Tanahashi y Kushida consiguieron imponerse en los anteriores encuentros comentados, vengándose, así, de los resultados cosechados en enero, cuando ambos fueron derrotados por los malvados rudos. En este caso, fue el bueno, Okada, el que mantuvo la correa en su cintura entonces, y se propone hacer lo propio hoy.
Omega tuvo pie y medio fuera de New Japan. Muchos pensaron que acabaría en WWE, como todo el mundo. Recuerdo los años 80, cuando la empresa de McMahon destrozaba a toda forma de competencia, quedándose con todas las estrellas de los territorios, aunque luego no tuvera espacio para ellas, de manera que podías ver a Harley Race, Dusty Rhodes o Arn Anderson en posiciones casi ridículas dentro de su roster. Por suerte, Kenny fue inteligente, y decidió quedarse en Japón, para poder dar unas cuantas grandes luchas más antes de probar suerte en el gigante del entretenimiento deportivo.
Así, tiene la posibilidad de estar en este main event, diseñado para ser grande. La lucha entre el rubio y Okada de Wresle Kingdom recibió las 6 estrellas de Meltzer, nota reservada a las luchas que definen una generación. ¿Podrán estar a la altura en esta ocasión?
Yo no creo que su primera lucha mereciera una notar que se saliera del rango, pero era maravillosa. Esta no me ha gustado tanto. Me recuerda un poco a la trilogía cinematográfica de El Hobbit, en el sentido de que hay material para hacer algunas cosas muy buenas, pero se empeñan en rellenar demasiado tiempo con otras no tan transcendentes, de manera que el conjunto global resulta muy aburrido.
En las anteriores luchas comentadas del evento, el odio entre los rivales se transmitía claramente desde el principio. Aquí, no, todo empieza muy tranquilo, muy genérico. Tenemos unos minutos de brillante trabajo de Omega sobre la pierna de Okada, con una dropkick muy buena en la rodilla, y una Sillita Eléctrica sobre la mesa, que cumplen bien con la misión del americano, pero después de dos minutos, Okada está corriendo en un spring rapidísimo, y todo lo referente a ese trabajo ha sido olvidado.
Volvemos a la lucha basada en ataques buenos, pero aleatorios. Hay varios de Kenny sobre el cuello del japonés que están muy bien, y varios intentos de Tombstone por parte de ambos que llaman mi atención. Pero en general, tenemos bastantes minutos sin que ocurra nada que incluya un carácter semántico.
Omega pega algunos buenos ataques más a la nuca, incluyendo una gran Power Bomb sobre un Okada que volaba en ese momento intentado pegar una patada voladora. El campeón, por su parte, conecta el Rain Maker, y lleva a cabo varios intentos más, buscando hundir a su contrincante.
Ante las protestas del referee y los Young Bucks, Okada vuela desde el esquinero para conectar un flying Elbow sobre Kenny, que estaba en una mesa en ringside. Remata con Missile Dropkick, pero no es suficiente para ganar. Ahora, sus ataques frontales no cesan, y están mejor justificados. Omega se humilla, pegando puñetazos de rodillas sin efecto alguno, y recibe otros dos RainMakers. Parece que esto llega a su fin.
Omega se niega a abandonar, pero parece estar en muy mal estado. Aparece Cody, liderando al resto del Bullet Club, y viene con la toalla, dispuesto a declarar la rendición de Su compañero. Los Young Bucks se oponen, y esto da tiempo a Omega para reaccionar con un rodillazo y una Hurracarrana. Los minutos que tenemos ahora son fantásticos, porque después de la intromisión de Cody, parece que el final va a llegar en cualquier momento, pero una y otra vez, los dos luchadores evitan ser derrotados. Okada soporta el One Winged Angel. Omega apunta amenazante al campeón, pero esa misma mano la agarra este para conectar un nuevo Rain Maker.
El Bullet Club asiste, como en una lucha de leñadores, a un duelo que, ahora sí, es dramático. Omega conecta algunos rodillazos, pero cuando va a buscar el One Winged Angel, Okada lo reversa y lo transforma en un Tombstone a su favor. Busca ahora un nuevo Rain Maker, pero Omega lo esquiva... cayendo de rodillas por el agotamiento. Genial escena.
Omega pega Tres rodillazos más propios de un asesino que de un wresler, pero Okada evita el finisher. El tiempo límite de una hora se va acercando, cuando el japonés consigue aplicar un Tombstone Piledriver. Omega se desespera por ganar, pero acaba llevándose un nuevo Rain Maker. Okada está demasiado dolorido, y no le da tiempo a llegar para hacer el conteo, por lo que la lucha queda en empate al terminar los 60 minutos de tiempo límite.
El combate tiene algunas partes que no me gustan demasiado, pero acaba convirtiéndose en algo bastante grande. A partir del codazo volador en la mesa, todo es buenísimo. Este fin en empate puede parecer algo frío, pero aporta un poco más de leyenda a la rivalidad entre estos dos.
Puntuación: ****1/2