Si algo debe ser WrestleMania, The Showcase of Inmortals, es el lugar en el que pasan cosas importantes, en el que los luchadores se convierten en leyendas. Y es que, son muchos los casos de wrestlers que han ganado su primer título mundial WrestleMania. Entre ellos, están Rey Mysterio, Randy Savage, Batista, John Cena, The Ultimate Warrior, Shawn Michaels o Steve Austin.
Pues bien, este año, en 2020, eso ha ocurrido en 2 ocasiones. La primera no estaba en los planes de WWE, pero ha pasado: es la victoria de Braun Strowman frente a Goldberg. La segunda, es la de Drew McIntyre frente a Lesnar.
Con estas dos victorias, los campeonatos vuelven a manos de trabajadores del día a día, dejando aparte a los luchadores temporales, que creo que no van a tener un papel muy importante en esta época de pandemía, en la que la empresa se está ajustando el cinturón presupuestariamente. Creo que no está tan bien, eso sí, que ocurran estas dos victorias al mismo tiempo.
Porque WrestleMania tiene que ser un sitio en el que se recuerde la ansiada y soñada victoria de una persona, como ocurrió con Kofi Kingston el año pasado. En 2020, ha ocurrido con dos luchadores, y ha ocurrido en circunstancias muy similares, con combates muy similares. Por no decir, que ha ocurrido sin público, y eso implica convertir un momento épico, en algo muy frío.
Yo no entiendo muy bien por qué WWE ha decidido ir por este camino con las dos luchas titulares. Me vale lo de Goldberg, porque es obvio que en la empresa no confían en su habilidad como luchador; pero, en el caso de Lesnar, dar un combate del mismo tipo, 24 horas después, quedó muy raro.
La cosa entre ambos empezó muy bien en Royal Rumble. Lesnar estaba llevando a cabo una absoluta masacre, pero llegó el escocés, y lo despachó a través de su excelente patada, el Claymore. Los dos luchadores se miraron durante largo rato. Parecía que no había rivales para Brock, que nadie podría hacerle frente. Entonces, apareció McIntyre, y ganó el Rumble. Da la sensación de que Vince ha elegido su nueva gran estrella.
McIntyre apareció por WWE hace 11 o 12 años. Un escocés alto, delgado e imberbe, que fue denominado por el propio Vince McMahon, como The Choosen One, el elegido, pues parecía tener un gran futuro. En sus primeros meses, tuvo bastante éxito, pero no pasó mucho tiempo hasta que los creativos de la empresa se aburrieron de él.
En esos primeros meses, no pudimos estimar nada demasiado llamativo en su estilo luchistico, y, sin embargo, fue cuando acabó en WWE Superstars, teniendo combates intrascendentes frente a gente como Jack Swagger, Low Ki o Chris Masters, cuando dejó ver una habilidad bastante notable.
Drew pasó a formar parte de 3MB, un stable humorístico que formaba con Heath Slater y Jinder Mahal, tipos cuya conexión era, simplemente, su estatus de jobbers. McIntyre y Mahal perdieron totalmente su identidad, aunque hicieron algunas cosas entretenidas. Los dos acabaron despedidos.
Pero los dos volvieron, tras un tiempo fuera, y mejorar mucho su forma física. En el caso de Drew, este se curtió mucho en territorios independientes, en EVOLVE, y en TNA. Mejoró en todos los aspectos, y volvió a WWE, con un físico y una actitud mucho mejores. Ahora, parece que lo tiene todo para ser una gran estrella.
Salvo, quizás, un poco de personalidad. Las grandes estrellas de WWE hasta ahora, tipos como Hogan, Austin, The Rock o Cena, eran personas con muchísimo carisma, hombres a los que siempre gusta oír hablar, y eso ayudó mucho a convertirlos en estrellas. Ya hemos visto en los casos de Roman Reigns o Becky Lynch, que convertir a personas en estrellas, para ponerlos a leer guiones escritos por un guionista mediocre de telefilm, no funciona. Se nota a kilómetros que no hablan ellos mismos. Temo que con Drew pase algo similar, porque ya he visto en él algunas de esas sonrisas, algunas de esas palabras escritas sin talento.
Así, con un McIntyre que ya recibe buenas reacciones, pero sin nadie en las gradas para reaccionar a su victoria, llegamos a esta lucha titular, el main event de la segunda noche de WrestleMania. Drew empieza sacándose un Claymore de la nada, pero la cuenta no llega a tres. Ese finisher se está convirtiendo en algo aún más sorprendente que un RKO.
Lesnar consigue librarse del ataque del escocés, y lo introduce en Suplex City, para terminar con un F5. Pero la cuenta... ¡sólo llega a 1!
Segundo F5, y la cuenta llega a 2. Tercer F5, y la cuenta se acerca a 3. Lesnar se desespera, pero Heyman le recuerda que no hay prisa ninguna, que tenemos toda la noche. "All Night Long" grita Lesnar, pero, cuando busca otro F5, se come un Claymore. Dos más, y la victoria se va para McIntyre, que no puede creerlo. Tenemos nuevo campeón, y nueva estrella.
La lucha, de por sí, no está mal, pero deja mal sabor de boca, porque ya hubo una similar la noche anterior. Incluso la noche siguiente, en su lucha frente a Big Show, Drew tuvo un combate más digno. No sé por qué WWE hizo esto con Lesnar. A veces me pregunto si es que cobra menos por combates de este tipo. En fin.
Puntuación: **1/2
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