dan una paliza, sin mucha historia. Taker es expulsado del ring, mientras Masked recibe el Clothesline volador de los Road Warriors, y es derrotado. Así se acaba la historia de esta versión de los Skyscrapers, con un combate que dura menos de 5 minutos. Long llega con unos nuevos rivales para los Warriors: Doom, equipo formado por Butch Reed y Ron Simmons, dejando claro que sus anteriores clientes habían pasado a mejor vida.

La lucha no es muy buena, pero la historia de los skyscrapers merece ser recordada. Undertaker seguiría su carrera en solitario, sin mucho éxito, hasta que le tocó la lotería, con su firma por WWE.

Puntuación: **1/4

jueves, 9 de abril de 2020

The Undertaker vs AJ Styles, WWE WrestleMania 36




Es hora de comenzar a hablar de WrestleMania 36, el mayor evento del año en el mundo del wrestling, que en este 2020, ocurre en unas circunstancias muy particulares, únicas en la historia, y que, por tanto, es testimonio de su tiempo. Esto no sólo es historia del wrestling; es historia del mundo.

Ocurre a principios de abril de 2020, la gran semana anual del wrestling. Como cada año, eventos deportivos como la Super Bowl o el All Star de la NBA, tuvieron lugar con total normalidad, mientras una amenaza se cernía sobre el mundo entero: un virus nacido en china, se dice que transmitido, de alguna manera, de animales endémicos a humanos, se ha propagado como la pólvora a pesar de los esfuerzos de los países por contenerlo, que en la mayoría de los casos, han sido insuficientes, por el temor a las consecuencias económicas que acciones más contundentes podrían implicar sobre cada uno de los estados, y por la falta de colaboración entre los mismos.

Hoy en día, es tarde. El ser humano se defiende panza arriba sin demasiado éxito, mientras la enfermedad mata a miles de personas cada día. La principal arma que los gobiernos han encontrado para paliar su lentas medidas y la falta de colaboración de los miembros más mezquinos de sus sociedades, es encerrar a todos los humanos en sus respectivos hogares, a riesgo de que, si no los mata el virus, quizás lo haga el hambre.

En un contexto como este, parece casi trivial hablar de un banal espectáculo como el wrestling, pero el show debe continuar. Muchas empresas quebrarán, pues no pueden, desde hace un tiempo, llevar a cabo espectáculos en vivo. Empresas televisivas como WWE y AEW siguen en el aire con versiones de su programación muy disminuidas, realizando combates sin público que, obviamente, no funcionan, y bajo la sospecha de que las medidas de confinamiento que impongan los estados, pronto, harán imposible hasta grabar programas de la manera en que se está haciendo. 

De hecho, es comprensible que así sea. Ya hemos visto que Japón fue uno de los primeros países en tomar este tipo de acciones en el mundo. Todos los espectáculos cesaron, y la gente se metió en sus casas. 15 días después, volvieron a hacer vida normal, con excesiva celeridad. Pudimos ver, de hecho, unos cuantos shows de wrestling celebrados en el país. Como consecuencia de ello, nuevos brotes de coronavirus se dispararon. Demasiado pronto. Japón ha parado otra vez.

Aún así, estamos viendo cosillas. Hemos visto algunos eventos en estos días en Japón, vemos los programas grabados de Impact, MLW, AEW o WWE, y hemos podido ver algunos eventos sin público en México, que buscan abastecer a luchadores y promotores a través de las donaciones que los aficionados hacen telemáticamente. Pero, pronto, quizás ni esto tengamos.

El arte siempre ha convivido bien con las restricciones; con las restricciones morales, políticas o técnicas. Fiedrich Nietzsche nombró alguna vez al artista como un bailarín encadenado, poniendo en valor la manera en la que esas cadenas, esto es, esas restricciones, no hacen sino obligar al artista a innovar, a buscar soluciones, a hacer cosas nuevas. Eso es, en cierta medida, lo que ocurrió con WrestleMania.

WWE, por primera vez en su historia, dividió WrestleMania en dos noches. Ya había hecho, en su segunda edición, aquello de dividir wrestleMania en tres sedes, pero, al final, eran tres partes de un mismo evento. Esta vez, tenemos dos shows, que se justifican, por un lado, por la imposibilidad de realizar un NXT Takeover, un Hall of Fame, y otros productos que la empresa vende normalmente en el finde de WrestleMania, y, por otro lado, porque tenía muchas cosas preparadas para WrestleMania, y determinó que muchas horas seguidas de wrestling sin público podían ser insoportables.

Seguramente así sería. Los single matches sin público son muy sosos, aunque hay que decir que los combates normales en estos programas van mejorando poco a poco, hasta el punto de que hay varios bastante buenos. También se llevaron a cabo luchas titulares muy cortas, que no dieron pie a aburrir a nadie, y tres combates un poco fuera de lo habitual, que son los más interesantes.

Por un lado, tenemos el esperado enfrentamiento entre Edge y Randy Orton. Muchas luchas en estos shows tuvieron estipulaciones, que ayudaron mucho, y ese fue el caso de esta, que fue un Last Man Standing que recorrió todo el Performance Center, y que creo que no iba mal, si no fuera porque duró una eternidad innecesaria.

Además de esto, cada una de las partes del PPV tuvo un combate especial, un combate grabado previamente, con elementos de ficción cinematográfica muy interesantes. En ambos casos, no podremos darles nota como tal, como ocurrió con las luchas del Broken Universe de Matt Hardy, puesto que hay edición y producción más allá de las simples posibilidades deportivas de los competidores, así que no sería justo. Pero es importante reseñar las luchas, porque, oficialmente, son combates. De todos modos, aunque no podamos darles una nota que pueda considerarse definitiva por parte de este blog, podremos señalar una nota "no oficial", que, en realidad, tiene el mismo valor que la otra.

Vamos a hablar de Undertaker y AJ Styles. El match entre ellos gustó mucho, fue realmente genuino, y pasará a la historia. Me parece maravilloso que Undertaker, a estas alturas de su carrera, todavía haya podido participar en un momento como este, y que haya podido agrandar su leyenda una vez más. Porque, más allá de los grandes combates, que también son importantes, lo que más resuena en el subconsciente colectivo son los grandes momentos, las grandes historias, y Undertaker tiene, sin duda alguna, más momentos de este tipo que nadie, desde sus primeras rivalidades frente a Ultimate Warrior y Hulk Hogan, a los que introducía en una bolsa de cadáveres, hasta este match en un cementerio frente a AJ Styles, pasando por decenas de cosas increíbles, como la Hell in a Cell frente a Michaels; la jaula frente a Mankind en la que lo lanzó desde la parte superior en dos ocasiones; el momento en el que ahorcó a Big Bossman; el primer Casket Match frente a Yokozuna, en el que resucitó después de ser asesinado por muchos hombres; el primer Buried Alive Match, en el que fue enterrado vivo y acabó sacando la mano al final del show; su serie de combates frente a Shawn en WrestleMania; su serie de combates frente a Triple H en WrestleMania; sus rivalidades frente a Kane; el American Badass; sus rivalidades frente a Batista y Edge; el Streak en WrestleMania; y tantas cosas... Vaya carrera.

Pero, en los últimos años, se ha puesto en duda su capacidad, y eso le obsesiona. Es un hombre de vieja escuela, de los que todavía quieren dar buenos combates, y se esforzó mucho durante toda su vida por eliminar sus carencias, y mejorar en todos los aspectos de un luchador. Por eso, no quería retirarse con el mal sabor de boca que dejaron algunos de sus últimos combates.

