La Familia Wyatt fue derrotada por los Hermanos de la Destrucción, Undertaker y Kane. Después de eso, pocos veían futuro en el grupo, juzgaban la situación tan sólo teniendo en cuenta la derrota, sin darse cuenta de que Bray lleva un par de años haciendo un gran trabajo, manteniendo, siempre, la segunda o tercera rivalidad más importante del momento en WWE.
¿Qué venía después de ese enfrentamiento entre el pasado y el futuro de la oscuridad? WWE, que empieza a hacer cosas distintas para arreglar sus preocupantes números de audiencia, rescata algo que Vince odia, los ECW originales, y los pone a luchar en una interesante rivalidad que no puede tener nada malo, puesto que todo el mundo disfruta viendo luchar de nuevo a los Dudley, Rhyno y Dreamer, sin necesidad de que salgan como ganadores, y los macabros salen reforzados con importantes victorias para su historial.
Los Wyatt comenzaron a luchar contra los DUdley en programas semanales, derrotándolos, por lo que estos recurrieron a su propia familia, la familia de lo extremo. Primero se les unió Tommy Dreamer, quien siempre ha tenido buena relación con la empresa, después de tanto trabajo detrás de las cámaras; y después, Rhyno, quien es luchador habitual de NXT. Me hubiera gustado ver a RVD, pero no hubo suerte.
Los dos equipos tuvieron una Tables Match en TLC 2015 que fue ligerita, y que se saldó con victoria de los Wyatts. Pero en el RAW siguiente, y justo después de que Dreamer se despidiera de la afición por Twitter, en Philadelphia, hogar de ECW, se dió un sorprendente Extreme Rules Match.
En ese Extreme Rules Match todo mola. Mola que exista en WWE PG, en un programa de TV semanal, con un nivel de violencia muy aceptable para la época. Mola la promo anterior de los ECW originales, en plan tipos duros que buscan venganza, muy estilo vieja escuela. Mola el público, y mola el resultado, porque la lucha es buena, muy divertida, basada en spots, obviamente. Destaca un gran slam sobre un montón de mesas que se lleva Luke Harper, obra de Dreameer, y también el gran golpe contra las vallas que se lleva este último, lanzado por Braun Strowman. Hay golpes de este tipo por todos lados, y de todas las maneras, hasta que Erick Rowan le da la victoria a su familia, tras una plancha sobre Rhyno, quién estaba en una mesa.
Buena lucha, con cero psicología, puro spotfest, con un público que se lo pasa pipa. Buen revulsivo para un programa, que junto al nacimiento de La Liga de las Naciones y la storyline de Reigns vs Triple H y la familia McMahon, convierten a RAW en algo interesante de ver por primera vez en muchos meses.
Puntuación: ***1/2