La muerte del Hijo del Perro Aguayo coincidió con el séptimo aniversario de la fecha en la que rapó a Hector Garza en un duelo de cabellera vs cabellera. Quien les iba a decir, cuando mantenían esa batalla, que 7 años después se reunirían en el infierno al que van los grandes rudos.
Como todo el mundo sabe, Perrito era el hijo de uno de los mayores rudos de la historia de la Lucha Mexicana. Pero no se conformó con vivir de la herencia de su padre, se convirtió por derecho propio en el gran rudo de México, y lideró un stable que propagó la destrucción por todas las promociones y arenas de la nación. Este grupo nació en el Consejo Mundial de Lucha Libre.
Su primer, y durante mucho tiempo, principal vasallo fue Hector Garza, un galán de novela que volvía loquitas a las mujeres que se congregaban en la Arena México todos lo viernes. Juntos, formaron un gran stable, Los Perros del Mal, de entre los cuales, ellos eran considerados “Los Perros Mayores”.
Pero la relación entre Perro Jr y el Querubín se fue deteriorando. En el recuerdo, estaba la gran rivalidad que habían mantenido años atrás, cuando ambos militaban en la AAA. La situación fue empeorando, formándose una rivalidad que acabaría en una lucha de cabelleras, en la función Homenaje a Dos Leyendas 2008.
La lucha es muy buena. Tengo pendiente ver más luchas individuales del Perrito, si victoria en Rey de Reyes 2012, sus enfrentamientos con el Místico, Los Dinamitas o Cibernetico. Porque siempre me ha parecido un gran rudo, pero no estaba seguro de que fuera el gran luchador que asemeja ser en esta confrontación.
Perro comienza dominando, mata a Hector a base de suplex, y lo remata con su lanza, para llevarse la primera caida. En la segunda caída, Garza se rehace, le aplica un powerslam y le remata con un moonsault.
En la tercera caída, todo se acrecienta. Los dos luchadores se sacan de la manga un millón de paquetitos y embolsamientos para intentar llevarse la caída. Son dos cabelleras muy valiosas. En concreto, la del Perro, no ha sido cortada nunca. Ninguno piensa dejarse rapar, la igualdad es máxima.
Un vuelo espectacular de Garza también hace acto de presencia. De pronto, los dos luchadores aplican exactamente las mismas combinaciones de ataques que les dieron la victoria en las caídas anteriores, pero en este caso, no dan resultado. Muy inteligente, cuando la cabellera está en juego, aparecen fuerzas donde no las hay.
Los intentos de conteo prosiguen, esto no acaba nunca. Garza ya va buscando su moonsault desde la tercera, y Perro busca una estrategia mejor: una distracción para el referee que le permita pegarle un fault a Garza. La primera vez, cuando aparecen todos los Perros a increpar, no da resultado, pero la segunda, gracias a su second, sí que funciona, y le da la victoria, y la valiosa cabellera de Hector Garza.
Ganar por fault no es el mejor final para una gran lucha, pero tiene sentido en el contexto de la confrontación. Era una estrategia premeditada, hasta los comentaristas de la lucha lo sabían.
Puntuación: ****