La mayor fiesta del verano 2018 en WWE nos ha dejado varias cosas que hay que comentar, aunque hay mucha gente que dice que el evento fue una basura, en base, por supuesto, a los resultados (el campeonato de Reigns, el squash sobre Owens, la derrota de Ziggler...). Porque Internet es así de polarizante. De igual manera que todas las películas de DC Cómics se consideran malas y todas las de Marvel se consideran buenas, todos los combates en New Japan son de 5 estrellas, y los de WWE, basura. Nunca es la cosa, en realidad, tan simple, ni por supuesto, tan extrema.
En SummerSlam, todas las luchas fueron buenas, salvo aquellas que fueron squashes, que también juegan un papel en la cartelera. No todo pueden ser combates de media hora. Creo que poner ese tipo de resultados rápidos tuvo un buen efecto en el público, que aguantó las 6 horas de producto. Hace tiempo que WWE no tenía un público tan bueno en un PPV. Recordemos que este evento tuvo lugar en New York, misma ciudad en la que ocurrirá el próximo WrestleMania. Espero, entonces, que el próximo año no acabemos con un nuevo abucheo.
Hace mucho tiempo que digo que Roman Reigns debía vencer a Brock Lesnar, para convertirse en el gran Campeón Universal de esta era. Pero no ocurrió así en WrestleMania. Brock Lesnar va a volver a UFC, así que renovó contrato para tener unas pocas apariciones más hasta SummerSlam. Mantuvo el título en su cintura, aunque Roman Reigns lo soportó casi todo en WrestleMania. En Greatest Royal Rumble, en Arabia Saudí, se volvió a dar el choque, y Lesnar, esta vez debido a la suerte, salió, de nuevo, como campeón.
Y no había vuelto a luchar desde entonces. Lo que era muy malo para los PPVs de WWE, que sin el título máximo de la empresa, pierden mucho interés. En SummerSlam, Roman se convirtió, al fin, y por primera vez, en Campeón Universal. Mientras tanto, Lesnar se preparará para su retorno a las MMA en 2019. Eso sí, parece claro que el objetivo de La Bestia es ser campeón de WWE y de UFC al mismo tiempo. Sería divertido verlo, pero no por ahora, por favor.
Ya hemos hablado anteriormente sobre la rivalidad entre Roman y Brock, y esa historia en la que el primero acusaba a WWE de dar un trato de favor al campeón. La empresa ya se cansó del storyline, que era a todas luces ridículo. Durante los meses siguientes, Reigns se enfrentó a Bobby Lashley, en busca de un nuevo retador. El medio samoano ganó esa posición, así que la ya larga rivalidad quedó lista para sentencia en el PPV de agosto.
Después de no aparecer en WWE durante mucho tiempo, Lesnar llegó, enfadado porque Kurt Angle dijo que era el peor campeón de la historia. El General Manager se llevó un F5, y hasta Paul Heyman vio su integridad física amenazada. Lesnar se mostró más interesante que nunca con su violenta reacción, pero finalmente, todo fue una estratagema de su abogado, que aprovechó la situación para rociar al retador con un spray. Roman Reigns nunca ha conseguido ganar a Brock Lesnar, y esta es su última oportunidad.,
Por su parte, Braun Strowman es Mr Money in the Bank, y durante la noche, le pegó una paliza brutal a Kevin Owens, que aspiraba a robarle el maletín. De hecho, se especuló mucho en los medios, afirmando que el canadiense acabaría la velada como campeón. Nada de eso pasó. Braun llega al main event, para presenciarlo desde ringside.
Esta es una lucha muy cortita, como casi todas las de Lesnar, pero con una buena historia contada. Strowman llama a Lesnar algo así como "chico bestia", lo que le enfada muchísimo. Así que está bastante despistado, y le llueven Superman Punchs por parte de Roman, seguidos de varios spears. En el último, El Imperio Romano es atrapado por una llave de MMA de Lesnar, que hasta en dos ocasiones es transformada en Spine Buster.
Roman vuelve con su Spear, pero Brock se aparta y el técnico vuela hacia ringside, impactando en Braun. Lesnar baja a por él, pero quiere vengarse de Braun. Le pega un F5, le da mil golpes con su maletín, antes de lanzarlo por los aires. Y también le pega con una silla. Vuelve al ring, silla en mano, pero es recibido por un nuevo Spear de Roman Reigns. Y, encima, la silla le cae en la cara, al rebotar en las cuerdas. Roman gana, y se lleva el Campeonato Universal de WWE.
Buen producto, hecho en 6 minutos. Porque aquello de resistir 50 F5 y 50 Spears, ya se hizo, y no quedó bien. Esta vez se ha intentado contar otro tipo de historia, y ha resultado gratificante, aunque no sea gran cosa a nivel de wrestling. El público queda muy satisfecho, y apoya enormemente a Reigns. Strowman se queda con su maletín. Espero que lo cobre en el main event del próximo WrestleMania, sería el mejor momento para que se consolidase, como no pudo hacer Roman.
Puntuación: ***
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