En unos días, tendrá lugar WrestleMania 35, evento que tiene pautados como dos millones de combates. Entre ellos, hay un enfrentamiento entre Triple H y Batista, que regresa a la empresa tras 5 años, después de triunfar en su carrera como actor, para cerrar su carrera como luchador de la manera que él deseaba. De hecho, quizás él fuera el único que la deseaba, pero es correcto que ocurra y que la historia se cierre de manera apropiada.
Hay mucho de lo que hablar sobre esto. Hay que hablar sobre la salida de Batista de WWE, sobre su regreso en 2014 y su frustración por su uso, por su carrera como actor, y sobre la intención que tenía desde hace tiempo de volver a por Hunter. Lo comentaremos cuando revisemos la lucha de Wrestlemnia 35. Pero, aunque WWE está intentando llevar a cabo promos mucho más reales últimamente, sí que ha mezclado estas cosas con la antigua historia existente entre Batista y Triple H de la época de la Evolution original. De eso vamos a hablar hoy, revisando, de camino, la lucha que tuvieron dentro de una Jaula Infernal, en Vengeance 2005.
Evolution fue un stable que existió durante 2 años y medio. Fue creado a principios de 2003, y llegó a su fin en octubre de 2005, con Triple H a la cabeza del mismo. Junto a él, estaba el legendario Ric Flair, y los jóvenes Batista y Randy Orton, que habían llegado de Ohio Valley Wrestling. Así, Evolution se presentaba como un grupo que representaba el pasado, el presente, y el futuro del wrestling.
Por supuesto, Triple H era el líder, y utilizaba a sus compañeros para conseguir sus triunfos. Pero era un stable conceptualmente muy distinto a los grupos rudos de este tipo, en los que, normalmente, o hay un montón de hombres al mismo nivel, o hay uno muy claramente por encima del resto. En el caso de Evolution, al introducir a hombres con tanto futuro, era muy complicado que estos se contentaran con un rol secundario.
Así, la historia de Evolution, a partir del año de existencia, se define mediante rivalidades de Triple H frente a los hombres que van saliendo de la agrupación. Los chicos jóvenes tenían sus propias ambiciones, y estas no le hacían gracia a Hunter. Randy se convirtió en World Heavyweight Champion al derrotar a Chris Benoit en SummerSlam 2004, y esto provocó una rivalidad contra el resto del grupo, que no se congratuló del éxito del Legends Killer.
En 2005, ya con Orton fuera, fue Batista el que tonteó con la grandeza, al ganar el Royal Rumble Match. Gracias a eso, podía elegir combate en WrestleMania. Podía enfrentarse a JBL por el WWE Championship, o a Triple H, por el World Heavyweight Championship. Obviamente, Hunter y Flair intentaron convencerle de elegir el título de Smackdown, pero no hubo manera.
Batista derrotó a Triple H en WrestleMania 21, y volvió a derrotarle en Backlash 2005. Incluso insinuó que, simplemente, Triple H no era lo suficientemente bueno como para enfrentarse a él. Y volvería a ganar en el Hell in a Cell que comentamos hoy, marcando un 3 a 0, lo que conecta con la storyline actual, en la que Batista recuerda a Hemsley que lo ha logrado todo en el negocio del wrestling, salvo derrotarle a él.
Ric Flair, que parecía mantenerse en amistad con Batista, le traicionó, atacándole junto a Triple H, y provocando que la rivalidad subiera de nivel. La lucha definitiva ocurriría dentro de la mencionada jaula infernal.
Una lucha que resulta ser bastante buena, quizás, una de las mejores en la carrera de Dave. Es una Hell in a Cell Clásica, en la que el uso de la estipulación tiene un sentido.
Durante todo el combate, los dos hombres se golpean sin parar con la jaula, y con todo tipo de objetos. Se pegan muchísimo en cabeza y espalda, lanzándose contra el metal, o atacándose con el martillo de Triple H, con sillas, o con las escaleras metálicas.
Se introduce una cadena de metal, con la que se golpean, y con la que se ahorcan. La verdad es que parece muy dolorosa. Y también meten en escena una silla, rodeada por púas, que asombra al público. Como no podía ser menos, los dos acaban bañados en sangre.
Los dos luchadores sobreviven a todo. De forma excesiva, posiblemente. Incluso el martillazo que dejó KO a Goldberg o Sting, queda en nada ante el poder de Batista. La cosa se extiende demasiado, con ataques alternos, sin que haya un claro dominio por parte de ambos. Después de sobrevivir a un Pedegree sobre la silla con púas, Batista consigue aplicar un Spin Buster sobre las escaleras metálicas, seguido de una Power Bomb, que le da la victoria.
La lucha es muy buena, pero, como digo, se pasan un poco de la raya con los nearfalls.
Puntuación: ****
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