A riesgo de no volver a luchar, se sometió a operaciones muy importantes. Volvió, físicamente, mejor que en mucho tiempo, pero, pronto, se topó en el ring con un Goldberg conmocionado que le dejó en ridículo. En cierta medida, pudo librarse de ese estigma, al tener un buen Tag Team Match en Extreme Rules 2019, pero, desde entonces, no hemos podido verle luchar, más allá del ChokeSlam que le aplicó a AJ en Super Showdown.

Se hablaba de que, este año, al fin, podríamos ver un Taker vs Sting, pero parece ser que el Deadman no quiso volver a exponerse a la posibilidad de hacer el ridículo. Quería tener un buen combate, y para eso, Kurt Angle le recomendó a AJ Styles.

El Deadman respeta a Angle. De hecho, siempre quiso enfrentarse al Campeón Olímpico en WrestleMania. Estuvo a punto de hacerlo en 2006, pero cambiaron los planes, pasando la lucha entre ellos a No Way Out. El resultado fue una de las mejores batallas en la carrera de ambos. Ahora, Angle le ha recomendado al fenómeno un match frente al fenomenal, para, así, volver a la senda del buena hacer.

Undertaker no tendrá, al menos por ahora, la posibilidad de tener un combate en tales circunstancias. No podrá dar una lucha normal, en la que probar, fuera de toda duda, que está en buena forma. Pero ha tenido este interesante combate, en el que, más allá de la parte física, que es más fácil de esconder, puede demostrar que es un enorme contador de historias. Quizás, WWE debería aprovechar la coyuntura, para realizar, ahora sí, su rivalidad frente a Sting, dentro de este formato. Podría ser genial, aunque ambos luchadores, por su edad, están ya casi en grupo de riesgo, así que no es muy conveniente hacerlos salir de sus mansiones.

La rivalidad entre AJ y Taker no ha estado mal, y ha dado pie al retorno del American Bad Ass. Styles la ha centrado mucho en la transformación del Enterrador en los últimos años, en el abandono de su personaje, para comportarse como una persona normal, poner selfies en Instagram, etc. De esto, AJ Styles culpa a la mujer del Taker, la luchadora Michelle McCool.

Me gusta esta historia, porque estoy de acuerdo con lo que dice Styles. Y si ha sido promovida en WWE, es porque, seguramente, hay gente en la empresa que comparte esa opinión. En los últimos años, ese gran trabajo que había hecho Undertaker durante toda su vida, de mantenerse siempre en el Kayfabe, de no salir de ahí, ha sido tirado por tierra, principalmente, por las necesidades de su mujer de llamar la atención, de tener redes sociales como todas las figuras públicas, y compartir soplapolleces para tener muchos fans. Encima, ha metido al Taker en eso, un tipo que tiene 20 años más que ella, que ahora incluso twittea fuera del kayfabe. 

Taker realizó una promo realmente buena, en el programa de RAW previo a WrestleMania. Edge dice que su promo no fue guionizada, que dijo lo que quiso, y es probable que Undertaker hiciera lo mismo. A ambos se les vio muy naturales. 

Mientras que Styles defiende que el Enterrador no es lo que fue, que está mayor, que ha perdido toda la grandeza de su personaje mágico, para caer en esa banalización gracias a su mujer, Taker dice que Styles es un cobarde, que pudo estar en WWE mucho antes, pero esperó. Esperó a que se fueran todos los grandes: Austin, The Rock etc, porque les temía. Pero Undertaker todavía está aquí, y va a hacer pagar a Styles haber faltado al respeto a su mujer.

Se dice que las palabras de Undertaker pudieron ser un poco hirientes para el backstage, dado que, a su manera, menospreció a las estrellas actuales, en favor de las leyendas de otros tiempos, algo que, por otro lado, hace WWE a todas horas. La promo fue natural, estuvo bien, y, además, forma parte de ese regreso del American Bad Ass, que se confirma con la llegada en moto del Undertaker al cementerio donde tiene lugar su batalla frente a AJ Styles.

Como digo, esto es una película, más que un combate de wrestling, pero las acciones, la mayor parte del tiempo, pueden considerarse lucha. No tengo claro que haya cortes entre escena y escena, y los efectos especiales que se producen, son muy físicos, son parecidos a los que tienen lugar en las arenas en directo, cuando Undertaker o Kane, hacen "su magia". Aún así, es más que probable que haya elementos introducidos más allá del mérito de los luchadores.

Llega un coche fúnebre al lugar. Se saca un féretro, con la marcha funebre del Undertaker de fondo, y de él, sale AJ, riendo, burlesco. De fondo, escucha la Harley del de su rival. La producción enfoca a la carretera, con un plano alto, y vemos a la leyenda llegar en su moto.

Como decía, este combate sigue la línea de narrativa de ficción en la lucha, que marcaron previamente Lucha Underground, o Matt Hardy, tanto en TNA como en su rivalidad con Bray Wyatt en WWE. Pero el nivel de esto es muy superior, todo es muy profesional, de mucho nivel. Está muy bien hecho, y la aportación de los luchadores, en los diálogos que se entablan, sin guión alguno, aporta mucho a la historia.

Los luchadores brawlean por los escenarios, y sobre los coches. Taker pega un golpe, que es esquivado por su oponente, lo que provoca que reviente la ventanilla de un coche, hiriéndose en el brazo. También Styles sale mal parado, pues parece que se rompe un dedo al golpear a su rival.

Esto es un Boneyard Match, pero para ganar, la cosa funciona de la misma manera que en un Buried Alive Match. Creo que el cambio de nombre responde a la situación sensible por el número de muertos que hay como resultado de la pandemia del COVID-19. Junto a la zanja cavada para el correspondiente cadáver, hay una excavadora, para lanzar la arena. El Enterrador lanza a Styles al agujero, pero no puede echarle la arena encima, porque llegan los lacayos de The Original Club.

Luke Gallows y Karl Anderson juegan su importante papel aquí también. Su entrada ocurre con un cambio musical muy interesante. Como digo, la producción es notable. Se enciende una luz en un establo, y de él sale un montón de hombres encapuchados, para enfrentarse a Undertaker. No son muy fuertes, pero resultan una buena distracción para que el tag team de calvos ataque al veterano gigante. Ahora es Styles el que llega por la espalda, para romperle un ladrillo en la cabeza al Taker.

Tanto la gesticulación como las palabras que sueltan ambos son muy buenas. Styles le pregunta a Taker por Michelle, le llama viejo y le dice que no se levante, mientras que este le llama "hijo", e "hijo de perra", y le recuerda que está luchando con un viejo acabado, irónicamente.

Styles se burla de su oponente, de su edad, de lo que ha sido de él. Debe hacerle un favor al mundo, dice, y desaparecer, puesto que ya no es lo que era, todo el poder del antiguo Enterrador ha desaparecido. Le pega con una pala, y cae al agujero.

AJ arranca la excavadora, para lanzar la arena, pero, a su espalda, aparece una luz, y de ella, sale el Enterrador. Esto es interesantísimo, y se refuerza cuando Undertaker invoca, momentos después, unas llamas. Parte de esta historia es que Undertaker ha perdido su magia, que sólo es un hombre viejo, que pone fotitos y tonterías en Instagram, por culpa de su mujer. Pero, con estas acciones, Undertaker demuestra que sigue siendo un ser mágico.

