Vamos a empezar a hablar de Homenaje a Dos Leyendas. En su edición de 2018, CMLL nos ofreció una velada culminada con una lucha de apuestas entre Cuatrero y Ángel de Oro. No es la lucha de apuestas más esperada de la última década, pero es una lucha de apuestas.
Pero antes de ver las luchas de este año, vamos a hablar del homenajeado Mil Máscaras. Si hacemos un especial sobre el Hall of Fame de la WWE, también tenemos que dedicarle unas jornadas al luchador homenajeado por la empresa más antigua del mundo en la industria. Sobre todo, hay que hacerlo cuando el tipo en cuestión es Mil Máscaras.
Homenaje a Dos Leyendas nació en el año 1996 como Homenaje a Salvador Lutteroth, el fundador del Consejo Mundial de Lucha Libre, e introductor, por tanto, de la lucha libre en México. Este evento se llevó a cabo hasta el año 99, cuando cambió su nombre por el de Homenaje a Dos Leyendas, siendo, durante varios años, El Santo la segunda leyenda. En esa época, su hijo, El Hijo del Santo, formaba parte de las filas del Consejo.
El tiempo pasó, y la segunda leyenda fue variando a lo largo de los años. El año pasado, por primera vez, se homenajeó a una persona viva, el Villano III. Este año, esto vuelve a ocurrir, y el homenajeado es una leyenda enorme: Mil Máscaras, el tío de Alberto Del Río.
Mil Máscaras es uno de los luchadores más importantes en la historia de México. Y quizás el más importante. Es posible que, en ese país, no llegara a los niveles de popularidad de El Santo o Blue Demon, pero, a diferencia de estos, Máscaras tuvo un gran éxito a nivel internacional, tanto en Estados Unidos como en Japón.
El ya anciano luchador fue el primer súperheroe enmascarado en triunfar fuera de México. Y su éxito no fue pequeño. En Japón, causó verdadera conmoción, teniendo una popularidad que Meltzer llegó a comparar con la posterior de Hogan en Estados Unidos. También fue el primer mexicano en estar en los main events de la WWE, al tener varias oportunidades por el título de la empresa en el Madison Square Garden, ante Superstar Billy Graham. Y, por supuesto, en México, tuvo grandes rivalidades, al ser uno de los pocos pesos pesados nacionales en la época. Su rivalidad con Canek es legendaria, y llegó a estar en 20 películas, y ganar títulos y máscaras tanto en el CMLL como en el Toreo de 4 Caminos.
La inmensidad de su carrera sólo se puede igualar al tamaño de su ego. Posiblemente, sea el tipo más egocéntrico en la industria, y no es decir poco. Pero, es que, cuando uno le escucha hablar sobre su carrera, se da cuenta de que la mitad de las cosas que dice son falsas, y de que sufre un síndrome de Elvis obvio. Está loco perdido.
JBL se refirió a él, poco antes de que fuera exaltado al Salón de la Fama de WWE, como el mayor egomaníaco que ha dado el mundo. Y lo hizo durante los comentarios de una lucha de Alberto del Río en un PPV, lo que quiere decir que esas palabras, posiblemente, sean de Vince McMahon, más que suyas. O al menos, están aprobadas por él.
También Jericho hablaba de Mil Máscaras en este sentido en su primer libro. Aunque Mil Máscaras no se ha retirado nunca, sigue luchando eventualmente hoy, con 75 años, aproximadamente. Pero ya en los 90, con más de 50, luchaba en un estado físico no muy bueno. Chris señalaba que aunque Dos Caras era bastante educado, Máscaras le reñía por hacer bien su trabajo, por lucirse. El enmascarado afirmaba que la gente iba a las arenas a verle a él, y que los demás debían estarse quietecitos.
Y, precisamente, estaba mirando vídeos en Youtube, y resulta que él y su sobrino, Alberto el Patrón, han tenido un cruce de declaraciones últimamente. Parece que incluso pueden verse las caras en algún combate. Hay quien pensaría que las declaraciones son en Kayfabe, pero conociendo a ambos, sabemos que no. Son dos bocazas.
El caso es que parece ser que Mil Máscaras hizo alguna declaración no muy respetuosa sobre el Hijo de Dos Caras, que es el hermano de Alberto, y lleva pocos años luchando como profesional. Quizás Máscaras se ofendió porque Dos Caras e Hijo de Dos Caras acompañaran a El Patrón en algún programa de Impact. Pero, después de eso, Del Río dejó de callarse lo que pensaba sobre su tío, y habló, en un par de entrevistas, sobre lo mala gente que es, y las mentiras que cuenta. Mil Máscaras siempre ha defendido que ha luchado en más de 50 países, y Alberto afirma que eso es mentira, que no tiene prueba de ello, mientras que él sí tiene todas las carteleras de los eventos en los que ha participado, en más de 30 países.
