En los últimos días, hemos hablado de la deriva del título de NXT. Después de un reinado largo de Adam Cole, ocurrieron muchas luchas titulares, antes de dar estabilidad a la correa, hoy, en la cintura de Finn Balor.
Ya hemos dicho que Keith Lee derrotó a Cole, proclamándose campeón, pero, poco después, se decidió su ascenso al roster principal de WWE. Por eso, perdió el campeonato ante Karrion Kross, en la última lucha que comentamos en el blog.
Este reinado tampoco fue exitoso, pues Kross se lesionó, y tuvo que dejar el campeonato vacante. Había que buscar una tercera opción para este titulo, y WWE inventó algo que sobre la mesa sonaba muy interesante: un Iron Man de cuatro personas. Los elegidos para la batalla son cuatro excampeones: Adam Cole, Finn Balor, Johnny Gargano y Tommaso Ciampa.
La idea es bastante buena. Este tipo de combate puede resultar muy innovador, pues podemos tener a cuatro main eventers ganando puntos sin parar, poniéndose una y otra vez por delante, de tal manera que haya varios campeones temporales durante el match. Y, sin embargo, la ejecución no es en absoluto así. Es, de hecho, un desastre, un coñazo auténtico, bookeado con los pies.
Partimos de la base también de que la identidad de los cuatro contendientes no aporta mucho. O sea, entre estos 4 hombres, que, independientemente de que gusten más o menos, interpretan sobre el ring más o menos lo mismo, ¿importa de verdad quién gane?
Las luchas de estilo Iron Man suelen ser muy estratégicas, muy variadas. Pues bien, esta, en la que hay cuatro personas, no tiene ninguna de estas características. Nadie tiene una estrategia, ni siquiera aquel que es líder de un stable y que, por tanto, y por el hecho de de que una lucha de 4 esquinas no hay descalificación, podría aprovecharse de ello. Hubiera sido genial ver a Undisputed Era enfrentándose a los otros 3 luchadores en bloque. Pues no, a nadie se le ocurrió.
No hay la más mínima variedad. La lucha siempre es igual. Dos tipos peleando en el ring, de forma genérica. Y el hecho de que no haya descalificación, también resta opciones estratégicas.
En la mayor parte de la lucha, no pasa nada. El primer ping llega a los 25 minutos, y, posteriormente, los otros tres contendientes consiguen un pin también, para que el match esté empatado hasta los 45 segundos finales. Así es, el bookeo es propio de un Iron Man normal. A nadie se le ha ocurrido escribir nada especial para una batalla con cuatro luchadores spoteros que, al menos, podrían haber dado un espectáculo a nivel físico.
Cuidado, porque queda menos de un minuto para el final, con un cuádruple empate a uno, y Tommaso Ciampa está pegando chops en el esquinero. Ningún luchador interpreta mínimamente la prisa o la desesperación por ganar un título tan importante. Balor consigue ganar un punto a falta de pocos segundos, y, entonces, llega Cole con un rodillazo in-extremis, consiguiendo un empate en el último instante. De hecho, ni siquiera esto sale bien, porque Cole tarda demasiado en dar la vuelta al cuerpo inerte de Balor, así que la cuenta comienza cuando quedan dos segundos para el final. El referee cuenta a gran velocidad, para que no se vaya todo a la mierda.
No puedo suspender el combate, porque no es malo en términos de ejecución, pero es lo más aburrido de la historia. La nada.
Puntuación: **1/2