En el tejado del establo, Undertaker lucha contra The Original Club. Lanza a Gallows por los aires, y aplica Tombstone Piledriver sobre Anderson. Se enfrenta a AJ, y lo lanza con un ChokeSlam hacia abajo, a unos 3 metros de altura.

Undertaker sigue hablando. Le pide a AJ que vuelva a nombrar a su mujer. Le pregunta si recuerda su nombre. Le recuerda que ha puesto en duda su legado. Lo coge en brazos, lo trata con condescendencia. Mientras AJ pide perdón, él le pregunta qué es lo que siente. Le dice que sea un hombre, le mesa el cabello, y le da un abrazo. Le da la espalda y finge irse, pero vuelve, le pega un Big Boot, lanzándolo al hoyo. Se sube a la excavadora, y lanza la arena. Tan solo una mano sobresale del montón, que recuerda a la del propio Taker en el Buried Alive Match que disputó en su día frente a Mankind.

Undertaker descubre la lápida, en la que está escrito el nombre de su derrotado rival. Se sube a su moto, y mientras suena su música y salen llamas del establo, se va.

Grandísimo combate. No sé si es un combate de wrestling, aunque me consta que la mayor parte de las acciones son legítimas, y están hechas bajo las reglas del wrestling, si bien en un decorado muy preparado, y con una producción audiovisual muy importante. Creo, eso sí, que tiene menos cosas ilegítimas que las luchas de Matt Hardy en el Broken Universe, que parece que volverá próximamente en AEW.

No puedo poner nota al match, por ese nivel de posproducción, pero puedo decir que, si se la pusiera, seguramente le daría unas ****1/2. Por todo lo mencionado, por el storytelling, y por la psicología mostrada por los luchadores, hablando y reforzando la historia con sus diálogos, me parece un producto maravilloso.

Puntuación: -

jueves, 5 de marzo de 2020

Batista vs Rey Mysterio vs CM Punk vs Undertaker, WWE Bragging Rights 2009




Empezamos, hoy, el especial sobre los inducidos al Salón de la Fama de WWE en 2020. Este año, a diferencia de lo que ocurre normalmente, los primeros elegidos para la ocasión, han sido anunciados fuera de la empresa. Desde diciembre de 2019, coincidiendo, casualmente, con el fin del especial que hicimos sobre el Salón de la Fama de 2019, en varios medios se informó de la inducción del actor Dave Batista, y del legendario stable NWO.

Vamos a empezar hablando sobre El Animal, Batista. Hace menos de un año, en WrestleMania 35, pudimos ver su retiro, su deseada lucha final frente a Triple H. Entonces, hablamos sobre su rivalidad, su carrera como actor, y sus idas y venidas de WWE. Después de eso, dedicamos dos o tres artículos más, dado su retiro.

No ha pasado mucho tiempo, y por su exaltación al Salón de la Fama, tenemos que volver a hablar de él. No vamos a volver a repasar su carrera, el lector puede acceder con facilidad a esos artículos si así lo desea. Elegimos dos luchas suyas, para este especial, que no están entre lo mejor de su carrera, porque casi todo lo destacable ya está colgado, pero que son interesantes. Ambas se corresponden con el final de su primera etapa como luchador.

Después de ese inicio como miembro de Evolution, Batista se convirtió en Babyface. Fue uno de los superhéroes de la empresa, durante muchos años. Si bien se decía que no tenía reacciones tan buenas como las que conseguía John Cena, comparadas con las que tienen hoy en día las estrellas de la empresa, eran la leche. 

Pero él siempre quiso ser heel. Es como a él le gusta luchar, cree que así rinde mucho mejor, y la mayoría de la gente está de acuerdo con eso. Así, unos meses antes de dejar la empresa, entre finales de 2009 y mediados de 2010, se pasó al lado oscuro, protagonizando rivalidades muy interesantes con Rey Mysterio, y, finalmente, con John Cena.

De hecho, cuando en 2014 volvió a la empresa, esta intentó usarlo, una vez más, como héroe, y no funcionó. Entonces, tuvo que volver a comportarse como un cabrón para conseguir que ese paso por WWE no fuera un fracaso, y, una vez más, en 2019, en su rivalidad con Triple H, pudo llevar a cabo la historia en sus propios términos, empezando por atacar al anciano Ric Flair.

Por tanto, después de unos años como héroe, Batista pudo protagonizar un turn heel. Lo hizo tras una lucha de 4 esquinas, por el World Heavyweight Championship, en manos de Undertaker. Además de estos dos luchadores, participaban en aquel combate CM Punk, líder de la Straight Edge Society, y Rey Mysterio, quién en el pasado había tenido storylines en las que había hecho de gran amigo de Batista, siendo ambos grandes estrellas históricas de Smackdown.

Taker había hecho su habitual regreso otoñal, y había vencido a Punk, quitándole el World Heavyweight Championship. Yo tenía mucho interés en esa rivalidad, pero WWE no se tomó muy en serio a Punk como rival de Undertaker, así que, aunque las luchas que tuvieron fueron buenas, no tuvieron el carácter que debería haber tenido un combate titular. Por suerte, años después, en WrestleMania, pudieron tener un enfrentamiento a la altura de las expectativas.

A la rivalidad titular, se unen aquí Batista y Mysterio, que habían vuelto a hacer equipo años después, perdiendo la oportunidad de ganar los Unified Tag Team Championships antes Jeri-Show. Además, Mysterio había vencido a Batista en un Single Match. La amistad se había mantenido muy bien durante los años, mientras Rey era el Underdog, y Batista era su protector, pero, ahora, se atrevía a ponerse a su altura. Batista se estaba volviendo loco.

No es habitual que WWE propusiera un Falta Four Way como lucha principal de Smackdown, sobre todo, con hombres de este tamaño. Pero era la excusa perfecta para trabajar la storyline de Rey y Batista. La verdad es que el combate resulta muy entretenido, y los cuatro luchadores tienen sus buenos momentos, y sus opciones de ganar. Para ser una lucha de peso completo, hay mucha velocidad, y muchas concatenaciones de movimientos, con una ejecución impecable, que bien podría ser de luchadores de peso crucero.

Los choques entre Batista y Taker nos recuerdan a los muchos enfrentamientos que tuvieron en su carrera. El Animal y Mysterio, que parten como buenos amigos, comienzan a tener roces. Batista proyecta a Rey contra las cuerdas, para que este aplique 619 sobre Taker, mientras que es el Power House el que remata con un Spine Buster. No consigue la victoria.

En un momento dado, Batista queda solo con Undertaker en el ring, y consigue aplicarle la Batista Bomb. Cuando se dispone a hacer el conteo, Rey Mysterio se mete, e intenta ganar él. Finalmente, Undertaker se lleva la victoria, al aplicar Tombstone sobre nuestro protagonista de hoy, aprovechando que este está despistado, librándose, primero de Punk, y después de Rey.

Tras la lucha, Batista reacciona violentamente contra Rey Mysterio. Le recrimina que le ha costado el campeonato, y le pega una buena paliza. Este es su turn heel definitivo, tras el cual, entablaría una rivalidad con Mysterio, y acabaría su carrera regular en WWE con un feudo frente a John Cena, que comentaremos en el próximo post.

