Seguimos hablando de Evolution, el primer PPV del main roster de WWE en el que sólamente participan mujeres. Como decía en anteriores posts, es un evento que me gusta mucho, en el que hay buenos combates, buenas reacciones del público, participación de estrellas a las que no conoce nadie, y de otras más veteranas que todos tenemos en el recuerdo. Pero, posiblemente, la gran lucha de la velada es la que mantuvieron Charlotte Flair y Becky Lynch, en un Last Woman Standing por el Smackdown Women Championship.
Becky Lynch es el fenómeno de este otoño en WWE, época del año en la que la empresa supera sus mínimos históricos en cuanto a audiencia, entre otras cosas, por la competencia con la liga regular de la NFL. Sin embargo, en este contexto triste, Becky ha levantado pasiones.
Lynch mola mucho, pero, como ha ocurrido con otra mucha gente, WWE le ha dado la espalda durante demasiado tiempo, casi como el punto débil de las Four Horsewomen venidas de NXT. No obstante, e incluso en rivalidades secundarias y, a veces, cómicas, su conexión con el público era obvia. En SummerSlam, realizó un turn heel para reforzar el personaje heroico de Charlotte Flair, pero WWE no consiguió su objetivo, pues el público la quiere, y cuanto más ruda sea, más la quiere, y eso ha llevado a que se odie a Flair. Y es que una mujer con ese carácter, con esa fuerza y ese acento irlandes, sin necesidad de silicona ni artificios, atrae a cualquiera.
Vince McMahon es un hombre de ideas fijas, que siempre ha tenido claro que el futuro es un combate entre Charlotte y Ronda Rousey. Y seguramente, algún día, esa lucha será el main event de un gran PPV. Pero, ahora, la subida en popularidad de Becky la coloca como un firme oponente de la excampeona de UFC. De eso ya hablaremos cuando comentemos Survivor Series 2018.
Tras sucesivas batallas, Becky consiguió llevarse el título femenino de Smackdown. WWE escuchó en cierta medida a su público, y no se atrevió a realizar la contrariedad que implicaría una nueva victoria limpia de Flair sobre Lynch. Para Evolution, la empresa ha preparado un Last Woman Standing para que se maten.
Salvo casos muy concretos, en un Last Man Standing no hay una gran historia, sino muchas microestrategias para dejar KO al rival, de tal manera que el nuevo intento de conteo sea el definitivo. Y la lucha entre Becky y Charlotte es así. Es una gran batalla, pero sin una historia global.
Hay uso de palos de Kendo, y uso de sillas. Las dos mujeres lanzan sillas sin parar sobre el ring, y las utilizan de forma efectiva para lanzarse, una y otra, contra el montón mediante suplexes. Becky parece tener bastante claro que debe seguir atacando la espalda de su rival, y domina la mayor parte de la contienda. Charlotte, no obstante, no se rinde, y utiliza la mesa para atacar en dos ocasiones a la campeona. Con el primer Moonsault, la mesa no se rompe, pero sí que lo hace con el segundo salto, que es parecido a un Swantom Bomb.
Flair ataca la pierna de su oponente, usando una escalera para aumentar el daño producido. Aplica la Figura 8 durante mucho rato, y Becky se rinde, pero eso aquí no vale. La del pelo naranja consigue librarse, usando una silla para atacar a The Queen, y la batalla continua fuera del ring, con brawl por el estadio, rematado por un gran Leg Drop volador desde una escalera de Becky, sobre una Charlotte que estaba sobre la mesa de comentaristas. Gran ataque.
Charlotte no se rinde, así que acaba enterrada bajo sillas y otros objetos. Las sillas de comentaristas son especialmente pesadas, pero, aún así, Flair consigue levantarse, con una cara de enfado que es un poema. Ataca ahora con un gran Spear, pero recibe una peligrosa Power Bomb desde el esquinero hacia una mesa de ringside, y de ese ataque, prolongado desde una posición muy alta, ya no se levanta. Para alegría del público, la ruda, Becky Lynch, gana la lucha y se queda con su campeonato durante un poco más de tiempo.
Muy buena lucha, muy enfocada a los grandes ataques, como suele pasar con esta especialidad.
Puntuación: ****