Cada año, al Salón de la Fama de WWE entran varios luchadores de bastante nivel, y a mí me hace ilusión tener una excusa para comentar un par de combates de cada uno de ellos. Con respecto a la edición de 2019, en el momento de escribir este, que es el primer artículo del especial Hall of Fame del año, sólo se han anunciado tres exaltaciones: la de D Generation X, la de Torrie Wilson, y la de Honky Tonk Man. No es que no lo merezcan, pero entre todos, no juntan una buena lucha.
Por eso, no es que esté muy animado con respecto a este especial a día de hoy, pero espero que la cosa remonte con próximos anuncios. Empiezo el especial hablando de Torrie Wilson, y así nos quitamos lo peor de enmedio rápidamente. Porque, si ahora celebramos el fin del machismo en WWE, y la llegada de la lucha de verdadera calidad a la división femenina de la empresa, Torrie Wilson ejemplifica todo lo contrario.
Aunque no necesariamente por su culpa. En cualquier caso, WWE tiene que inducir a una mujer al Salón de la Fama cada año, y tampoco tiene muchas opciones. Inducir a alguien de tiempos de The Fabulous Moolah, sería peligroso, por lo que pudiera llegar a decir en el estrado. Así que todas las candidatas son relativamente jóvenes. Este año, le toca a Torrie Wilson.
Wilson es el estereotipo de muñequita playboy más claro que existió en la clásica división de Divas de WWE, quizás sólo superada por Candice Michelle. Era una mujer muy rubia, muy guapa, con las piernas muy largas, que disputó luchas de conejitas, en ropa interior, concursos de bikinis, y todas esas mierdas tan ridículas y denigrantes. En dos ocasiones, apareció en la revista Playboy, como algunas otras de las mujeres que pasaron por WWE. En esos tiempos, la empresa se enorgullecía de ello.
Debutó en WCW, como valet, y fue utilizada en una storyline para seducir a David Flair, el hijo mayor de Ric, que luchó en esa promotora. En 2001, cuando WWE compró WCW, llegó a la empresa como parte de La Invasión, y en el PPV que llevaba ese mismo nombre, hizo pareja con otra chica de similares características, Stacy Keibler, que también había hecho el rol de modelo-luchadora eventual en WCW, para enfrentarse a dos mujeres mucho más experimentadas, Lita y Trish Stratus. No solo no estaban a la altura, sino que la lucha fue bajo la estipulación "Bra and Panties". La madre que los parió.
Con la división de marcas, Torrie Wilson se convirtió en un personaje muy importante en Smackdown. Era la mujer de la marca, la que aparecía en los postes junto a Lesnar y el resto de las estrellas masculinas. Pero, con el tiempo, las hormonas de la gente de WWE se fueron calmando, y se fue eliminando el material semipornográfico del producto. Después de una guerra tan dura con WCW, había que limpiar la imagen de WWE.
En ese contexto, con un poco más de lucha en la división femenina, Torrie no fue capaz de seguir el ritmo del resto de las chicas, pues sus habilidades eran limitadas. En 2007, abandonó una empresa en la que ya no tenía sitio, tan solo para aparecer de vez en cuando, en alguna battle royal o Royal Rumble.
Dicho esto, hay que ver una lucha de Torrie Wilson. Y tiene que ser una que sea paradgimática en su carrera. Que Dios me perdone.
La lucha que vamos a repasar tiene lugar en el programa Smackdown, en febrero de 2003. Torrie tuvo una rivalidad bastante dura con Dawn Marie, quién había llegado a WWE tras su paso por ECW, donde también hacía el papel de valet. En la empresa de los McMahon, protagonizó una historia en la que se enamoraba del padre ficticio de Torrie, el señor Al Wilson, llegando, incluso, a casarse con él.
Según esta absurda historia, Al murió durante la luna de miel, después de sufrir un ataque cardíaco, como consecuencia de tener demasiadas relaciones sexuales. Bendita muerte.
Por lo que sea, esto provocó una rivalidad entre Dawn Marie y Torrie, que se enfrentaron en varios combates "Madrastra vs hijastra". La lucha que comentamos hoy en un Bra and Panties Match, que es el tipo de combate que uno quiere hacer cuando su padre muere.
Creo que nunca me había parado a ver una lucha bajo esta estipulación. Resulta que la ganadora es aquella que le quita la ropa a su rival, hasta dejarla en ropa interior.
Ante un público que está encantado de presenciar semejante espectáculo, las luchadoras se enfrentan. El caso es que parecen tener un buen entrenamiento. Fit Finlay se tomaba en serio la formación de las Divas. Pero la lucha, que dura pocos minutos, está basada en ir quitando ropa al rival. Al final, la vencedora es Torrie, que también se baja el pantalón para enseñar un poco el culo al público, por si alguien ha quedado decepcionado con el resultado.
Nada más que decir.
Puntuación: *
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue articulo mas homosexual, creería yo que usted es el único "hombre" que se indigna de una lucha de brasieres y panties, al fin y al cabo, para ser hombre y feminista, es necesario si o si, ser un homosexual de tiempo completo. Pero tranquilo, ya puede usted ver muchas luchas de machorras o mejor aun para usted, ver luchas de negros gigantes, que esas luchas no lo deben indignar para nada.
ResponderEliminarJajajajaja, qué maravilla. Me encanta la literatura sobre viajes en el tiempo.
Eliminarjajaja bien jotito el autor, acaso no te gustan las tetas y culos? o preferirias una lucha de hombres ensenando la polla
ResponderEliminar