Puntuación: ***1/4

sábado, 29 de febrero de 2020

Bobby Lashley vs R-Truth vs Andrade vs Erick Rowan vs AJ Styles vs The Undertaker, WWE Super Showdown 2020




Volvemos a Arabia Saudita, país en el que actualmente se celebran un montón de eventos deportivos de carácter internacional, y entre ellos, dos shows de WWE anuales. En 2020, se adelanta la llegada de las superestrellas de la empresa a medio oriente, probablemente para evitar el extremo calor sufrido en años anteriores, en los eventos de primavera o verano.

Esto implica que este show tiene lugar en plena campaña del road to WrestleMania. Así, y tal como comentaba en el review de Royal Rumble, WWE enlaza tres shows muy importantes y muy lucrativos, en poco tiempo, lo que le permite utilizar a leyendas de una forma muy provechosa, y armar sus rivalidades a través de los PPVs.

Si en WrestleMania 35 la empresa renunció a usar a gente como Undertaker, Cena o Godlberg, y se centró en cosas bastante interesantes pero más relativas a las estrellas del día a día, como La rivalidad entre Kofi Kingston y Daniel Bryan, o el primer main event femenino de la historia, parece ser que este año no va a pasar lo mismo. La temporada de WrestleMania es la temporada alta de WWE, y las audiencias tienen que subir, aunque sea durante un par de meses. Además, ahora tienen que subir la de los dos programas, Raw y Smackdown, mientras que en épocas pasadas, los esfuerzos se centraban en el show rojo. De esta manera, es casi segura ya la presencia en WrestleMania 36 de Goldberg, Lesnar, Undertaker, Cena y Edge, quienes, además, no se enfrentarán entre sí, sino que lo harán contra las estrellas del roster actual, lo que es bueno tanto para leyendas, que podrán tener combates más dignos, como para estrellas, que reforzarán su imagen gracias a participar en historias de importancia.

Así, en Super Showdown, tenemos la presencia de Undertaker, Goldberg y Lesnar, como plato previo a WrestleMania. Pero, finalmente, los tres se dedican a ganar combates a través de poco más que squashes, lo que ha enfadado mucho a los fans, como siempre, obsesionados con la idea de que los jóvenes deben ganar. Lo cierto es que el bookeo en este sentido ha sido excesivo. Dan ganas de matar a Vince.

En cualquier caso, lo ocurrido en Super Showdown dará pie a interesantes rivalidades de cara a WrestleMania, y a segmentos televisivos muy remarcables, con todas estas figuras involucradas. Yo no me estresaría mucho por la calidad de los eventos de Super Showdown, ni por los cambios titulares. Habrá gente que odie el hecho de que Goldberg sea el nuevo campeón, pero, en estas fechas, lo único que importa es cuadrar una cartelera para WrestleMania, y, con las cosas que han pasado en Arabia, está cuadrada, y es interesante.

La velada comienza con un Guantlet Match por un trofeo especial de estos que WWE se inventa para los eventos de Arabia. Es el Tuwaiq Trophy, y los participantes, seleccionados casi aleatoriamente, son Bobby Lashley, R-Truth, Andrade, que vuelve tras sanción, Erick Rowan, AJ Styles y Rey Mysterio, que sustituye a Rusev.

Es un tipo de producto raro, que no tiene mucho que ver con lo que hace WWE normalmente, nunca interesada en torneos ni trofeos. Pero esto es Arabia, y es un universo paralelo, hasta el punto de que R-Truth juega un papel muy protagónico, al que no está acostumbrado.

Porque los únicos faces presentes son él y Rey Mysterio, que, como ya veremos, ni siquiera llega a luchar. Por tanto, la historia aquí es que Truth gana sus enfrentamientos gracias a la suerte. Se enfrenta a Lashley, y sale triunfante, a pesar de la diferencia de fuerza, después esquivar un Spear, provocando la colisión del Superman Moreno con el poste, para después llevárselo con un Rollup. 

Después de eso, Lashley le pega una buena paliza a R-Truth, para que llegue Andrade. El mexicano, Campeón USA, vuelve tras una sanción de 30 días por incumplir la política de bienestar de WWE. Durante los minutos en los que se enfrenta a Killings, se dedica a atacarle el brazo con bastante maldad. Hace un buen trabajo, pero, cuando pega su típico codazo de espaldas, similar al finisher de Chris Jericho, se lleva él otro golpe en el choque, y cae KO. Truth le cae encima, y la cuenta llega a tres.

Después de eso, llega Rowan, para continuar con la paliza sobre el pobre excampeón 24/7, habitual personaje cómico, que nunca ha sido un gran wrestler, y que no tiene la capacidad de Mysterio de convertir esto en una gran lucha de Underdog, pero que quizás encaja mejor con esos finales cómicos. Truth sigue recibiendo, ya manco por los ataques de Andrade, y es lanzado contra las escaleras metálicas. Eso provoca que la extraña jaula que siempre lleva Rowan se caiga al suelo, lo que enfada gigante. Rowan acaba eliminado, por usar las escaleras metálicas contra su adversario, así que Truth pasa a la siguiente ronda, destrozado.

Ahora llega AJ Styles, que recibe una gran ovación por parte del público. La gente le adora, pero él se encarga, con talento, de demostrar lo malo que es. Sigue atacando el brazo del herido rival, y se burla de sus bailes, imitándolos. Lo derrota sin problemas, y espera, entre risas, a su próximo oponente, que debe ser Rey Mysterio. Pero no aparece, y él sabe por qué.

El resto de los miembros de The OC, Gallows y Anderson, han atacado a Mysterio en backstage, impidiendo su salida. Mientras eso se ve en la pantalla, AJ ríe, maliciosamente. No obstante, la pantalla vuelve a mostrar imágenes, y en esta ocasión, son Gallows y Anderson los que están en el suelo. La gente se vuelve loca cuando ve las botas del Undertaker pasar junto a ellos.

Taker llega al ring, con su habitual y mítica performance. Ni siquiera se quita el sombrero. AJ le insulta, y le toca con el dedito en el pecho, a lo que Taker responde con un ChokeSlam, que le da la victoria, y el trofeo. La salida de Taker del lugar es asimismo legendaria.

Este es un producto raro. El papel de Truth es inesperado, pero no está mal. El de Taker es especialmente raro. Ni siquiera se quita la ropa, ni siquiera aplica un Tombstone; directamente, gana con ChokeSlam. Además, al hacerlo con el sombrero, la ejecución no es tan buena como debería. No sé si esto se ha hecho así por pereza, por inseguridades del Enterrador en esta etapa de su preparación de cara a WrestleMania, o porque se quería reforzar el valor del ChokeSlam, ya que fue la técnica con la que se derrotó al poderoso Goldberg. El caso es que esto se podría haber hecho un poco mejor, para dar más valor a AJ en su rivalidad con Taker, pero está bien.

Con respecto a esto, hay que decir que fue el propio Undertaker el que eligió a Styles como su próximo rival. Parece ser que el veterano está obsesionado con tener luchas de gran nivel, y por eso, él mismo se habría mostrado contrario a luchar con otro señor mayor como Sting en WrestleMania. Es interesante, volver a verle en un contexto que pueda llevarlo a tener combates buenos de verdad. Esperemos que así sea.

