El 28 de junio, es el Día del Orgullo Gay, un día al año en el que el colectivo LGTBI sale a la calle a demostrar que no tiene nada de lo que avergonzarse.
Ese día o, normalmente, el fin de semana más cercano, se celebran fiestas realmente grandes en las principales capitales de estado, que atraen muchos turistas y gente de provincias. Esto pasa en Nueva York, en Madrid, o en Ciudad de México, por ejemplo.
No hay ninguna gran empresa de lucha libre que se haya relacionado mucho con estas celebraciones. En WWE sí que ha habido algún gesto simbólico, pero nada que haya tomado forma de lucha o storyline. Ha sido en 2019, en el Consejo Mundial de Lucha Libre mexicano, donde hemos visto una lucha en honor de este día.
En los últimos años, CMLL ha conseguido capitalizar el turismo que atrae la Ciudad de México. Porque la lucha libre es un rasgo característico mexicano muy llamativo, y parece estúpido que ayuntamiento y empresa no hubieran colaborado en el pasado para convertirlo en un elemento de interés turístico. Así, desde hace un tiempo, el Consejo ofrece packs turísticos centrados en la lucha, ha colaborado con exposiciones y museos, y ha organizado funciones especiales, como la de Día de Muertos, muy atractivas para los visitantes.
En 2019, la empresa suma un acto especial más. En la función de Super Viernes en la Arena México, presentó una lucha especial con motivo del Día del Orgullo Gay. Su nuevo luchador exótico, Dulce Gardenia, se enfrenta a Disturbio.
Los luchadores exóticos son tan antiguos como la propia lucha libre. Los primeros partícipes de este estilo en la Arena México se remontan a la década de los 30. Son luchadores que interpretan personajes transgenero, o, simplemente, que presentan cierto carácter homoerótico. No son un ejemplo de igualdad, puesto que, básicamente, son personajes cómicos, y una muestra de que en México, los avances sociales van un poco más lentos. Pero en un día como el del Orgullo Gay, lleno de excesos y diversión sin complejos, este no desentona.
El último gran luchador exótico del Consejo Mundial de Lucha Libre fue Máximo, que abandonó la empresa hace un par de años, y que era muy querido por el público. No había habido otro desde entonces, y tampoco es que haga falta. Pero, hace unos días, debutó en la Arena Coliseo de Perú 77 un nuevo usuario de este estilo: Dulce Gardenia, luchador entrenado por El Último Guerrero. Él será el encargado de representar al colectivo LGTBI, y, por lo que se dice, mucha gente le ha mostrado su apoyo. Sin haber debutado anteriormente en la Arena México, participa en esta lucha especial, a una sola caída.
Su rival es Disturbio, luchador que lleva el pelo pintado con colores variados, que recuerdan a la bandera LGTBI. Es un rudo que lucha en las peleas preliminares, pero que últimamente ha estado en varias cosas importantes, demostrando que tiene mucho carisma para la maldad. Tuvo una lucha de apuestas frente a Metálico, fue Second de Máscara Año 2000 en el main event de Juicio Final, teniendo un papel determinante, y, ahora, protagoniza esta lucha especial.
Que no es una gran lucha, es un espectáculo entretenido, en el que un rudo mucho más fuerte que su oponente, y más experimentado, se ve superado debido a la confusión que causan las maniobras de distracción homoeróticas del exótico. Gardenia utiliza algunos movimientos divertidos al principio de la lucha, para recibir una buena paliza por parte de Disturbio después. Pero, en los últimos minutos de la batalla, algunos intentos de besuqueo, y algunos restregones lujuriosos, incluido alguno para el referee, permiten al técnico utilizar una maniobra para poner la espalda de su oponente plana, y llevarse la victoria.
Como parte de la celebración del orgullo gay, y para variar, no sólo había chicas bailando hoy en la rampa, también un par de hombres. Tras el combate, Dulce Gardenia concede entrevistas a los medios, en las que deja claro que se siente muy contento de representar al colectivo LGTBI, que ha recibido mucho apoyo por parte de este, pero que, aunque su personaje sea exótico, él no es gay. Quiere dejarlo claro, porque, dice, su padre se había enfadado con él, pensando que era "joto" (expresión mexicana para referirse a los homosexuales de una manera no muy amistosa), y había tenido que explicarle que todo era una interpretación. Es una forma extraña de defender la igualdad. Los hombres en México son como esos señores en occidente, de otra época, que quieren aparentar que no son homófobos, pero que utilizan explicaciones de otros tiempos, como "no hacen daño a nadie", y que siempre defienden su teoría con miedo a que alguien crea que ellos también son gays. Tienen buena intención, pero se les ve el plumero.
Puntuación: **3/4
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