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lunes, 21 de febrero de 2022

Super Muñeco vs Coco Rojo, Máscara vs Máscara, Lucha Libre Vip 10/03/2007


Especial fallecimiento de Super Muñeco

Recientemente, conocimos nuevas noticias trágicas dentro de la industria de la lucha libre: fallecieron figuras realmente trascendentes, como Super Muñeco y el Rudo Rivera, dos auténticas leyendas en México, cuyo recuerdo perdurará en grandes y pequeños durante mucho tiempo. Y por eso, si bien no quiero convertir este blog en una sección de necrológicas, tengo que revisar algo de material de ambos hombres. Estas dos muertes me han pillado por sorpresa, pues se trataban de dos figuras muy activas, al menos, hasta antes del inicio de la pandemia. Super Muñeco, entonces, estaba participando en las funciones de leyendas del Consejo Mundial de Lucha Libre, y se estaba peleando con uno de sus compañeros de tercia, Super Pinocho. No llegará la sangre al río entre ellos; no habrá lucha de máscara contra máscara, no al menos en esta vida. Empezamos hoy hablando sobre él.

Quizás haya gente que no sea muy aficionada a la lucha mexicana, y que no conozca a Super Muñeco. No fue un luchador que triunfara en las grandes ligas, así que puede parecer un luchador de segunda fila visto desde fuera del contexto. Pero es un hombre muy importante por al menos dos aspectos distintos, que yo querría que constaran en este blog. Dedicaremos, pues, dos posts a su figura, incluyendo dos luchas de apuestas en ellos.

Principalmente, Super Muñeco es un innovador. El creó el concepto de luchadores con personajes infantiles: es un payaso. Y eso, no sólo implicó para él muchas complicaciones al inicio de su carrera, sino que fue en contra de su propia sangre (y nunca mejor dicho). Su padre fue un luchador llamado El Sangriento, y él debutó como Sangriento Jr. Sin embargo, este rol no pegaba en absoluto con su personalidad: todo el mundo lo recuerda como una persona amable y modesta, y esa actitud no es muy habitual en el mundo de la lucha libre.

Muñeco, pues, comenzó a utilizar el personaje de un payaso allá por los años 1984/1985, y recibió, a cambio, la ira de sus compañeros de profesión: muchos promotores no querían contratarlo, y muchos luchadores no querían subirse a un ring con él. Aún en los últimos años hemos escuchado polémicas similares, por parte de ese tipo de analfabetos machistas que pueblan la profesión, con ideas rancias propias de un país que no ha evolucionado nada en 50 años. Esa clase de hombres sigue absurdos dogmas morales  según los cuales, la lucha libre es una cosa muy seria, y el trabajo humorístico de un payaso, que consiste en hacer reír a los niños, es algo indigno.

Es en ese tipo de mentalidad donde uno observa la calidad educativa de un país. Si el lector mira una película antigua como Dumbo, observará que, efectivamente, en otra época existió la idea de que los payasos suponían un bajo escalafón social: gente que se humillaba a si misma para hacer reír. Pero estamos en 2021, y sabemos que el humor es una cosa maravillosa, y que los payasos son muy divertidos. Es más, el trabajo de Super Muñeco es especialmente bonito, porque atrajo al espectáculo a un público infantil, y eso lo dignifica: la ilusión y los sueños habitan en los niños, y cualquier forma de entretenimiento que se conciba para ellos permanecerá en sus corazones para siempre. Hacer cosas para niños es lo mejor que se pudo hacer en la lucha libre, pues es la mejor manera de crear aficionados adultos. Evolucionemos un poco.

También Super Muñeco resultó innovador en el diseño de su máscara; no sólo porque esta estuviera basada en un payaso, sino también porque estaba abierta por la parte superior, dejando su pelo a la vista. Antes que él, nadie había hecho eso, pero ahora es algo relativamente común.

Super Muñeco se ganó el cariño de los niños, y por eso, fue ganando consideración en las funciones. Cuando hay dinero por delante, los promotores se muestran menos dogmáticos. Con sus actuaciones, el luchador se fue camelando a toda la república mexicana, convirtiéndose en un éxito asegurado allá adonde se presentaba. Y como las luchas del Toreo de 4 Caminos pusieron de moda los combates de tercias, el formó la suya. Así nació el Trío Fantasía, del que hablaremos, en mayor medida, en el próximo post.

Pero existe otro gran hito en su carrera, que fue el de convertirse en uno de los principales devoradores de máscaras de la historia. Se dice que ganó más de 100 máscaras, y al menos 40 cabelleras durante sus casi 40 años de carrera luchística. Hay quien dice que es el hombre que más máscaras ha ganado, y sin embargo, esto es dudoso, pues existe otro luchador, Estrella Blanca, también conocido como El Santo Poblano, al que se le adjudican unas 200 victorias, si bien es complicado verificar esto, porque hablamos de luchadores que triunfaron en ambientes independientes, lejos de los focos.

