Desde la llegada del Genérico a NXT,
los seguidores del buen wrestling hemos disfrutado mucho con las
luchas que el canadiense nos ha brindado en la liga B de WWE. Pero
esta calidad luchística no se ha traducido en títulos.
Sami Zayn dio grandes luchas frente a
Antonio Cesaro, pero acabó derrotado por el suizo. También disputó
combates por el título de NXT, acercándose al campeonato, pero su
falta de maldad le alejó del éxito. El campeón Adrian Neville,
amigo suyo, tiró de picardía cuando fue necesario, cubriendo a los
rivales derrotados por Sami, o fingiendo lesiones para pillarle por
sorpresa. Según él, la falta de maldad de El Genérico le impedirá
ser campeón.
Pero la redención de Sami comenzó
tras la traición de Neville. Parecía otro, ganando combate tras
combate. Finalmente, tuvo la opotunidad titular en el gran evento de
final de año, NXT Takeover Revolution. Y la aprovechó.
El combate es bueno, como cabe esperar
entre ambos luchadores, que son dos cracks. Tienen un gran
intercambio de golpes veloces y llaves de rendición, hasta que el
referee recibe un golpe en la cabeza, y Sami duda.
En lugar de aprovechar su oportunidad
para atacar, el retador se preocupa por el árbitro, y Adrian va a
por él. Sin embargo, furioso, Zayn ataca de forma mortífera.
Más adelante, el referee vuelve a
resultar herido. Zayn agarra el cinturón titular, y duda, vacila con
la opción de atacar con él a Neville y demostrar que tiene la
maldad suficiente de un campeón. Sin embargo, descarta esta opción,
y gana la lucha con su propio esfuerzo. ¡Buen ejemplo para los
niños!
La lucha está bien, y juegan con el
storyline de forma correcta. Pero me ha resultado un poco
decepcionante...
Puntuación: ***1/2