Puntuación: ***

domingo, 21 de julio de 2019

The Undertaker y Roman Reigns vs Shane McMahon y Drew McIntyre, WWE Extreme Rules 2019



Parece que la posición en la dirección creativa de Paul Heyman comienza a notarse en los programas de WWE, y, sobre todo, en Monday Night Raw. No hay grandes revoluciones; tan solo, trabajar las historias de una forma consecuente, aprovechando el inmenso talento existente. Es lo único que hace falta para ver una cartelera y notar que no es como antes; que hay luchas y combinaciones muy interesantes.

Styles vs Ricochet, Black vs Cesaro, Balor vs Nakamura... todo suena bien para cualquier amante del wrestling. Y, dentro del estilo WWE, Lashley y Strowman se ponen en modo monstruo para luchar en la manera en que sus personajes demandan. Además, tenemos a Taker.

Undertaker se enfrentó, hace unos meses, a Goldberg, en Arabia Saudí, y la cosa no salió bien. El exWCW se partió la cabeza, provocando, con ello, algunos errores durante el match.

La gente en Internet empezó a gritar que los dos luchadores están viejos, que deberían retirarse. Porque es gente mediocre, y si algo les sale mal, huyen con el rabo entre las piernas. Y piensan que grandes leyendas, hombres de éxito, como Undertaker y Goldberg, van a hacer lo mismo.

Yo opiné en ese momento, que deberían hacer justo lo contrario: luchar lo antes posible, y resarcirse, de tal manera que esa sensación no perdure. Eso ha hecho Undertaker, y eso piensa hacer Goldberg, según sus propias palabras.

Undertaker está en muy buena forma. Adelgazó bastante, se operó de sus dolencias, y descansó. Se le ve un poco más joven, y se ha puesto una camiseta que hace lucir mejor sus músculos. Su trabajo en Extreme Rules es bastante bueno, haciendo pareja con Roman Reigns para enfrentarse a Shane McMahon y Drew McIntyre.

Porque Roman estaba siendo atacado por ambos en un programa de Raw. Para sorpresa de todo el mundo, ya que absolutamente nadie esperaba su aparición, las luces se apagaron, y El Enterrador hizo acto de presencia. Cortó el Coast to Coast con el que Shane pretendía atacar al Big Dog, y se libró de ambos adversarios. Taker siempre tuvo un cariño especial por el hijo de Vince, pero ahora ve que ha sido devorado por el ego, y viene a destruir su alma.

Es importante, por cierto, detenerse a hablar sobre el caso Shane McMahon.

Shane volvió a WWE hace unos años, para ser un babyface muy querido. Siempre lograba muy buenas reacciones. Pero, en Crown Jewell, de una forma un poco rara, ganó el torneo Best in the World. Tras eso, y mediante una gran historia con The Miz, se pasó al bando rudo, consiguiendo reacciones realmente negativas.

Shane no es un gran luchador, pero está consiguiendo que todos sus combates importantes sean realmente buenos, porque es un muy buen contador de historias. Y, ahora, se encuentra en un estado realmente interesante, en ese sentido.

Porque es un rudo muy rudo. Y la gente le quiere fuera, por esa rudeza. Pero, no sólo los seguidores más generales, que le odian por su personaje heel, sino también los fans del wrestling, que piensan que le está quitando tiempo en pantalla a luchadores de verdad.

Por supuesto, merece ese tiempo más que luchadores de mucho más talento que él, porque está provocando reacciones mucho mayores que la mayoría de ellos. Y, en el wrestling, como en todo, lo más importante es conseguir que, lo que ocurre, le importe a la gente, que no sea un espectáculo atlético aleatorio entre hombres olvidables.

Pero aquí coinciden el odio provocado por el Kayfabe, con el odio provocado por la realidad, por el hecho de que Shane tenga más tiempo en pantalla que nadie. Así que WWE hizo algo bueno que hace a veces: fusionar ambas cosas. Mediante una presunta pipebomb de Kevin Owens, a quién quieren vender como un nuevo Stone Cold, se señaló que Shane le quitaba tiempo en televisión a luchadores que lo merecían mucho más que él. 

De pronto, los fans del wrestling se sintieron identificados con la promo de Kevin, la entendieron como una crítica que él hacía a WWE, como una defensa de los pobres. Pero, por supuesto, era una promo ideada por WWE, que metió a los fans enfadados por lo que no era kayfabe, en el kayfabe. Y ni siquiera se dieron cuenta. No es que WWE no conozca la opinión de los fans, es que lleva toda la vida utilizando las cosas que gustan y las cosas que no gustan, en su favor, porque, tanto unas como otras, atraen audiencia. Lo que no genera nada es la indiferencia.

Se ha dicho que poner a McIntyre junto a Shane es una forma de restarle importancia, de convertirlo en su perro. Pero lo que está haciendo es heredar el odio que provoca el otro, como en los tiempos de los buenos mánagers. Por eso, Drew está creciendo mucho. Ahora es alguien.

Así llegamos a esta lucha en Extreme Rules, que es colocada en el opener del evento, por algún motivo. Supongo que quisieron separarlo bien del colofón del show, en el que Brock Lesnar cobra su Maletín de Money in the Bank, para volver a ser Campeón Universal. Espero que, esta vez, no tenga el título secuestrado mucho tiempo.

En este opening, se podría pensar que Taker está en un Tag Team Match para estar protegido y que no se noten sus carencias, pero no es así. Está muy activo, recibe todo tipo de golpes, y aplica su arsenal habitual. Roman comienza atacando, y aplica un par de estiramientos al brazo de Shane, para dar el relevo al Enterrador, que siempre comienza con ese tipo de movimientos a la extremidad superior. La gente explota cuando ve a Taker en acción, y este, por supuesto, ataca el brazo de Shane, acabando con un Old School. Tras eso, se enfrenta a Drew, y lo lleva a uno de sus sitios favoritos: el borde del ring. Allí, aplica su legendario Leg Drop.

La lucha es un No Holds Barred, aunque no lo parezca, porque esto es Extreme Rules. Recordemos que, en sus orígenes, este PPV era para luchas extremas, y luego pasó a ser, simplemente, un PPV en el que todas las luchas tenían una estipulación especial. En ese sentido, debería llamarse Rules, en lugar de Extreme Rules. Desde hace un tiempo, ya tan sólo unas pocas luchas de la cartelera tiene reglas que no sean habituales, así que es un evento bastante parecido a los demás en ese sentido.

En la primera parte de la contienda, esto parece un Tag Team Match normal. Roman es dominado durante unos pocos minutos por el trabajo de los dos rudos, mientras Undertaker se mueve de un lado a otro en su esquina, como un tigre nervioso.

El Enterrador consigue el Hot Tag, y barre la casa. Prepara la mesa de comentaristas para un Last Ride, pero aparece Elias, aquel que fue humillado por Taker en el Raw posterior a WrestleMania, y le parte la guitarra de cartón en la espalda. Esto se convierte en un 3 vs 2, así que la cosa se complica para los dos héroes. Elias y Drew colocan a Taker en la mesa, para que el también veterano Shane vuele desde la esquina, con su Flying Elbow. Muy buen ataque.

Los palmeros de Shane le colocan al anciano Taker en la esquina, con su respectivo cubo de basura, para que el Best in the World aplique el Coast to Coast. 

Roman sigue siendo anulado por Drew y Elias, así que, en gran medida, este combate se lo hace solo Undertaker, que es lo último que uno esperaría. A pesar de los ataques recibidos, resucita como en sus mejores tiempos, aplica ChokeSlam sobre Elias y Shane, y aprovecha un Spear salvador de Roman sobre McIntyre, para rematar a McMahon con el Tombstone.