Quizás para un profano, suene raro que sea un personaje tan dulce como El Super Muñeco quién obtenga números como estos. Y desde luego, las máscaras que ganó en su vida no son del nivel de las que pueden tener en sus vitrinas hombres como Atlantis o LA Park. Pero así es la lucha libre de provincias: hay luchadores que atraen el cariño del pueblo llano, y que aseguran una gran entrada en caso de formar parte de un combate tan importante como una lucha de apuestas. Si el hecho de que Muñeco se jugara su incógnita hacía que un montón de niños, que posteriormente, se convertirían en adultos, acudieran en masa a la arena de un pequeño promotor, pues existen motivos más que justificados para que se convirtiera en un héroe popular para la gente que no puede ir a las grandes arenas.  Aún así, sí que tiene máscaras interesantes en su haber, como las de los Thundercats, la del Médico Asesino Jr, o las de los Cocos. Hoy vamos a comentar una lucha frente a uno de ellos, Coco Rojo.

Realmente, Super Muñeco acabó el sólo con muchos Cocos, uno a uno. Mientras que las máscaras de los Thundercats o Las Tortugas Ninja las ganó en luchas de Tercias con el Trío Fantasía, a Los Cocos los fue humillando poco a poco. El caso es que Los Cocos fueron unos payasos asesinos que triunfaron en AAA en la década de los 90, mucho antes de que llegaran a la empresa los Psycho Circus. Fueron muchos los Cocos que existieron, pero, sobre todo, se recuerdan los originales: Rojo, Amarillo y Azul.

Super Muñeco es un rival natural de estos hombres, puesto que él es el payaso original; el payaso bueno. Prácticamente siempre ha sido técnico, salvo alguna lucha perdida en AAA. Fue en la década de los 2000 cuando nuestro protagonista de hoy se convirtió en la pesadilla de los Cocos, al desenmascara a cuatro de ellos: Coco Negro (2007), Coco Rojo (2007), Coco Verde (2009) y Cocolores (2009).

En lo relativo a estos payasos asesinos, todo son dudas. Fueron creados en Triple A, pero llegó a haberlos por todos lados. Se sabe que el primer Coco Rojo fue el Cobarde II, pero también se sabe que aquel al que destapó Muñeco en 2007 no era ese hombre, por motivos obvios. Es muy complicado, en realidad, verificar el momento en el que se dio el cambio; hay quien piensa que este ocurrió en la etapa de AAA, mientras que otros dudan incluso sobre el portador de la capucha en distintos momentos. Podrían ser muchos los hombres que hubieran personificado a Coco Rojo. Son cosas que sólo ocurren en México.

Pero, independientemente del hombre que encarnara al personaje, Coco Rojo fue un enemigo clásico de Super Muñeco por más de una década. A principios de este siglo, cuando una nueva formación de Cocos apareció en el mundo independiente, Muñeco los dejó sin cabeza, al destapar a su líder, el Coco Negro, y eso extendió la rivalidad hasta que llegó el momento de verse las caras con Coco Rojo. Por toda la república, se pelearon y se desmadraron. Ambos sangraron, y ambos se rompieron las máscaras, hasta que llegó el momento de la verdad. La promotora Lucha Libre Vip llevó a cabo la función en cuestión, que tuvo lugar en el Salón 21 de la Ciudad de México.

La lucha de apuestas tienen intensidad y fuerza, si bien no es una gran lucha en términos técnicos. Muñeco murió en activo, pero es obvio que estaba muy castigado. Cualquiera que viera su codo en sus últimos años, tenía pesadillas, porque estaba muy mal. Eso, sumado a su papel de héroe modesto, le permite protagonizar un match de David vs Goliat que no es muy habitual en México, pero que queda genial. Coco domina y apaliza a su veterano rival, al que le rompe la máscara, dejando media cara a la vista, y le destroza la espalda con varios golpes de contralona, así como quebradoras. Acaba la primera caída con un Medio Cangrejo, lo que en wrestling americano se conoce como Boston Crab o The Walls of Jericho.

Muñeco debe recibir atención médica, pues le duele mucho la espalda. No sé si el dolor es real, o es vendido, pero lo hace bien, y Coco apoya este dolor, con golpes contra el poste y con una silla. Y también le pega en su codo, que lleva un protector por esa horrible lesión que ya entonces sufría. El castigo es muy bueno, y no recibe la más mínima resistencia.

Esto es así hasta que, a pesar de moverse con mucha dificultad, Muñeco realiza una plancha desde el esquinero, y se lleva a su rival con una rana marca de la casa, en cuya realización incluye su clásico movimiento de cabeza. Con sólo dos movimientos, el héroe empata la contienda.

En la tercera parte de la batalla, la paliza continúa por parte del rudo, mientras los médicos atienden al payaso bueno, y le vendan la espalda. Su padre, Sanguinario, le apoya, y no es el único, pues el público, que llena la arena, grita "Muñeco, Muñeco". Por esto ha ganado tantas máscaras: no hay un asiento libre.

El referee, El Chocolate, queda KO, y esto, como es habitual en México, lo aprovecha Coco para aplicar Fault. Pero el referee no reacciona a tiempo, así que el malvado recibe de su propia medicina. La lucha sigue hasta que Muñeco consigue aplicar una buena llave que incluye doble palanca al brazo, y que le da la victoria.

No está mal la lucha. Muñeco, en un estado físico lamentable, consigue vencer a un animal lleno de odio y violencia. No es un combate muy técnico o muy bueno en lo respectivo a la puesta en escena, pero es la historia propia de un Máscara vs Máscara, y su intensidad e importancia suman.

Coco Rojo dice llamarse Mario Jiménez León, y desde luego no es El Cobarde II, pero es un gran luchador, y un muy buen rudo.

Puntuación: ***1/2