En las dos últimas semanas, ha habido cambios titulares en los programas de NXT emitidos en directo por USA Network. Creo que WWE, en su guerra de los miércoles frente a AEW, está intentando transmitir la sensación de que cosas importantes pueden ocurrir, y la verdad es que los cambios titulares son un buen reclamo para el público, porque ver un cambio en directo, fuera de un PPV, donde no es habitual que los haya, produce una sensación única de haber vivido antes que nadie un momento que quedará registrado en los libros de historia.
El 11 de diciembre de 2019, Garza le arrebató el título Cruiserweight a Lio Rush. Hay varias cosas que decir sobre esto.
El Campeonato de peso Crucero ha dejado de ser propio del programa 205 Live!, y ahora, es de NXT. Ya comenté en su día que crear un título crucero con un roster cerrado y separado en el show morado, quedaba bastante cutre, porque esos luchadores estaban encerrados ahí, sin evolución ni nada. La cosa mejoró mucho, de cara a la credibilidad del título, cuando, hace meses, empezaron a aparecer luchadores en 205 Live procedentes de cualquier sitio, ya fuera RAW, Smackdown, NXT o NXT UK. Desde Humberto Carrillo a Drake Maverick, cualquiera podía aparecer ahí, y entre todos los programas, los luchadores de peso crucero se cuentan por decenas, porque el fondo de armario de NXT es interminable.
Lo que no me gusta mucho es que el título se haya pasado a llamar NXT Cruiserweight Champion. Supeditar el campeonato a NXT no aporta absolutamente nada. Así, parece que gente de Smackdown o Raw no pueden acceder a él, y eso resta. Pero, con ese cambió, volvió Lio Rush tras meses fuera por sus problemas con la empresa, y las luchas campeoniles, en NXT o en 205 Live, están siendo buenas desde entonces.
Lo del fondo de armario ilimitado me parece genial, y que luchadores desconocidos para el gran público, como Ángel Garza, de pronto, sean campeones, es algo que sólo puede ocurrir en NXT.
¿Quién es Ángel Garza? Quizás mucha gente no lo conozca, porque ni siquiera en México tenía un gran seguimiento. En un luchador habitual del circuito de Monterrey, que ha luchado ya bastante en AAA, The Crash e Impact Wrestling. Pero no es muy querido por cierta parte de la afición mexicana, porque, inicialmente, luchaba enmascarado, como El Hijo del Ninja y, sin embargo, se quitó la máscara en un programa de televisión, lo que no gustó nada a los más puristas.
Ya desenmascarado, este luchador pasó a llamarse Garza Jr, pues es sobrino del gran Héctor Garza. Y es idéntico a él. Es igual de guapo, con su bigotito, y gusta a las mujeres. Héctor era un gran personaje, y su show erótico ponía la Arena México como una caldera. Su numerito de quitarse los pantalones, levantaba los gritos de las ardientes aficionadas mexicanas. Es bastante guay que Ángel haya heredado este personaje y lo use en NXT. Si hubiera debutado bajo el mando de Vince, como mexicano, no podría poner en práctica esa cultura luchística, y tendría que ceñirse a la del anciano, que consiste, en lo respectivo a los mexicanos, en elegir si ser una copia de Rey Mysterio, un Latin King o un torero. Aunque a su primo, Humberto Carrillo, no le va mal en RAW.
La lucha entre Lio Rush y Ángel Garza en este programa de NXT está llena de acción. Lo que en otra época se habría considerado Acción Cruiserweight, pero un poco dopada. Los dos tienen mucha habilidad, se sacan movimientos bastante impresionantes de cualquier lado, pero son excesivos, y esa es la principal lacra de NXT. Aún así, son consecuentes con sus ataques directos, pegan más de una patada muy buena, y muestran psicología, se desesperan, y se exasperan. En general, es una buena lucha de peso crucero.
Garza se convierte en campeón, y, tras la lucha, sube a su novia al ring, y le pide en matrimonio. Según ha comentado en entrevistas, esto no es algo guionizado por WWE, sino que él pidió permiso a Triple H, y este le dio vía libre. A saber. En cualquier caso, es un momento bonito y muy natural, que queda grabado para los anales.
Puntuación: ***1/2
