El pasado 18 de agosto de 2023, se emitió un programa especial de Friday Night Smackdown que celebraba el 25 aniversario del debut de Edge en WWE. Esa celebración tuvo lugar en Toronto, Canadá, tierra natal del Rated R Superstar, y presentó en su main event una lucha inédita en la que el propio Edge se enfrentaba al irlandés Sheamus. Esta lucha quizás sea la pelea final del canadiense, en tanto que, como él mismo ha afirmado, su contrato con WWE está a punto de finalizar. No sabemos qué pasará con él; si se retirará definitivamente a sus 49 años de edad; si firmará un nuevo contrato o si decidirá ir a AEW para volver a encontrarse con su amigo Christian. Haga lo que haga, esta lucha es histórica y por eso merece estar en el blog.
Después de 9 años retirado, Edge volvió a WWE en 2020, para iniciar una rivalidad con Randy Orton que fue cortada por una grave lesión pero que acabó correctamente. Después de eso, tuvo como principales rivales a Seth Rollins, AJ Styles y, en última instancia, Finn Balor, al que se enfrentó de manera definitiva durante el pasado WrestleMania. En fin, tenemos pendiente en el blog la mayor parte de este material. Al menos, y en tanto que empezar un especial por su 25 cumpleaños sería engorroso teniendo en cuenta el retraso acumulado en tantos frentes, vamos a revisar esta lucha supuestamente de retiro, además de una triple amenaza que llevó a cabo semanas antes en un pequeño torneo por el nuevo World Heavyweight Championship.
No existe rivalidad entre Edge y Sheamus. El canadiense fue traspasado a Smackdown durante el último draft, y desde entonces, ya pasadas las grandes rivalidades de su actual etapa en la empresa, ha luchado en exclusiva en los programas de la marca azul, requerida esta de motivos para atraer a la audiencia. La elección de Sheamus probablemente sea personal. Es un tipo que merece todo el respeto del mundo; un luchador no lo suficientemente valorado, que acumula ya suficiente tiempo en la empresa para ser considerado asimismo una leyenda, de no ser porque, probablemente, la etapa que le ha tocado vivir carece quizás de la trascendencia de otras (aunque posiblemente los niños de 10 años no opinen lo mismo, porque la trascendencia, al fin y al cabo, la provoca la edad.
Es una lucha, por tanto, sin rivalidad, pero en la que el público se pone de parte claramente de uno de los dos, como no podía ser de otra forma dado el lugar en el que tienen lugar las acciones. Al no haber una historia que contar, el combate se convierte en una sucesión de Power Moves, pero goza de gran intensidad gracias a que todo el mundo quiere ver ganar a su ídolo.
Edge agrede a su rival con una potente Powerbomb en ringside, y salta posteriormente sobre él con un crossbody. Tiene 49 años pero se mueve bien. Sheamus reacciona con sus movimientos de marca e intenta pegar a su oponente sus golpes en el pecho, más acaba recibiéndolos en su lugar, para algarabía y enumeración de la gente. Edge se lanza con spear desde el ring a ringside, cuerpo de Sheamus mediante. Después de eso, intenta hacerle rendir a través de un Crossface.
Ocurren ahora los golpes más poderosos de la noche. Edge ataca con Superplex y Edgecution, y Sheamus responde con White Noise desde la segunda y con un potente Celtic Cross. A pesar de la mirada aterrada de Beth Phoenix, la cuenta no llega a tres. Ahora sí el local recibe sus golpes en el pecho, con especial énfasis en este caso, para extraer más rechazo por parte del público. Son tantos que da la sensación de que a Edge le duelen de verdad. Ahora ambos buscan Bicycle Kick y Spear. El irlandés lo logra primero sin éxito, y después es Edge el que alcanza su legendario finisher. Tampoco en este caso la cuenta llega a tres, de tal manera que ambos corren a la esquina. Cada uno busca su ataque, pero es el del candiense el que llega, para, ahora sí, darle la victoria en la lucha definitiva de su carrera.
Lucha que, como digo, está enfocada a los ataques potentes de los dos luchadores. No es muy buena en algunos aspectos, pero sin duda es del tipo de combates que gustan en WWE. El público se lo toma tan en serio que lo hace ascender; posiblemente merecería un poquito menos de nota de la que le he puesto, pero entre la ansiedad, los litros de sudor extraídos de los cuerpos de los combatientes, y el abrazo final que se pegan, merecen un cuartito de estrella más.
Puntuación: ***1/2