sábado, 9 de junio de 2018

Roman Reigns vs Brock Lesnar, WWE WrestleMania 34




Teníamos, todavía, pendiente, el main event de WrestleMania 34: la lucha entre Roman Reigns y Brock Lesnar por el Campeonato Universal de WWE. Un tema polémico, por las reacciones del público frente al de origen samoano. WWE se empeña que en sea la cara de la empresa, pero una buena parte del WWE Universe no lo quiere.

Se dice que es un caso similar al de John Cena. Pero hay matices importantes. La mitad del público, los seguidores más hardcore, normalmente varones de cierta edad, lo odiaban. Pero la diferencia con respecto a Reigns es que la gente odiaba a Cena, no a la empresa. Llenaban las arenas por verlo perder, por cantar en su contra, por el sueño lejano de que hubiera un nuevo campeón. Y, finalmente, tras muchos años y un millón de grandes luchas, todo el mundo respeta a John. Aunque canten "John Cena Sucks", ya no creen que apeste, es sólo un rito.

El problema con Reigns es que, cuando la gente pita, no le pita a él. Pita a la empresa. Ni siquiera van a los estadios a verle perder. No les importa si gana o pierde, lo único que ocurre es que no quieren verlo. No es lo mismo.

En realidad, esta reacción tampoco es tan explícita ni unánime. Los medios especializados en wrestling no suponen el epítome paradigmático del periodismo. Se comportan como fans, se retroalimentan con los siempre violentados comentarios y tweets, y repiten y traducen rumores como si fueran noticias reales. Son capaces de mostrar a unos pocos seguidores dejando el estadio en Backlash, y de crear una gran polémica desmedida sobre el hecho de que WWE está en la ruina. Pero cada vez llega más pasta a los bolsillos de Vince.

Porque Reigns tiene muy malas reacciones el los grandes eventos, sobre todo en las ciudades con más tradición de Wrestling. Pero en los programas de Raw, y en los eventos en el extranjero, y probablemente, en los eventos en vivo, Roman tiene reacciones mucho mejores, y seguramente está vendiendo mucho merchandising.

Además, WWE ha hecho un buen trabajo manteniéndolo durante buena parte del año alejado del título, para que la gente no se canse de él. Pero, cada año, cuando llega WrestleMania, está en el puesto más alto. Y los fans que acuden a WrestleMania son tipos a los que no les cae muy buen  este luchador. Son los que más pagan, a los que más les gusta el wrestling, y por tanto, los que más odian a Roman Reigns. Entonces, cada año, ver el main event de WrestleMania se está convirtiendo en algo muy desagradable, muy triste, muy violento. Si, antes, el final de un WrestleMania era un momento para enmarcar que quedaba en el subconsciente colectivo, últimamente está siendo muy oscuro.

WWE tiene que hacer algo con esto. Se dice que Vince es un cabezón, que no da su brazo a torcer, y se empeña en tener como estrella de la compañía a una persona a la que no quiere nadie. Pero, en realidad, no acaba de arrancar. No acaba de convertirse en el gran campeón, en vencer a todo el mundo. Y las medias tintas tampoco son buenas. O se le abandona al midcard definitivamente, o se le da el título para meses y meses. Pero no se puede hacer lo que se está haciendo.

Porque si fuera campeón durante un año, ahora sí, la gente esperaría cada programa para verle perder. Pero no ocurre, y no acaba de cuajar la cosa. En Backlash 2018, WWE nos dio un main event entre Roman Reigns y Samoa Joe, con NADA en juego. La gente no se fue porque estuviera harta de WWE. Se fue porque no había motivo para quedarse, y así se ahorraban los atascos de después del evento.

Porque no había título en juego. Ni una rivalidad. Ni una posibilidad futura, ni una estipulación. Ni siquiera era una lucha nueva: había ocurrido muchas veces en RAW. Da igual la calidad del combate. ¿Para qué te vas a quedar? WWE tuvo la oportunidad de poner un AJ vs Nakamura en el main event,  de darles tiempo y un buen final, y así, convertir a Backlash 2018 en el día de la gran lucha histórica entre estos dos guerreros. WrestleMania y The Greatest Royal Rumble habían tenido muchas estrellas de tiempo parcial, y Money in the Bank tendrá dos luchas de escaleras, y a Ronda Rousey. Backlash podría haber significado algo, podría haber pasado a la historia si se hubiera usado la cabeza. Pero no hay de eso. Nadie recordará, jamás, WWE Backlash 2018.

En el próximo post hablaremos de la siguiente lucha entre Roman y Lesnar, en Greatest Royal Rumble. Y, entonces, nos referiremos también a ese ridículo storyline en el que Roman dice que Brock es campeón porque es un "Vince McMahon Guy". Pero hoy vamos a centrarnos en el main event de WrestleMania 34.