Mil Máscaras, obviamente, no se calló. En otra entrevista, el anciano enmascarado afirmó que sus sobrinos eran unos ignorantes. Qué él es la gran estrella de México, que también ganó el campeonato de WWE varias veces (mentira), y que, mientras que Alberto ha viajado por el mundo siempre luchando con los mismos, bajo la protección de WWE, él (Mil Máscaras), sí que fue a cada país a luchar contra la gente de ese país: a Francia a luchar con franceses, a Alemania a luchar con alemanes, a Nigeria a luchar con nigerianos... Sí, también es mentira.
Y es que, siguió hablando, diciendo que los jóvenes no saben de nada y no tienen respeto por los mayores, mientras que él sabe de todo: de historia, de arqueología, de física cuántica... Como personaje sería la hostia, pero el caso es que lo dice en serio. Está muy loco.
Me apetecía hablar de la cabeza de Mil Máscaras, pero lo realmente importante es su carrera como luchador, que si bien no fue vista en 50 países, sí tuvo mucho éxito en todos los grandes territorios del wrestling en el mundo. Por tanto, en este especial, vamos a repasar una lucha en cada país: una en Japón, ante su gran rival The Destroyer; una en Estados Unidos, ante Billy Graham en el Madison Square Garden; y otra en México, ante el gigante Canek. Vamos a verle luchar, por tanto, ante tres de sus más grandes némesis.
El combate que comentamos hoy enfrenta a Mil Máscaras con The Destroyer, en Japón, en el año 1973. El Destroyer es un luchador también enmascarado, pero es americano, y es rudo. Entonces, aunque no había héroes con máscara, sí que había luchadores heel que las llevaban, porque era un símbolo de malicia. El Destroyer, en concreto, era un tipo muy grande, técnico y duro, que se enfrentó a Mil Máscaras en muchas ocasiones. De hecho, en algún momento pensé en llenar el especial con tres luchas entre ellos, aunque en última instancia decidí que, para hacer un resumen tan rápido de una carrera tan inmensa, es mejor poner más variedad. Pero esa rivalidad es de un nivel difícil de igualar por cualquier otra rivalidad en la historia. La lucha que vamos a ver hoy es la más antigua que he encontrado, dado que se pueden encontrar combates de estos dos durante toda la década de los 70.
Es una gran lucha, muy física, muy ruda. Tenemos minutos y minutos de llaves entre estos dos enmascarados. Aunque Mil Máscaras tiene una técnica envidiable, estas llaves no son especialmente complejas. Porque, como venimos diciendo, Máscaras es un hombre que se lo tiene un poco creído. Y no le gustaba nada vender el castigo, como confirmó en su momento Superstar Billy Graham. Y aquí vemos como siempre, el mexicano, quiere llevar las de ganar, quiere ser él el protagonista, y aplicar sus castigos.
Pero esto no produce problemas. Lo que provoca es que los dos luchadores forcejean para conectar su ataque de manera correcta, y la sensación es que las llaves son reales. Y lo son en cierto sentido, porque, aunque no producen daño, los intentos y la resistencia a su uso sí que son verídicos, más o menos.
La lucha es al mejor de tres caídas. En la primera, tenemos todo este llaveo, y se termina cuando Máscaras aplica varios de sus cabezazos voladores sobre su rival, que suponen una de sus principales armas. En la segunda caída, seguimos igual, con la misma calidad en la aplicación de técnicas. Pero la suerte del mexicano se trunca, cuando se hace daño en una pierna tras el ataque del Destructor. Máscaras, hay que decirlo, vende esto muy bien. Está muy cojo, y, prácticamente, no se puede poner de pie. Destroyer ataca su pierna, y cierra una Figura 4 que causa sensación entre el trajeado público japonés. Después de resistir un buen rato, Mil acaba rindiéndose. Tenemos un empate.
En la tercera caída, Mil Máscaras empieza sufriendo, de nuevo, en su pierna, pero va recuperándose, hasta volver a llevar la iniciativa. Busca sin parar el cabezazo volador, porque ya quiere acabar con esto. Lo aplica varias veces, pero, cuando va a por el definitivo, The Destroyer aprovecha su salto para proyectarlo fuera del ring. Mil Máscaras no consigue recuperarse a tiempo, y pierde la lucha por Count-Out.
Muy buena lucha, muy seria. El público está formado por señores y señoras mayores, que analizan las acciones. Los luchadores son de mucho nivel, y realmente están vendiendo esto como algo real. El final, quizás, me deja un poco frió, y eso le quita un poco de puntuación. Se nota que la rivalidad iba para largo, y este resultado ayudaba a mantenerla interesante.
Puntuación: ****3/4