Recientemente, y tal y como era de esperar, Daniel Bryan hizo su debut en AEW. Lo hizo con su nombre clásico, Bryan Danielson, ese que le hizo famoso entre los fans del wrestling de calidad, y que tanto echábamos de menos. Una vez más, AEW da un paso adelante para generar interés por encima de una WWE pasiva que deja escapar a todas sus estrellas, en una situación que recuerda un poco a la guerra con WCW de los 90.
Vamos a recordar, pues, la última lucha que tuvo en la empresa de McMahon. En realidad, ya pretendía hacer tal cosa, porque quería ver todos los combates especiales por el Universal Championship de Roman Reigns, hasta encontrarse con Cena en SummerSlam. Lo aprovechamos doblemente.
Como sabemos, a Vince nunca le ha gustado mucho Bryan. Sin embargo, en la temporada previa a WrestleMania 37, recibió un push inesperado, metiéndose en la rivalidad principal del show, entre Edge y Reigns. Obviamente, el objetivo fue convencerle de quedarse en la empresa, pues su contrato finalizaba poco después del magno evento. Ya sabemos que WWE no tuvo éxito en eso, pues Daniel ahora está en AEW, aunque espero que no se trate de un contrato de exclusividad, y que pueda luchar en otras partes.
Y es que Bryan es el mejor. Lo era antes de llegar a WWE, y lo es ahora, más de una década después. Y por eso quiero verlo en el mayor número de situaciones posibles. El Bryan de WWE estaba un poco maniatado, no tanto por esa tontería que dicen algunos de que Vince no permite a los luchadores dar el 100%, sino porque las posibilidades de dar grandes combates ahí se limitan a los momentos de push. Es cierto que en el caso de Bryan estos momentos no han sido pocos, pero podrían haber sido muchos más con un bookeo acertado. En cualquier caso, AEW todavía no ha demostrado que sea mejor que WWE organizando combates de calidad (de hecho, es muy inferior, pero todas las incorporaciones que está haciendo pueden dar mucho juego).
Bryan disputa en Smackdown un último gran combate que demuestra esa calidad. Recuerda un poco a la última lucha en Smackdown que tuvo Kurt Angle ante el campeón del momento, Rey Mysterio, poco antes, precisamente, de debutar en TNA. En este caso, Bryan no se toma el match a la ligera por ser el último, sino que entra al ring como un loco, atacando con velocidad, muy stiff, e intentando conseguir una rendición rápida, consciente de la diferencia de fuerza existente entre él y su rival.
Dentro del kayfabe, está en juego, no sólo el Universal Title, sino también la carrera de Bryan en Smackdown. Y es interesante que esta regla se limite a Smackdown, y no a WWE: está claro que WWE todavía esperaba su renovación, en cuyo caso, habría acabado en RAW. Su gran acometida inicial, finalmente, es frenada por la fuerza sobrehumana de Reigns, que destroza al American Dragon con sus clotheslines.
Presenciamos, pues, una lucha de tipo David vs Goliat. Bryan intenta muchas cosas, pero acaba comiéndose Power Bombs asesinas. Roman lo tortura, pero, para su sorpresa, el barbudo pequeñajo no se rinde. Convierte un intento de Superplex en un gran Back Suplex desde el esquinero, y se dispone a romperle el brazo a Roman. Y es más, no ataca el izquierdo, como es norma en la disciplina, sino el derecho, precisamente, para evitar sus Spears, sus Superman Punchs, sus Clotheslines...
Ese dolor aumenta mucho cuando el medio samoano se lanza sobre él en ringside, y atraviesa las barricadas con su hombro derecho. Daniel está cerca de ganar en varias ocasiones, con paquetitos, y con Running Knee, sin éxito. Consigue aplicar su Yes! Lock en más de una ocasión, retorciendo especialmente el brazo del campeón, pero este tampoco se rinde. En algunos momentos, da la sensación de que la victoria puede ir de lado del retador, dada la intensidad de su llave, pero no hay suerte. Posteriormente, Roman demuestra el poder de su brazo, y el poco éxito del castigo de Bryan, pegando muchos codazos, y aplicando varias Power Bombs, para terminar ganando con su llave de rendición, su Guillotina. Si bien Bryan bloquea su uso con el brazo derecho, legitimizando su trabajo sobre él, finalmente, Roman cambia de brazo y lo pone a dormir con el izquierdo.
La lucha es realmente buena. Quizás el selling de Roman es el problema. Salvo ese último movimiento, en el que se muestra incapaz de usar la Guillotina, hace lo que quiere con su brazo. Quizás hubiera sido mejor que Daniel atacara el brazo izquierdo, dado que Roman no pretendía ceñirse a la seriedad de este al luchar. Más allá de eso, es una gran lucha titular, con un hombre pequeño buscando maneras de ganar a través de su mayor conocimiento, y un hombre grande que viene de otro planeta.
Puntuación: ****
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