En WrestleMania 31, Roman Reigns se presentó como aspirante al título de WWE, en manos, entonces, de Brock. Tuvieron una lucha muy interesante, muy buena, que fue rematada por la aparición sorpresiva de Seth Rollins que, cobrándose el maletín de Money in the Bank, se unió a la contienda, la convirtió en una Triple Thread Match, y la ganó. Fue un gran final de WrestleMania, de esos que ya no existen, por lo que hemos comentado anteriormente.

El caso es que las cosas entre Lesnar y Roman Reigns se quedaron a medias. Y no se movieron hasta mucho tiempo después. Hubo luchas titulares en las que ambos estuvieron presentes, pero no solos. Hasta que llegó la temporada de WrestleMania 34. Lesnar, es campeón desde que derrotara a Goldberg en WrestleMania 33, y Roman se ganó su plaza de aspirante al salir ganador de una Elimination Chamber. La historia entre ambos podría, de esta manera, terminar.

El contrato de Lesnar acababa tras WrestleMania 34. Y como había hecho un par de años antes, empezó a hacerse fotos con Dana White, y a especular con un posible regreso a UFC. Seguramente ese regreso se dará, pero lo más probable es que Lesnar lo compatibilice con sus luchas en WWE. Porque es Lesnar, y la gente como él, puede hacer lo que quiera en la vida. Honor a quien honor merece.

Los medios de comunicación dieron por hecho que Brock se iba de WWE. Sus luchas previas en House Shows fueron muy cortitas, simples squashes. Y también se ausentó de varios programas de RAW para los que estaba anunciado. Todo era, en realidad, una estrategia para sacarle más pasta a Vince, y para conseguir más libertad para luchar en MMA. Y consiguió ambas cosas. Con su nuevo contrato, y con la enorme cantidad de dinero que se va a llevar por cada aparición, es probable que sus apariciones, a partir de ahora, sean contadas.

Pero sigue siendo campeón. Porque ganó su combate frente a Roman Reigns en WrestleMania. Dado que la renovación se llevó a cabo pocas horas antes del evento, es posible que este resultado fuera un cambio de última hora. Quizás, por eso, la lucha quedó tan rara. La familia de Roman Reigns estaba en las primeras filas. Se dijo en su día que se enfadaron mucho con la derrota del chico en WrestleMania 31. Y son todos muy grandes y fuertes. Esta vez, el disgusto sería aún peor, aunque antes, en la noche, habían podido ver a Nia Jax convertirse en campeona al vencer a Alexa Bliss, con esa interesante historia que tuvieron relacionada con el Bullying.

Creo que hubiera sido buena idea que la historia acabara así, con Reigns venciendo a Lesnar y convirtiéndose en Campeón Universal. Ya sé que enfadaría a mucha gente, pero es lo lógico para la historia. Es posible, tal y como están avanzando las cosas, que eso ocurra, finalmente, en SummerSlam.

Creo que la lucha entre Roman y Brock en WrestleMania no es tan mala como se dice. Y tampoco la reacción primaria del público hacia ambos es tan negativa. Creo que va empeorando, porque nadie entiende la historia que se está intentando contar. Y eso es porque no se está contando bien, o porque la gente iba muy predispuesta a ver a Roman ganar y a enfadarse por ello.

La cosa no empieza mal. Roman ataca con buenos KO Punchs, seguramente intentando emular la estrategia que llevó a cabo en WrestleMania 31, y gracias a la cual, pudo presentar batalla ante el aparentemente invencible Lesnar. Como entonces, consigue lanzarlo contra el poste, aumentando su dolor en la cabeza.

Brock está fuerte. Hoy pega especialmente duro. Hay un rodillazo que casi mata a su rival. Pero comienza a aburrir al público con su súplex city.

Después de un pequeño comeback de Roman, con los citados KO Punchs, Brock lo agarra y aplica F5. Como no es suficiente para ganar, aplica un montón de ellos. Cada vez que Reigns se recupera, el público se enfada un poquito más.

Porque, a estas alturas, los aficionados tienen la idea de que Reigns va a soportar lo que no ha soportado nadie, ganar el título y proclamarse Super Saiyajin Legendario. Lesnar aplica un F5 sobre la mesa de comentaristas, y más sobre el ring. Como Roman no se rinde y Brock está muy enfadado con la reacción del público, se quita la codera y pega codazos a su contrincante como si esto fuera un combate de MMA. Le abre una brecha en la frente, y la cara de Roman queda sumida en un mar de sangre.

Con la cara roja, Reigns aún tiene un gran comeback final, con el que consigue aplicar dos Spears. El público teme que gane. Cuando va a por la definitiva, se impulsa dos veces contra las cuerdas, como hizo cuando derrotó a Undertaker, pero es recibido con un nuevo F5, que ahora sí, acaba con toda su resistencia. Hay que decir que el público reacciona muy buen con el comeback final de Reigns.

La lucha no está mal. Al menos tiene una historia, que es más de lo que pueden decir la mayoría de las luchas. Pero les enta y... rara. Desde luego no es lo que quería ver la grada.

Puntuación: ***1/4

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