Seguimos repasando el evento WrestleMania 32. por ahora, hemos tenido luchas bastante buenas, pero ninguna espectacular. ¿Podrá el main event convertir este WrestleMania en un evento épico? Ni de coña.
WWE se ha empeñado en convertir a Roman Reigns en su super héroe nuevo. Y forzar al público a quererlo. Ya pasó algo parecido con John Cena, quien también se consagró en WrestleMania, ante un Triple H rudo, y entre abucheos. Pero la era de la web 2.0 es distinta, las redes sociales hacen que el odio se extienda de manera más veloz.
Teníamos a la Autoridad en Raw, molestando siempre, pero si hacer absolutamente nada, ni bueno ni malo. Y a Reigns, que después de perder su primera oportunidad en el main event de WrestleMania, estaba metido en una rivalidad con los Wyatts. Con las lesiones de Rollins, Cena y Sting, de nuevo era hora de convertir a Roman en el Super Héroe que Vince quería, aunque no hubiera nadie que lo tragara. Así que El Imperio Romano destrozó a Triple H, y el propio Vince volvió a escena, para intentar que el público quisiera más al ex-Shield. EL resultado fue un storyline extremadamente infantil, con La Liga de Las Naciones como esbirros de Vince, y este quedando en ridículo, semana tras semana, frente a Reigns.
Esa Storyline diseñada para retrasados, acabó en un Royal Rumble en el que Roman perdió el título de WWE, de forma "muy muy injusta", ante Triple H en la batalla real. Nadie lo hubiera dicho. Tendríamos, obviamente, una lucha entre ambos en WrestleMania, en la que al fin triunfaría el bien.
Entre tanta tontería propia de la WWF del año 90, la cosa se puso un poco interesante unas semanas antes de WrestleMania, cuando Triple H le reventó la nariz a Roman Reigns a base de hostias. El odio entre ambos subió de nivel.
Con esa lesión real, y siendo el pedegree el finisher de Triple H, había cimientos para montar una buena lucha, aunque fuera solo en ese aspecto. Pero no llegan ni a eso. El main event de WrestleMania 32, resulta ser extremadamente mediocre.
Junto a Triple H, aparece en el estadio de Dallas un ejército de calaveras, capitaneadas por Stephanie McMahon. Luego llega Roman Reigns, con fuegos de artificio.
La lucha no es mala en sí, pero no tiene mucho significado. A Triple H, como digo, no se le ocurre pegarle en la cara a un tío al que le rompió la nariz. Tienen una primera parte de brawl normalito, sin nada destacable.
Steph se mete en el ring, y espera media hora en la esquina, discutiendo por nada con el referee, para comerse un obvio Spear. Posteriormente, Triple H ataca los brazos de Roman, para evitar una futura lanza, pero con esos brazos dañados, Reigns lo levanta y le pega bombazos. Nada sirve para nada. Al final, el ex-shield gana con un spear, y se lleva el título.
Todo muy normalito, y sin mucho significado.
Aunque me falta por ver la lucha entre New Day y League of Nations, voy a hacer un juicio del WrestleMania en conjunto. Es un evento que tiene dos luchas muy buenas (charlotte/Banks/Lynch y Styles/Jericho), y otras dos bastante buenas (Ladder, Taker/Shane). Además, tiene mucho espectáculo por la aparición de estrellas (O'Neal, Rocky, Austin, Cena, Michaels, Foley, DDP, Sting...). Pero no tiene ningún MOTY, ninguna lucha genial. Así, queda como un evento entretenido, sin nada rematadamente malo, pero sin nada recordable de verdad, lo cual es trágico para un WrestleMania con 100.000 supuestos espectadores.
Puntuación: **1/2