Como decía en el anterior artículo que escribí sobre el fallecimiento de Villano III, en este caso, y dada la calidad de este luchador, me apetecía ver una segunda lucha suya. Villano III era muy bueno.
En ese post, repasábamos la lucha de Villano frente a Rambo, con las máscaras en juego, que tuvo lugar en el 87, en el Toreo de 4 Caminos. Y quería ver más sobre esta rivalidad. Aunque ambos volvieron a verse las caras en un máscara vs cabellera en el 93, en Triple A, me he saltado ese paso, y me he ido al año 2001.
No había visto esta lucha, así que tenía curiosidad. Villano III y Rambo se enfrentaban, esta vez, en la IWRG, en la Arena Neucalpan. Villano ya había perdido la máscara ante Atlantis en el Consejo Mundial de Lucha Libre, y aunque todavía permanecía en la empresa, se acercaba al recinto de esta empresa independiente, para verse las caras, de nuevo, ante su gran rival, con las cabelleras sobre la mesa.
Rambo ataca a Villano antes del combate. Pero ya no estamos en el 87. Ahora los dos son técnicos. Por eso, Villano coge el micro, y le reta. Porque cualquiera puede pegar puñetazos, pero él quiere luchar. A estas alturas de la vida, Villano está obsesionado por dar, siempre, grandes luchas, por eso propone luchar a ras de lona.
Y es que, existen reglas no escritas en México, sobre la manera en la que se tienen que llevar a cabo los combates. En una lucha de apuestas, los luchadores se tienen que matar, tienen que demostrar todo su odio. Por otro lado, en una lucha de campeonato, la tradición dice que los participantes tienen que luchar a ras de lona, demostrar sus conocimientos luchísticos, y que merecen ese título.
Villano III quiere saltarse estas reglas, y llevarse a Rambo a su terreno: el llaveo y el contrallaveo. Lo consigue, y durante los 5 minutos que dura la primera caída, esta es de cátedra. Pero Villano Tercero tiene un brazo herido, y Rambo no es tonto. Mientras que el Pantera Rosa se centra en sus piernas, Mendieta le llavea el brazo, y consigue hacer que se rinda. Le sale mal la jugada al Rey Arturo.
Pero lo recupera pronto. Ni siquiera llegamos a ver la segunda caída. Creo que dura 17 segundos. Villano corre a por su rival, y se lo lleva con una Hurracarrana. Resultado empatado.
Rambo está furioso. Se olvida de la regla de luchar a ras de lona, y opta por la violencia, que es su fuerte. Muerde la cabeza de Arturo, y le hace sangrar. Parece que tiene todas las de ganar. Pero ahora es a él a quién le sale mal la jugada. Porque Villano le da de su misma medicina, le raja la cabeza, y se desangra. El rosado aplica un par de ataques más a la cabeza, lo que provoca más sangrado. El referee se preocupa. Viene el doctor, y observa a Rambo, que sólo quiere luchar. Pero se le ve mareado. Intenta subir al esquinero, y se resbala. Tiene un pie en la tumba. El médico aconseja no continuar con la lucha. Pero Rambo se niega, quiere seguir luchando. Al final, el referee tiene que declarar a Rambo no apto, y por tanto, este pierde su cabellera.
Rambo no quiere que sea así, quiere seguir luchando. Villano tampoco quiere ganar de esta manera. Pero no hay manera, porque no hay posibilidad de empate o indulto. Ninguno de los dos puede hacer nada, y Rambo tiene que perder su cabellera.
Por una parte, es una pena, porque estos dos iban a dar otro clásico aquí. Pero la historia que se cuenta es genial también. La situación es muy original, y es una manera legítima de acabar un combate. Porque, ¿Este era, realmente, el final dispuesto? ¿Rambo iba a perder, una tercera vez, la lucha de apuestas ante Villano, o le tocaba ganar? Ni idea. Pero el Rey Arturo sale vencedor de una nueva batalla de apuestas. Muy buena lucha, en cualquier caso.
Puntuación: ****