Un muy entretenido combate, brawl con storytelling al más puro estilo WWE, con un Taker que venía aquí a demostrar que no está acabado, y lo hace con creces. Tras su dieta, su cardio, principal problema en años anteriores, parece haber mejorado enormemente.

Puntuación: ***1/2

jueves, 13 de junio de 2019

Goldberg vs The Undertaker, WWE Super ShowDown



Hemos vivido un nuevo momento histórico en esto de la lucha libre, pero quizás no un momento especialmente destacable. Goldberg y Undertaker se enfrentaron en el evento Super ShowDown, que tuvo lugar en Yeda, Arabia Saudí. Y no salió  muy bien la cosa.

Como todo el mundo sabe, desde 2018, y durante 10 años, WWE celebrará un par de shows anuales en el reino saudí, a cambio de cientos de millones.

Esto siempre ha sido algo polémico, dado que el país anfitrión es, políticamente, una dictadura bastante sanguinaria. El último evento que se celebró en otoño de 2018, Crown Jewel, estuvo rodeado de protestas, dado que coincidió en el tiempo con el asesinato de un periodista por parte del régimen saudí. En julio de 2019, WWE vuelve allí, en un momento mucho más tranquilo con respecto a las miradas sobre ese país.

Yo siempre he dicho que no me parece mal que WWE lleve a cabo shows en Arabia, o donde sea, porque un espectáculo de divertimento como el wrestling no tiene nada que ver con la política. A no ser que se lleve a cabo con una motivación política, y el régimen en cuestión quiera aprovechar la celebración para dar una imagen de si mismo que no se asemeja a la realidad.

En esta ocasión, WWE sí que ha mencionado a Yeda en sus programas de televisión. Las ganas de aparentar avances sociales de los jeques árabes se han juntado con las ganas de llevar la libertad a oriente de un buen americano como Vince McMahon. Así, hemos sabido que, hasta el último momento, la empresa intentó realizar un combate entre mujeres, pero, al final, no recibieron el visto bueno. Natalya y Alexa Bliss eran las dos féminas elegidas para que todos esos hombres millonarios y asquerosos, de una parte y otra, pudieran presumir de avances sociales que no son tales, puesto que el hecho de que lo realicen mujeres de WWE, no va a impedir que, si una mujer árabe intenta hacer lo mismo, su marido la mate a palos.

Pero, una cosa sí que cambió: en lugar de tener unas primeras filas llenas de jeques sentados en asientos muy cómodos, y demostrando que son seres superiores al ganado que está en las gradas, en esta ocasión, estas primeras filas estaban ocupadas por fans. Y, además, fans muy occidentalizados.

Cuando hablé de Double or Nothing, comenté que había aficionados tan emocionados en las gradas, que parecían pagados por la empresa. Aquí pasa lo mismo, hay muchas personas que parecen llegadas de Connecticut, y parecen puestos a proposito. Supongo que, en ninguno de los dos casos es así, pero no sería la primera vez que esto pasa en el wrestling, industria muy deudora de la televisión, un medio en el que se usa público de pago desde hace décadas.

La cartelera del evento no es especialmente llamativa, pero tiene varios highlights que no están mal. El intento de cobro del Money in the Bank de Brock Lesnar quedó bien, y está ofreciendo un momento interesante en todos los programas, aunque, como el reinado de R-Truth como Campeón 24/7, es un recurso que se está gastando. La lucha entre Randy Orton y Triple H es buena asimismo, y tenemos una Battle Royal de 50 hombres ganada por el chico local que tiene la empresa en el Performance Center, Mansoor, al que se firmó para este tipo de eventos, obviamente. La reacción del público a su victoria fue muy buena, aunque una batalla real como esa nunca es divertida.

El main event de la velada es una lucha de leyendas. Undertaker se enfrenta a Goldberg, en un combate que no acababa de sonar bien, a pesar del nombre de ambos. Vamos a hablar de ello.

A mí, la rivalidad entre Brothers of Destruction y DX del año 2018, me gustó, aunque creo que estoy solo en eso. En sus combates hay algún que otro error, pero persiste, en ambos, una clara intencionalidad de contar una historia. Y creo que las limitaciones físicas son menos importantes en un combate de wrestling que la intención de contar una historia. Si eres muy viejo, simplemente, esas limitaciones se deben introducir en la historia que se cuenta, de igual manera que si eres acondroplásico, como un luchador mini, o si te faltan las piernas. Eso no es un gran problema.

El problema entre Goldberg y Undertaker va más allá de la edad. Si estos dos tipos se hubieran enfrentado en el año 2000, cuando eran dos grandes estrellas, la lucha hubiera sido mala. Goldberg no era un buen luchador, y Taker estaba empezando a dar grandes combates, pero no era un tipo que le sacara cosas buenas a malos rivales. Además, en ese momento, no eran leyendas, así que no tenían una gran historia que contar, más allá de poner algún título en juego, y cosas así.

Taker consiguió un Streak histórico en WrestleMania, y Goldberg consiguió un gran Streak de victorias en el inicio de su carrera. Por tanto, los personajes de ambos tienen algo en común: son difíciles de vencer. WWE, en horas bajas en cuanto a ratings, podría haber aprovechado esto para generar un par de promos buenas, pero estos luchadores, como Triple H y Orton, no aparecieron en programación hasta la misma semana del evento. Es una empresa muy perezosa.

Pero tenemos que hablar del resultado de la lucha. Esta tuvo algunos botches, que han provocado muchas críticas en Internet. Mucha gente ha opinado que los dos luchadores deberían retirarse. ¿Tan mal estuvo?

Sin duda, hay cosas en esa lucha que no deberían formar parte de un show profesional, y desde luego, no del main event de un gran PPV. Es cierto que los eventos en Arabia son, casi, Live Shows, pero cosas así no deberían ocurrir, en un contexto de ese nivel.

No obstante, no creo que la edad de estos luchadores tenga relación con ello, ni, por supuesto, que tengan que retirarse. Al contrario, los dos están en un estado de forma muy bueno. Undertaker ha adelgazado mucho, y se le ve mejor que nunca. Desde luego, si tuvieran que retirarse, no deberían hacerlo de esta manera. Lo mejor es que vuelvan a luchar lo antes posible, y que lo hagan con workers que les hagan sentir seguros y sacar lo mejor de ellos. Gente como Bryan o Styles.

Se ha criticado mucho esta lucha, pero estaba condenada desde antes de empezar. Cuando vemos a Goldberg salir a escena, rodeado de seguridad, vemos que tiene una herida en la cabeza. Sale al ring con la cabeza medio partida, y se la acaba de partir durante el combate, al golpearse con el poste. Un hombre con 50 años debería saber controlarse, pero es como un Pokémon: se confude y se hiere a sí mismo.

Ya le pasó cuando volvió a WWE, para hacer una promo. Por suerte, esa noche no tenía que combatir. Para animarse, se pega un cabezazo con la puerta. Y no estamos en el año 99, han pasado dos décadas, y ahora sabemos que ese tipo de golpes te pueden costar la vida. El puntito de sangre que lleva en su frente recuerda al que tenía Katsuyori Shibata en su última lucha frente a Okada, la que acabó con su carrera.

