En Septiembre de 1999, Undertaker tuvo que salir de
circulación debido a una grave lesión, que le alejó de los cuadriláteros hasta
mayo del año siguiente, perdiéndose así Wrestlemania 16.
Pero a su vuelta, el Enterrador ya no era el mismo. Comienza
una nueva etapa de su carrera, la del American Bad Ass. Sigue llamándose Undertaker,
pero ya no es un Deadman, ahora es un motero que entra al ring subido en su
moto, que habla y que se comporta como una persona normal. La reacción de la
gente es atronadora, lo aman más que antes.
El nuevo Undertaker va directo contra la asociación McMahon-Hemsley,
fruto de la relación entre la hija del dueño, Stephanie McMahon, y Triple H,
que produce un dominio de toda la empresa por parte de los dueños. Después de
varias idas y venidas entre Undertaker y HHH, el Enterrador consigue una lucha
para Wrestlemania 17 entre ambos luchadores, a base de amenazar a Stephenie. La
primera de las tres que tendrían en total, pero muy distinta las otras dos que
hemos presenciado en los últimos años.
Pero no por mala. De hecho, es la mejor lucha del Undertaker
en Wrestlemania hasta el momento. Es una brawl entretenidísima. No tiene mucha
historia, ni mucha psicología, es un duelo entre dos de los mejores brawlers de
la historia, así que lo que tenemos es eso, hostias y más hostias hasta que
gana el más fuerte.
El combate tiene varios golpes muy buenos, ambos luchadores
sacan todo su repertorio de brawl: Triple H mata a Undertaker con sillas y con
su mazo, mientras que este lo lanza con un chokeslam desde 4 metros de altura.
El árbitro queda KO, lo que da bastante
juego para que Triple H sobreviva a un Tombstone, pero cuando el yerno de
McMahon golpea a Undertaker con el mazo y quiere rematarlo a puñetazos en el
esquinero, se come un Last Ride, la power Bomb del Deadman que es ahora su
finisher, y cae derrotado ante un Undertaker que llega ya al 9-0.
Puntuación: ***3/4