Recientemente, hablando de la New Japan Cup, comentaba que era increíble que tipos como
Shibata e Ihii no tuvieran la cabeza llena de conmociones, teniendo en cuenta los golpes que se daban. No andaba muy desencaminado cuando pensaba que eso no podía ser sano. Shibata, después de unos cuantos meses brutales, llenos de grandes luchas en NJPW, ROH y RPW, ha acabado teniendo problemas en su cabeza muy graves, tanto que se duda de si podrá volver a pelear. Una verdadera lástima.
Shibata venció a Bad Luck Fale en la final de la New Japan Cup, y consiguió una lucha titular ante el gran campeón de NJPW, Kazuchika Okada, en Sakura Genesis, que es el nombre que recibe ahora el evento que antes se llamaba Invasion Attack. Tal fue su esfuerzo en esa lucha, que se acabó de partir una cabeza que no debía estar ya muy bien al llegar a la arena.
Por supuesto, el combate titular es el main event de la noche. Shibata, en su línea, llega sobrio, sin gestos ni festivales. Por su parte, el Rainmaker lleva a cabo su gran entrada, se sube al esquinero, y celebra con el público, mientras cae dinero. La dirección televisiva aquí es muy buena, porque se nos muestra la cara de Shibata, mirando hacia delante, tranquilo, pensando solo en luchar, mientras que de fondo vemos al campeón, con toda su parafernalia. Y con Gedo, el principal booker de la empresa, que siempre va con él. Esto parece trivial, pero es muy importante, porque la diferencia de caracteres es el centro de la historia que se cuenta en esta inmensa lucha.
La historia que se cuenta aquí recuerda a la que contaban
Bryan y Cena cuando se enfrentaron en SummerSlam 2013. Pero, aunque entonces, los americanos se apoyaban en las promos previas y la explicitación verbal, en este caso, Shibata y Okada lo cuentan todo arriba del ring. Vamos a ello.
Shibata es un peleador de verdad, y Okada es una estrellita. Eso piensa, al menos, el primero, y lo deja claro durante los primeros minutos de la lucha. La convierte en una pelea de MMA, y atrapa a su rival. Se dice en Artes Marciales Mixtas que el que domina la cintura, domina la lucha, y Shibata lo hace fácilmente. Sin embargo, desprecia la oportunidad de destrozarle la cara a Okada, puesto que solo quería demostrar que era mejor que él. Posteriormente, se pone en el suelo, para cambiar la postura y ser él el dominado, pero pronto, pone a su rival a su merced, haciendo llaves poderosas.
El paso de Shibata por el mundo de las MMA no fue especialmente brillante, pero sí que existe entre los luchadores old school japoneses la idea de que todo luchador profesional debe tener una formación en algún arte marcial. Aquí, Shibata deja claras las diferencias entre él y Okada. Este, no obstante, vuelve a la pelea, e intenta hacer varias llaves. katsuyori, en todos los casos, encuentra la forma de romper el castigo, mediante fórmulas propias de un maestro. Posteriormente, comienza a castigar la cabeza del campeón con duros headlocks, y buenos golpes. Hay duelo de codazos, y de nuevo, Shibata sale ganador. Casi le saca la cabeza a su rival.
Shibata ataca las piernas de Okada con buenas llaves, pero este consigue tener un buen comeback, y lo subraya con un DDT en ringside. Okada ataca cuello y cabeza del retador, pero este, como suele hacer, le reta a ver quien pega más fuerte. De nuevo, sus golpes son mucho más poderosos, algunos de ellos, brutales. Aún así, el campeón consigue plantarle cara, y vuelve a la carga, también con buenos ataques.
Después de un largo intercambio de ataques a la cabeza en el que no hay un dominador total, Shibata atrapa el brazo de su oponente con una buena palanca. Y le patea ahí mismo, con una violencia casi excesiva. Le mete una colleja, y hace que se levante, con un enfado muy legítimo. Se sientan en la lona, y empiezan a darse guantazos como locos. Casi tan locos como lo está la gente del público, que está viendo una lucha que no ofrece un momento de relajación.
La guerra continúa. La secuencia de golpes, big boots y suplexs, es inhumana. Hay un momento en el que Shibata parece no poder levantarse de verdad, y quizás así sea. Resiste el Rainmaker sin caer, y golpea al campeón con tal cabezazo, que su frente comienza a sangrar de forma obvia. Se ha partido la cabeza con ese ataque. Atrapa, a continuación, a su rival con una tarántula, pero este la soporta durante varios minutos, y consigue llegar a las cuerdas.
Ahora Shibata aplica la Sleeper, y la convierte en suplex. Parodia un Rainmaker, aplicando un chop en lugar de un lazo. Patea sin parar, sin soltar la mano de Okada. Se dirige a las cuerdas para buscar un gran clothesline, pero es ahora Okada el que le tiene agarrado, aplicando él el ataque. Pelean cogidos de la mano, y Shibata recibe otro lariato. Su cara es la de alguien que se da cuenta de que algo va mal dentro de sí. Recibe un nuevo Rainmaker, y ya no se levanta ni loco. Okada retiene el IWGP Heavyweight Championship.
Esta lucha es una batalla con un nivel de violencia física tan alta, que apenas puede distinguirse de una real. Cuenta una gran historia, y el público no puede dejar de mirar. No hay forma de que sea mejor de lo que es.
Puntuación: *****