Taker llega con una entrada muy impresionante, saliendo de debajo de tierra. La lucha comienza bien, con dos Spears seguidos de Goldberg, que no acaban con Taker. Para bien o para mal, ya sabemos que esto no será un squash. ¿Podrá mantener Bill una lucha normal?

Undertaker aplica bien sus golpes a los brazos, incluyendo el clásico Old School. Pero Goldberg busca otra lanza, y es ahí cuando Taker se aparta, y se come el poste. Pero se lo come de verdad. La herida que lleva en la frente se convierte en una masa de sangre. 

Goldberg tiene una conmoción, pero se empeña en seguir el combate. El Enterrador consigue aplicar ChokeSlam y un Tombstone muy duro, que le pega en toda la cabeza dañada con el suelo, pero la cuenta no llega a tres. Quizás debería haberlo hecho, porque Bill está cada vez peor. Aplica un nuevo Spear, y un Jackhammer mal implementado. No puede sostener a Taker, y lo lanza como si fuera un Brainbuster. Para haberlo matado.

Hay muchas quejas sobre la fuerza de esos Tombstone y Jackhammer. Si fueran golpes de Kawada y Kobashi, diríamos que son unos cabrones, y que se van a matar. Pero, si son Taker y Goldberg, nos reímos de ellos, por viejos. Es obvio que no han salido bien, pero hay que recordar que esto pretende ser un combate, y en lugar de romper la cuarta pared, hay que valorar  los golpes dentro de la ficción.

Porque hubo gente que dijo que deberían retirarse, antes de salir heridos. No recuerdan que, en un combate, precisamente, lo que se debe buscar es herir al rival. Tenemos esa manía de analizar la lucha como si fuera un espectáculo para sorprender a los fans, y no es eso. Los luchadores deben partirse la crisma. Recuerdo, hace poco, leer el análisis de una lucha hardcore en SoloWrestling, y el redactor decía que los luchadores usaron "armas para amenizar la lucha". No son para amenizar nada, son para matarse. 

Pero, como sabemos más de la cuenta, sabemos que esos golpes no estaban planeados así, y que Goldberg no está bien. Intentan acabar la lucha, con un reversal de Tombtone clásico, en el que Goldberg es el que pretende aplicar, y Taker le da la vuelta hacia atrás para realizarlo él. Pero Goldberg no puede hacerlo, y se le cae el Taker. Está fatal. Su rival lo agarra con un ChokeSlam, y se lleva la victoria.

El final queda muy mal. Es muy raro que una lucha así acabe con un ChokeSlam. También este ha sido muy criticado, diciendo que recuerda a los ChokeSlam que Undertaker aplicaba a Hulk Hogan, no muy vistosos. Pero es así porque Goldberg no puede ni saltar, así que el Deadman lo tiene que levantar solo. Que un par de golpes salieran demasiado fuertes, no es algo muy malo, pero este final, se carga la lucha.

Que no era mala, de por sí. Los tipos usan una buena intensidad, y la promo de Goldberg en el Smackdown anterior, había sido muy buena, porque no se la habían escrito. Hubiera quedado como un duelo de viejos locos, con finishers asesinos. Pero la cosa salió mal. Taker se queda en el ring, haciendo sus gestos habituales, con una cara de enfado obvia. Es un hombre obsesionado con la calidad de su trabajo, y se siente como una mierda. Goldberg, en ringside, se marea y se cae.

Insisto, no es la lucha adecuada para juzgar a nadie.

Puntuación: **

viernes, 5 de abril de 2019

The Undertaker vs Shawn Michaels, Hell in a Cell, WWF Badd Blood 1997




Es hora de hablar de los protagonistas principales de la edición de 2019 del Salón de la Fama de WWE. El puesto principal de la noche, lo ocuparán los miembros de D-Generation X, Triple H, Shawn Michaels, Chyna, Road Dogg, Billy Gunn y X-Pac.

Esta es una edición de WrestleMania, y del Salón de la Fama, que suenan muy apáticos. Da la sensación de que en WWE no había muchas ganas de inducir a nadie. O, al menos, no encontraron a nadie con nivel como para ser headliner. Así, tiraron de gente muy cercana, y de muchos grupos. Si hasta ahora sólo había un hombre dos veces Hall of Famer, que era Ric Flair, ahora habrá tres más, puesto que Shawn Michaels entra como parte de DX; Booker T entra como parte de Harlem Heat; y Bret Hart entra como parte de The Hart Foundation.

Hay que continuar con el especial del WWE Hall of Fame 2019, aunque hacer la parte del especial sobre un stable que ha tenido tantas versiones a lo largo del tiempo, y que tiene tantos miembros, es un poco complicado. Vamos a intentar ir contando su historia poco a poco, a medida que vamos revisando luchas.

Hace años que se viene hablando de una posible inducción de la NWO al Salón de la Fama. Los problemas de Hulk Hogan complicaron la cosa, pero, en cualquier caso, hubiera sido raro que fueran inducidos antes que los DX, que nacieron en tiempo en los que Hogan y compañía hacían de las suyas en WCW, y Vince tuvo que olvidar todo su moralismo y su idea de lo que debe ser el entretenimiento deportivo, para poder ganar la guerra de audiencias. D-Generation X se levantó como un grupo de rudos que desafiaban al poder, y que se burlaban y humillaban a todo el mundo.

DX nació para enfrentar a The Hart Foundation, el Stable en el que estaba el gran rival de Michaels, Bret Hart. Y es que, los dos, habían tenido una carrera paralela, viéndose las caras en la división tag primero, en el midcard después, y en los main events, finalmente. Habían tenido un Iron Man Match en el main event de WrestleMania, y se enfrentarían, para acabar, en el Montreal Screwjob.

De hecho, el nombre de la agrupación tiene relación con Bret, porque, él, siempre se refirió a Michaels como un degenerado, tanto en kayfabe, como fuera de escena. Porque, en realidad, DX es una forma de dar vida frente al público al grupito de abusones sinvergüenzas que eran The Kliq en el mundo real.

The Kliq es el grupo de amigos que formaban Triple H, Shawn Michaels, Kevin Nash, Scott Hall y X-Pac, que hicieron y deshicieron todo lo que quisieron tras bastidores. Cuando los tres últimos se fueron a WCW, los dos primeros mantuvieron la tradición, y la pusieron en escena. El nombre final de la agrupación haría referencia a esos comentarios de Hart, introduciendo el concepto de Generación X, el grupo de personas nacidas entre los 70 y los 80, famosas por su apatía y vagancia. O sea, lo mismo que se dice de todas las generaciones de gente joven durante la historia. Hoy, las víctimas somos los milennials.

El grupo original estaba compuesto por Shawn Michaels, que era el líder y que, básicamente, utilizaba al resto para conseguir sus metas individuales; Triple H, su novia, la poderosa Chyna, y Rick Rude, que volvía de WCW para presentarse como guardaespaldas de Shawn.

Rude, que ya no luchaba entonces, no ha sido inducido como parte del grupo, a pesar de ser iniciador del mismo. Pero sería raro que él fuera dos veces Hall of Famer de WWE, sin ser una gran leyenda de la compañía, después de su inducción en 2017.

En realidad, Michaels y Hunter nunca formaron un gran tag. En esos primeros meses de existencia del grupo, previos a la gran lesión de Shawn que le dejó fuera de acción durante años, tan sólo tuvieron un puñado de combates en parejas. De hecho, si no tenemos en cuenta House Shows, sólo tuvieron dos luchas en tag, en RAW, y ambas las perdieron por descalificación. Fue a partir de 2006, cuando volvieron a hacer equipo de verdad, en esa versión edulcorada de DX que llevaron a cabo después.

