Roman Reigns ha regresado a la acción, y ha puesto patas arriba las principales storylines de Smackdown, convirtiéndose, de la noche a la mañana, en Universal Champion. Vamos a charlar sobre esto un rato.
En marzo, el planeta entero dejó de obviar lo obvio: que hay una pandemia que afecta a todo el mundo, y que es incontenible. Las limitaciones en eventos públicos pusieron al wrestling en jaque, pocas semanas antes de WrestleMania, show que supone el principal empuje anual para la industria, acabando con buena parte de esta.
WWE pasó a desarrollar sus programas a puerta cerrada, y emitió un WrestleMania en su Network rodeado de tristeza. Varios luchadores, entonces, desaparecieron de la programación, ya fuera por motivos relacionados con las nuevas limitaciones introducidas en las fronteras entre países; ya fuera por decisión moral, como es el caso de Sami Zayn; o ya fuera por motivos médicos. Roman Reigns, por haber sufrido Leucemia, es considerado persona de riesgo, por tener su sistema inmune desprotegido, y en base a eso, como decisión personal, decidió ausentarse de su trabajo, de tal manera que la lucha que debía tener en WrestleMania ante Goldberg, por el Universal Championship, se fue al limbo.
Roman, Zayn y compañía debían pensar, como otros muchos ignorantes, que un virus que en cuestión de un mes, es capaz de pasar de no existir a afectar a millones de personas, podía desaparecer por el hecho de hacer una cuarentena de un par de meses. No es así, como ya sabemos: tendremos que vivir con esto durante años, así que la decisión tan digna de quedarse en casa, podía, en el caso de estos luchadores, ser definitiva. Con el rabo entre las piernas, Roman Reigns y Sami Zayn vuelven a Smackdown, coincidiendo con el fin del verano.
Pero la vuelta de Reigns ha resultado sorprendente. Aquello que jamás llegamos a ver en el caso de John Cena, ha ocurrido con el Big Dog. WWE le ha dado un inesperado giro al personaje de su principal estrella, convirtiéndolo en rudo, y uniéndolo a Paul Heyman.
Roman apareció en SummerSlam 2020, atacando a The Fiend y Braun Strowman, cuando el primero acababa de derrotar al segundo, para convertirse en Campeón. Vimos, entonces, a un Roman muy definido físicamente, fortalecido tras su descanso, y conducido hasta lo más alto, aprovechando el hecho de que el sonido del público es falso, así que no hay riesgo de revuelta en forma de pitos por parte de los aficionados.
Decía yo en el último post, que WWE tiene la manía de conducir hacia el título cualquier cosa interesante que hay en sus programas. Eso hizo con The Fiend, que es un campeón desastroso, pero no puede estar alejado del título mucho tiempo. Este es un personaje sobrenatural, muy entretenido, pero para historias secundarias y bizarras, no para la disputa de un campeonato deportivo. Este personaje no es bueno para eso, porque no puede ser derrotado de manera normal, porque no lucha en los shows semanales, porque tiene promos absurdas desde un decorado. Y porque no es muy buen luchador.
Sería genial tener a The Fiend protagonizando historias bizarras que formaran parte importante de los shows, pero lo tenemos en el main event siempre, y cansa. Braun suplió a Roman Reigns en WrestleMania, y consiguió ganar el Campeonato Universal, pero, en lugar de tener un reinado interesante como el de Drew McIntyre, venciendo a varios heels en buenos combates, y así, haciendo un papel de verdadero campeón, estuvo metido durante muchos meses en una historia absurda con Bray Wyatt.
Una historia rara y con altibajos, que tuvo que lidiar con el hecho de que ambos luchadores estuvieron de baja por cuarentena, aunque WWE nunca confirmó eso. Pero fue obvio; Wyatt desapareció unas semanas, coincidiendo con su paternidad, y Braun hizo lo propio, tras Extreme Rules, apareciendo alguna vez en pantalla, en una conexión pixelada de mala resolución. Si esa transmisión hubiera sido producida por WWE, no se vería un solo pixel, así que está claro que la llevó a cabo con sus propios medios, y eso sólo se justifica por una cuarentena.
