2019 comienza, para WWE, con una nueva edición de su veterano evento Royal Rumble, aquel en el que siempre se ha dado la batalla real más interesante del año en la industria del wrestling. Desde 2018, ya no es una, sino dos las batallas que se dan en cada edición, puesto que ahora también hay versión femenina.
WWE está intentando convertir Royal Rumble en algo un poco más grande. Algo que se acerque a WrestleMania. Se han realizado eventos especiales en los día previos, con un torneo en el que se han enfrentado luchadores de 205 Live, Nxt y Nxt UK, que se emitirá en unos días. Ha habido, por supuesto, un gran Takeover, del que también hablaremos próximamente; y un Royal Rumble en un estadio de béisbol, ante cerca de 50.000 aficionados. Como siempre, WWE infla sus datos, quizás por las entradas regaladas a invitados y miembros del staff. Pero seguro que se superaron las 40.000 entradas vendidas.
Las dos batallas reales son material más que suficiente como para atraer a mucha gente. Pero también teníamos una nueva batalla entre Styles y Bryan, que siempre salen buenas. Ronda Rousey defendía su campeonato ante Sasha Banks, y es una alegría ver a esta luchadora regresar a planos importantes. Por su parte, Shane McMahon volvía a vestirse de corto, para hacer pareja con The Miz y buscar los títulos en pareja, mientras que Brock Lesnar defendía el título universal en otro Dream "David vs Goliat" Match. En conjunto, la cartelera suena realmente bien.
Lo primero que vamos a revisar en ese evento es el 30 Men Battle Royal, la batalla real masculina. Esta es una edición que no me ha llamado demasiado la atención y, aunque al final mejora bastante, la parte principal de la misma es muy irrelevante.
Hay muy poquitas historias que se cuenten en el Rumble. Pero la cosa empieza bien, con Jeff Jarrett confrontando a Elias. Dos históricos guitarristas se enfrentan, y el veterano se come una guitarra y es eliminado. Ya le vimos hace poco en
AAA, y ahora en WWE, donde, parece, empezará a trabajar como productor. La verdad es que el bajón físico que ha pegado en los últimos años es obvio.
Pronto sale a escena también Kurt Angle, tan sólo para ser eliminado al momento. Con tantas humillaciones consecutivas, es de esperar que WWE esté planeando algo para él en WrestleMania, porque si es para nada, es para matarlos.
Curt Hawkins tiene un momento entretenido, al esconderse bajo el ring, y ser perseguido por Titus O'Neal, que entraba temeroso de tropezar y caer como el año pasado. Hawkins elimina a Titus, y su alegría es enorme.
Kofi Kingston protagoniza otro par de falsas eliminaciones, que es lo más importante que hace en todo el año. También entra No Way José, del que ya no se acordaba nadie. Le han dado el personaje típico de idiota que sale bailando con un séquito, y le interesa más bailar que luchar, por eso no le importa ser eliminado en un instante. Tras él, aparece Dre McIntyre, que asesina a todo el séquito. Interesante la manera en la que están pintando a este tipo.
Bobby Lashley es eliminado en cuestión de segundos por Seth Rollins, así que se venga de él ,destrozándole contra la mesa de comentaristas. Samoa Joe, Dean Ambrose y Jeff Hardy, que es, seguramente, el luchador que mejor reacción cosecha, son eliminados como si nada, sin ninguna historia de por medio. Casi lo mismo pasa con los tres integrantes de NXT que aparecen, Dunne, Black y Gargano.
Realmente, casi nada pasa en toda la batalla, hasta la parte final, en la que la cosa se pone mucho más interesante. Igual que el año pasado, Dolph Ziggler hace acto de aparición, cuando ya se pensaba que había dejado la empresa. Y consigue eliminar a Drew, quién le había sacado de escena semanas antes. Rey Mysterio y Andrade se ven las caras, recordando su rivalidad en
Smackdown. Y Braun Strowman hace de las suyas, eliminando a muchos rivales.
Lo mejor de la noche llega cuando le toca el turno a R-Truth, quién, al ganar la segunda edición del Mixed Tag Challenge, tenía el derecho a entrar con el número 30. Pero, tal y como había hecho un rato antes Becky Lynch en la batalla femenina, Nia Jax entró para quedarse con un sitio que no es el suyo. Pero, en este caso, lo hizo dándole un palizón al pobre Killings.
Nia Jax puede con Mysterio, con Andrade y con Orton. Pero, después, le atacan entre todos. Se come un 619 y un RKO, para ser eliminada. Y a la gente no le da mucha pena por ser mujer. Después de generar mucho amor en su rivalidad con Alexa Bliss, relacionada con el Bulliying sufrido en su vida, tras partirle la nariz a Becky Lynch, se ha convertido en una gran villana.
Orton aprovecha la ocasión para eliminar a Rey, y Andrade hace lo propio con él. También el mexicano es derrotado, y queda Strowman con Ziggler, Mustafa Ali, que seguramente es la persona que mejor batalla ha realizado, y Rollins, que vuelve de su descanso entre las mesas. Entre los tres intentan vencer al monstruo, pero tanto Dolph cono Ali son eliminados. Parece que Rollins puede correr el mismo riesgo, y de hecho, lo bueno de este final es que puede pasar cualquier cosa, porque se enfrentan los dos grandes favoritos. Finalmente, es Seth el que sale triunfante, por lo que se asegura un puesto en WrestleMania, ante Brock Lesnar. Por otro lado, es una pena lo de Braun. Puede que, un año más, se encuentre sin nada interesante en el magno evento.
La lucha es bastante mediocre en su mayor parte, pero a partir de la entrada número 25 de Rey Mysterio, la calidad de la lucha es bastante alta. En ese sentido, la ventaja de esta batalla es que había tantos jobbers, que no se acumularon nunca demasiados para el final.
Puntuación: ***1/2