Seguimos hablando sobre WrestleMania 37, el gran evento de WWE en 2021. La lucha que hoy toca comentar es una muy propia de este tipo de shows, la que mantienen Shane McMahon y el monstruoso Braun Strowman.
Shane es un tipo que genera división de opiniones. Hay mucha gente que lo odia, por su forma de luchar, estimo. Pero yo creo que es el tipo de luchadores que son marca de la casa de WWE, y que son imprescindibles para que una empresa como esta mantenga su esencia, pues siempre está metido en storylines, esto es, no lucha por luchar, no compite, cuenta historias, y el storytelling es lo que define a WWE, y lo que diferencia a esa empresa del montón de luchas aleatorias que se hacen por el mundo. Shane, aunque a la hora de la verdad no pueda mantener un combate de 5 estrellas, es, junto a The Miz, uno de los pocos luchadores que quedan que pueden generar narrativa, que pueden contar historias y justificar el interés de un combate, siendo este interés totalmente indiferente de las expectativas luchísticas: la gente quiere que llegue su próximo combate, para ver cómo le pegan una paliza, y en eso consiste el wrestling, y no en las valoraciones.
Shane estuvo fuera un tiempo, y volvió a televisión en plena pandemia, para ser el presentador de RAW Underground, una idea propia que quería mostrar algo distinto, una lucha más shoot, más realista y con luchadores menos conocidos. Eso no le interesó a nadie, porque la gente sólo quiere ver a estrellas, y se canceló, pero comenzó una historia entre Shane y Strowman quién, a pesar de no saber ni lo que es la lucha shoot, apareció en RAW Underground para atacar a todo el mundo.
Con el tiempo, Shane y Braun se volvieron a encontrar, y el gigante se sintió humillado por los juicios sobre su inteligencia que realizó el heredero del imperio McMahon. Fue atacado y humillado y, cuando tuvo que pelear con Shane, no pudo hacerlo, porque este fingió una lesión. Esa lucha, que estaba prevista para Fastlane, acaba formando parte de la cartelera de WrestleMania, que, obviamente, era el objetivo desde el principio, Como digo, es un combate, este, perfecto para WrestleMania, con mucho storytelling detrás, y en el que, por fin, después de muchos años sin historias, Braun puede contar algo a la altura de su personaje. Los tipos como Shane y como The Miz son los que forman a los grandes héroes.
Braun decide que la lucha sea una Steel Cage Match, que creo que es la primera en WrestleMania desde WrestleMania 2, cuando tuvo lugar el main event titular entre Hulk Hogan y King kong Bundy. En este caso, Braun quiere tener a Shane a tiro, y lejos de sus secuaces, Elias y Jaxson Ryker, que, no obstante, tienen su papel en el combate.
Braun es demasiado poderoso para McMahon, pero este aprovecha su poder en la empresa, para preparar trampas por todas partes. Usando objetos, le hace mucho daño en las piernas, y eso le da más oportunidades para huir, que es su objetivo. No lo logra, y prueba otras estrategias, porque tiene más objetos guardados, para partirle la cabeza a su oponente con ellos. Incluso utiliza un gran Coast to coast, pero su rival es mucho rival.
También sus aliados forman parte de su estrategia. Intentan ayudarle desde fuera, subiéndose en la jaula, pero son expulsados por Braun. Shane celebra, pues está bajando por la parte exterior de la estructura, pero el barbudo le agarra los dedos desde el interior, y revienta la jaula para meterlo para dentro. Lo lanza contra el metal, y lo tira desde la parte superior, una caída muy alta. Braun termina la función con su Running Powerslam. Victoria para él.
Como digo, este es el tipo de luchas que debe haber en un WrestleMania, y las que hace Shane cada vez que está presente en el magno evento: una historia bien trabajada, que crea audiencia en televisión e interés por ver una gran venganza en el PPV, y que, en este, presenta un combate que no es enorme en términos de lucha, pero que tiene una parte de storytelling narrativamente notable. Buen producto, y buena lucha, aunque no muy buena.
Puntuación: ***1/4