En estos meses, DX tuvo rivalidades con Mankind, con Undertaker, y con la Hart Foundation. Michaels y su grupo humillaron a Hart con sus burlas y promos, y protagonizaron el Montreal Screwjob, tras el cuál, Bret partió hacia WCW. Así acabó ese gran duelo, aunque los DX tuvieron, todavía, tiempo de burlarse, escenificando lo ocurrido en Montreal, con enanitos, y dándole una buena paliza a Jim Neidhart, tras engañarle, haciéndole creer que era parte del grupo.

Pero, en esta época, Michaels, junto a sus compinches, tuvo una de las grandes rivalidades de la historia de WWE, y fue frente a Undertaker. Juntos, los dos longevos wrestlers tendrían el primer Hell in a Cell Match, en Badd Blood 1997, al que el Wrestling Observer Newsletter le dio 5 estrellas, y que es un gran trozo de la historia. Tiempo después, en enero de 2018, tuvieron otra muy buena lucha, un Casket Match en Royal Rumble, en el que Shawn sufrió esa famosa lesión, de tal manera que en WrestleMania, en presencia de otro miembro temporal de DX, Mike Tyson, fue derrotado por Steve Austin, a quién pasó la antorcha del liderazgo de WWE.

De esta época, me he quedado con una lucha para revisar en este especial, que es el primer Hell in a Cell entre Shawn Michaels y Undertaker. Aprovecho, porque un amigo del blog me sugirió hacerlo, y estaba esperando la ocasión perfecta para hacerlo. Y la han pintado calva con esta inducción de DX. Vamos a ello.

Undertaker se enfrentó a Bret Hart en SummerSlam 1997, con Michaels como referee special. Cuando Shawn intentó atacar con una silla al canadiense, erró, y acabó pegándole al Enterrador, lo que inició la rivalidad entre ellos.

Durante las semanas previas al combate, hubo muchos sillazos, mucho abuso de DX, y no sólo contra el Deadman. En esa época, la figura de poder de la empresa era el Sargento Slaughter, que era Comisionado, y acabaría luchando contra Triple H en el evento especial del stable, D-X Generation: In Your House, en el Shawn derrotó a Ken Shamrock. También la Hart Fundation empezaba a sufrir las consecuencias de la creación de este grupo: Michaels venció a Dave Boy Smith, para ganar el WWF European Championship.

El caso es que, ante todos los ataques, la ira de Undertaker era grande, y encerró, junto a él, a Michaels, en la estructura definitiva en la industria del wrestling: la jaula del Hell in a Cell. Slaughter se asegura antes de bajar la jaula, de que no hay nada raro bajo el ring.

Esta lucha es famosa también por suponer el debut de Kane en WWE. En realidad, el hoy alcalde de Knoxville, Tennessee, Glen Jacobs, ya habia luchado en WWE, con el personaje de Isaac Yankem, un dentista loco, y, posteriormente, el no menos indigno Diesel, que sustituyó a Nash cuando este se fue a WCW; pero WWE siempre olvida estas personalidades del Monstruo Rojo, dado que ninguna de ellas está a la altura de la llegada que tuvo en este evento.

Había habido muchos problemas entre Undertaker y su mánager clásico, Paul Bearer. En estos tiempos, comenzó la bizarra historia de la familia de Undertaker, puesto que Bearer le acusó de haber incendiado su casa de pequeño, con su hermano, Kane, dentro. Aunque, supuestamente, había muerto en ese incendio, Bearer anunció que no era así, que había sobrevivido. Su llegada a WWF en busca de venganza estaba próxima.

Tiempo después, se sabría que el pirómano había sido, en realidad, Kane, pero esa es otra historia...

Esta lucha es seminal, y es una gran brawl. Viéndola hoy, en 2019, no puedo decir que sea de 5 estrellas. Aunque no me sorprende que alguien pueda ponérselas, sí que creo que es una nota que es hija de la fecha en la que ocurre. Jamás había habido una lucha como esta, y, en ella, hay una serie de acciones que, por tanto, nadie había visto jamás, por lo que las reacciones son muy grandes. Pero  yo le tengo que poner la nota propia del momento en que la publico, como hago con todos los combates.

Hoy en día, no es un combate de 5 estrellas, pero sigue siendo un gran combate, una gran brawl. Triple H, Rick Rude y Chyna acompañan a Shawn al ring, pero, por suerte para el espectáculo, no intervienen. La jaula se cierra, y nadie puede escapar de ella.

El combate comienza con muchos puñetazos, y muchos golpes en la cabeza. Los finishers de ambos luchadores implican grandes ataques ahí, así que tiene cierto sentido, aunque a la cosa le falta un poco de ritmo en primera instancia. Los golpes de HBK son un poco mejores, muy veraces. 

Pero es Undertaker el que acaba dominando la mayor parte del combate. Entran en juego el poste, las sillas, el metal de la jaula, y los escalones del ring. Los golpes en la cabeza por parte de ambos lados son fortísimos, y Shawn acaba bañado en sangre.

Se respira la violencia y el odio. Tras un golpe, Michaels cae sobre un camarógrafo, y le pega una paliza. Aunque no se expresa muy bien en el combate, puede que sea parte de una estrategia, porque le da pánico estar ahí metido, con el Hombre Muerto en plan violento. Sargento Slaughter se ve obligado a abrir la jaula para sacar al trabajador, y acaban saliendo los luchadores también, a brawlear por ahí.

Es posible que parte del público pensara que Shawn había ganado al salir antes. Recordemos que esta es la primera Hell in a Cell de la historia, y que, hasta ahora, podía confundirse con una Steel Cage. Pero no, la brawl se intensifica. Undertaker tortura a Michaels lanzándolo sin parar contra el metal, porque desde la parte de fuera, tiene más espacio para impulsarse.

Shawn tiene que huir hacia la parte de arriba de la estructura. La gente alucina, al ver a ambas futuras leyendas pegándose ahí. Pero Michaels sigue perdiendo, así que intenta huir hacia abajo. Cuando está colgado de la jaula, su rival consigue provocar que se suelte, cayendo con un golpe tremendo contra una de las mesas de comentaristas. No es la caída de Mankind del año siguiente, pero es un gran golpe también, por entonces, único en su especie.

Undertaker es un monstruo. Sigue tirando a su oponente contra mesas, y en el ring, lo lanza con un ChokeSlam desde el esquinero. Con el cuerpo destrozado por las caídas, y con la cabeza llena de sangre, el Rompe Corazones no tiene la más mínima intención de presentar batalla. Pero suena una música extraña. Aparece Paul bearer, acompañado de un enorme hombre enmascarado, el hermano de Undertaker, Kane. El monstruo aplica un gran Tombstone Piledriver sobre el Enterrador, y coloca encima de su hermano a Shawn, para que se lleve la victoria. Triple H y Chyna vienen corriendo, para sacar a su amigo de semejante infierno.

No creo que la lucha sea de 5 estrellas, pero tampoco se queda muy lejos. Ojalá los luchadores de hoy en día supieran usar una jaula como estos dos maestros. La violencia es dura y sentida, e incluso la interferencia es buena, por la forma en la que ocurre, y el nacimiento de un personaje. 

Puntuación: ****1/2