Hace unos días, tuvimos la suerte de disfrutar del primer combate del tipo Hell in a Cell en un programa de televisión de WWE, y eso es algo histórico. A pesar de estar prevista para el evento Hell in a Cell, la lucha entre Rey Mysterio y Roman Reigns por el Universal Championship de este, tuvo lugar en el programa de Smackdown previo al PPV, porque ya sabemos que Fox paga un dineral a la empresa, y en tanto que tal, esta tiene que proponer cosas importantes para no perder audiencia. Ahora mismo, es más urgente, creo yo, frenar la pérdida de audiencia de los programas semanales que guardar cosas para un PPV sin público.
Roman Reigns, en su modo heel, se ha convertido en lo mejorcito de WWE. Puede dar rienda a su brutalidad, y no necesita intentar caer bien a nadie, algo en lo que WWE insistió durante años sin resultados. En última instancia, la familia Mysterio ha sido la víctima de Roman, y eso es interesante, porque Rey, después de estar metido en algunas de las historias más importantes para WWE en 2020, quedó fuera de WrestleMania, porque, mientras AEW sigue nutriéndose de grandes leyendas para que estas vuelvan a hacer cosas de importancia, la compañía de Vince insiste en pisotear su propio legado. No obstante esto, el enmascarado al fin tiene una oportunidad relevante por un campeonato de renombre, y eso es genial, porque seguir viendo a Rey Mysterio dar grandes luchas en 2021, y pelear a primer nivel, es un gran privilegio.
Esto se convirtió en una guerra de castas. Los Mysterio eran campeones por parejas de Smackdown, y se enfrentaban a los Uso. Estos, a su vez, tenían una pequeña disputa interna, por el favor de su primo, Roman, como resultado de la cruenta rivalidad ocurrida entre Reigns y Jey cuando Jimmy aún estaba lesionado. Buscando el favor de sus primos y la hegemonía de su familia, Roman se metió en la rivalidad, atacando a los hispanos con gran brutalidad.
Ya sabemos que Dominik es un rookie. Es un chiquillo, así que los abusos sobre él generan una gran empatía por parte del público, y convierten a Rey en un "padre coraje". En un nuevo encontronazo, Roman pudo con ambos de nuevo, y lanzó a Dominik con una Power Bomb desde el ring a ringside, un golpe brutal que, obviamente, estaba producido: WWE aprovechó que no tiene público en los estadios, y que la gente que se presenta en las pantallas ve las mismas imágenes que los espectadores televisivos, para poner un colchón para que el chico cayera bien sin que se notara.
Así pues, un enfadado Mysterio buscó venganza, y retó a Reigns a un Hell in a Cell Match, aprovechando que llegaba el PPV homónimo. En realidad, ni la rivalidad ni la lucha que tienen finalmente, son propias de un Hell in a Cell, pero ese PPV pide batallas de este tipo. La ejecución final recuerda más a un Street Fight, y cosas similares, pero aún así, me parece una muy buena lucha. Como decía antes, finalmente, se adelantó para emitirse en Smackdown.
Rey Mysterio es consciente de la diferencia de tamaño y fuerza, así que no piensa dar una oportunidad a Roman: desde el primer segundo, le ataca brutalmente con objetos. Es difícil recordar a Rey luchando de esta manera, pero la situación así lo pide. La verdad es que la presencia de su hijo ha aumentado mucho la intensidad de sus rivalidades. Golpea y golpea a Roman con sillas, palos de Kendo, y con la jaula. Pero comete el error de ser él mismo durante un sólo segundo, e intenta hacer unas tijeras. Entonces, Roman lo agarra y lo destroza contra el metal rojo de la jaula.
El campeón domina sobre el ring con su brutalidad, hasta que Rey demuestra su gran habilidad para los combacks, y vuelve con ataques especiales. Aplica 619, y vuela con Frog Splash en varias ocasiones, incluyendo una con una silla por delante. Pero vuelve a fallar unas tijeras; comete el mismo error, y esta vez es definitivo: Roman lo asesina tirándolo contra la jaula desde el ring, con una Power Bomb. Roman sube a Rey al ring, y acaba el combate por rendición rápida.
Esta es una lucha propia de WWE y su técnica de adaptar los combates a los storylines. Quizás podría ser más espectacular si, simplemente, se permitiera luchar a Roman y Rey como ellos saben, y como ocurre en otras empresas (o en NXT), pero, no por espectacular, el resultado sería más recordable. En esta lucha, no hay nada al azar: el guión está claro, y la historia que se cuenta, también. No es una gran Hell in a Cell en lo respectivo al uso de la estipulación, pero es una buena lucha.
Puntuación: ***3/4