En 2018, la nueva NWA, presidida por Billy Corgan, celebró una función por el 70 aniversario de la marca, la National Wrestling Alliance. En él, Nick Aldis recuperó el Campeonato Mundial de los Pesos Pesados de NWA, derrotando a Cody Rhodes.
Entonces, empecé un especial sobre este aniversario. La NWA, junto a la WWE, es la marca más importante dentro de la historia del wrestling americano, y durante muchos años, de hecho, dominó toda la industria. Pero ha pasado mucho tiempo, y las siglas han ido de mano en mano. El título ha rondando por muchos sitios, y por muchos contextos distintos. Así que me hace ilusión ver una lucha por cada década, dentro de esos 70 años de vida, porque vamos a observar altibajos muy claros, y eso me interesa. Además, es una forma de resumir la historia de la NWA, muy poco a poco.
70 años son muchos, pero esa supervivencia no tiene tanto mérito. No es un caso parecido a los 85 años del Consejo Mundial de Lucha Libre, que siempre ha sido una empresa legalmente constituida, que nunca ha dejado de promover espectáculos en distintas arenas de toda la República Mexicana. No hay una empresa llamada NWA que haya sobrevivido todos estos años, sino una marca y unos derechos sobre algunas cosas ligadas a ella, que han tenido muchos dueños.
La NWA se fundó en el año 1948, como una alianza entre promotoras regionales, que posibilitó intercambios de luchadores entre ellas. No había maldad en su nacimiento. Más bien, era algo así como la alianza que existe, actualmente, entre NJPW, CMLL y ROH.
Entre esas buenas intenciones, existía la idea de crear un sindicato para luchadores, o unificar las reglas, para convertir al deporte en algo más serio. Pero, donde hay humanos con cargos, siempre existe la necesidad de dominación, de búsqueda de poder, y, sobre todo, de corrupción. En el año 56, el gobierno americano tuvo que obligar a la NWA a cambiar sus reglas, puesto que violaba sin parar la Ley Antimonopolio.
Ya había habido intentos de crear versiones anteriores de la NWA. Pero el concepto chocaba con la intención de muchos promotores de organizar sus negocios de manera independiente, una intención que suena totalmente lógica.
El primer World Champion del que se tiene constancia es George Hackenschmidt, un europeo campeón de lucha greco-romana, que derrotó al campeón americano Tom Jenkins, el 4 de mayo de 1905, en New York, siendo, así, considerado campeón mundial. Perdería el campeonato en 1908, al ser derrotado por el famoso Frank Gotch, el luchador más importante de ese momento. Con el retiro de este por lesión en el año 13, el campeonato perdió fuerza.
Durante las décadas siguientes, otros promotores crearon su propio World Championship, en ciudades como Omaha y Boston. En 1929, nació la National Wrestling Association creada por la National Boxing Association, que también quería extender su dominio sobre el deporte del catch, pero no fue aceptada por parte de los promotores. De todos modos, el último campeón sería Lou Thesz.
Pero llegamos ya al año 48. Promotores de Kansas, Chicago, Des Moines y Ohio habían iniciado ya una alianza, manteniendo campeones locales, pero sólo un campeón mundial, y disponiendo una alianza muy lucrativa para todos. El campeón mundial podía luchar en cualquiera de las promotoras, frente a las grandes estrellas de la ciudad, recibiendo, a cambio, un porcentaje de la entrada recaudada, que podía estar entre un 8% y un 15%. Esto acabó convirtiéndose en la National Wrestling Alliance.
Hubo una lucha de unificación entre el primer campeón de la NWA, Orville Brown, y el campeón de la otra NWA, Thesz. Aunque no lo logró en primera instancia, tras el retiro de Brown, Thesz acabó siendo el gran campeón de sus tiempos, y continuó recorriendo el país, venciendo a campeones locales, y unificando títulos. En el año 50, de hecho, derrotó a George Wagner, unificando también bajo su manto el campeonato de la AWA.
A esta época pertenece la primera lucha que vamos a revisar en este especial sobre el campeonato de la NWA. Se trata de un enfrentamiento titular entre el campeón, Lou Thesz, y el Nature Boy original, Buddy Rogers, que tuvo lugar el 26 de enero de 1951, en el Chicago International Amphitheatre, en Chicago.
Esta es la pelea más antigua de cuantas tenemos en el blog. Forma parte del archivo municipal de películas de Chicago, y fue publicada en Internet en 2014. Hasta entonces, era imposible verla. Junto a ella, muchas otras grabaciones de lucha libre están disponibles en el canal de Youtube de esta institución, que se ha dedicado a digitalizar un material que precede la existencia de los VCR. Esta es una de las maravillas de La Red, poder contar con con material audiovisual que ha pasado guardado 60 años en una ciudad que está a miles y miles de kilómetros de la mayoría de las personas que lean esto.
El 26 de enero de 1951, Lou Thesz defendía el Campeonato Mundial de la NWA ante Rogers, en un combate al mejor de 3 caídas, con duración límite de 60 minutos. Duración que se comen, acabando empatados, tras una gran lucha.
Ambos luchadores están en gran forma, tienen mucho cardio, y aguantan todo ese minutaje sin dar su brazo a torcer. Lou es mucho más técnico, llavea cuerpo y extremidades sin parar, mientras que Rogers es más bruto y picaro. Golpea al límite de la legalidad, ataca cuando no debe, causando bastante daño.
Son muchos minutos de llaveo y contrallaveo, que le dan la primera caída al campeón. Con sus poderosas piernas, durante la segunda caída, Rogers aprieta la cabeza de su rival. El candado es muy fuerte, como toda llave y golpe en la lucha, que parecen muy reales. Los forcejeos y contrallaveos no demuestran ninguna coreografía. Bien se podía decir, en esos tiempos, que el wrestling era real.
En un movimiento electrizante, Buddy golpea con una superkick que le quita la cabeza a Thesz. Le deja en muy mal estado. Después de eso, aplica un Piledriver, y se lleva la segunda caída. Se iguala la contienda.
Pero recordemos que había un tiempo límite de 60 minutos, y se están acercando, peligrosamente, las agujas del reloj a la posición concreta. Los luchadores se empiezan a desesperar, y los ataques son más rápidos y más fortuitos. Lou busca ataques a las piernas, pero no halla la rendición de su oponente. Llega la hora, y el referee levanta los brazos de ambos.
Esto es wrestling clásico. Existe ese esfuerzo por dar combates largos e igualados. Supongo que, también, si el campeón se llevaba parte de la recaudación, se le exigía que llenara buena parte de la cartelera. El caso es que lo hace con dedicación y realismo. Sólo el final me disgusta un poco, me deja un poco frío. Pero, por lo demás, me encantan este tipo de combates.
Puntuación: ****3/4
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