Pero creo que la historia, en conjunto no fue tan mala. Simplemente, no es una historia titular. Porque Braun se enfrentó, primero, con el Bray Wyatt normal, el alegre, y así, tuvo la oportunidad de salir ganador de forma limpia; y después, de empatar con el Bray clásico, el de la Wyatt Family, con reminiscencias de la antigua relación entre los dos hombres, y con la dulce Alexa Bliss, amiga de Braun tras coincidir en el Mixed Match Challenge, haciendo un extraño papel de Sister Abigail, cuyas consecuencias aún no están claras. Tras mantener el título en la cintura de Strowman en estas difíciles condiciones, apareció The Fiend.
Como digo, esta no es una rivalidad para un título, sino para una historia secundaria. Pero es interesante por su formato, por el in crescendo en el poder de Wyatt en sus distintas transformaciones, que recuerdan a una trama de Dragon Ball. Después de un ataque de Braun en Smackdown, Bray se convirtió en The Fiend cuando se lo llevaban en ambulancia, en una escena muy buena, antes de enfrentarse, ambos, en SummerSlam.
No creo que las luchas entre ellos sean malas, sin ser tampoco excesivamente reseñables. Braun y Fiend se enfrentaron en SummerSlam en una brawl de monstruos muy física y muy potente, que a mí me agrada, porque el uso de hombres de este tamaño forma parte del ADN de WWE, de esa idea clásica de que en Nueva York, gustan los gigantes, y en un mundo en el que todo se está igualando, y en el que todo pierde su esencia, lo que implica la destrucción de la cultura, poder reconocer a un creador por su estilo, es muy importante.
Al fin, The Fiend logró batir a Braun y llevarse el campeonato, tan sólo para que ambos fueran atacados por la inesperada aparición de Roman Reigns. Vince McMahon estaba preparando algo grande para su vuelta, devolviendo la grandeza visual a su espectáculo, a través de la implementación del WWE Thunderdome, y colocando otro PPV una semana después de SummerSlam, solo para que las consecuencias del retorno del Big Dog tomaran forma con velocidad.
El programa de Smackdown entre ambos PPV, fue divertido. En un contexto de ausencia de figuras de autoridad públicas en WWE, son los agentes de la empresa, aquellos hombres que se dedican a bookear combates, los que tienen que hacer este papel, y en Smackdown, está ganando fuerza el perfil de Adam Pierce, un luchador independiente de gran nivel, 5 veces Campeón Mundial de la NWA, que se ha convertido en uno de los hombres de confianza de Vince, junto a otros como Jamie Noble o Abyss (la gente que ha sobrevivido a la ola de despidos de marzo de 2020). En ese programa, Pierce tuvo que buscar a los tres monstruos que se enfrentan en Payback, para que firmaran el contrato.
Braun lo hizo tras darle una paliza a Drew Gulak, mientras que, para el caso de Wyatt, Pierce tuvo que disfrazarse de "Postman Pierce", para ir a la Firefly Fun House y llevarle el contrato al loco, que lo recibió con alegría. Por su parte, Roman Reigns se negó a firmar el contrato, pero anunció que estaría en el evento, y dijo que eso era un spoiler, en referencia a la frase de Paul Heyman, que estaba sentado a su lado. La nueva alianza había nacido.
Así, llegamos a la lucha de Payback, un No Holds Barred, que comienza antes de que suene la campana, sin Roman. Los dos monstruos, Braun y The Fiend, se enzarzan en una brawl violenta, con algunos spots muy fuertes, pegándose con objetos, tirándose contra las mesas, o cayendo desde la rampa de llegada. Vuelven al ring, y Fiend aplica un Superplex que acaba destruyendo el ring, para sorpresa de los aficionados que observan las acciones a través de las pantallas. Entonces, llega Roman Reigns junto a Heyman, firma el contrato, tira el boli, y busca la victoria.
No lo consigue en primera instancia. Pega un montón de sillazos sobre Braun, y se libra del Mandible Claw de Wyatt, gracias a un golpe bajo. Entonces, aplica un Spear sobre Strowman, y se lleva el Campeonato Universal.
Así pues, sigue la interesantes storyline de Roman, que incluirá una lucha contra su primo, uno de los Uso (no recuerdo cuál), por el título en Clash of the Champions. Eso puede ser muy interesante, porque la elección del nuevo rival sólo puede indicar un paliza que confirme la maldad del nuevo personaje de Roman.
La lucha no está mal. Está compuesta por unos pocos minutos locos de pelea entre monstruos, y una parte final, en la que llega Roman y consigue una victoria en una situación favorable. Es una buena historia, pero a esa brawl le faltan minutos para llegar a algo más.
Puntuación: ***1/4