Seguimos con el especial con el que celebramos que la NWA ha cumplido 70 años de existencia. Nos adentramos en la década de los 80, y en el declive de la era de los territorios.
Como comentábamos en anteriores entregas, Jim Crockett Jr fue ganando poder dentro de la NWA. Por su parte, en 1982, Vince K. McMahon compró la WWWF a su padre, cambió su nombre a WWF, y se alejó definitivamente de la Alianza, para comenzar con la expansión de su marca, hasta convertirla en un concepto global.
Mientras Crockett manejaba varios territorios para que funcionaran como satélite para sus estrellas principales, McMahon se dedicó a hundirlos, mediante el robo de talento. Lo mismo que hace hoy en día, vamos. Creó programas de televisión, eventos especiales internacionales, y, contando con una estrella de gran carisma a la que todo el mundo quería, Hulk Hogan, dio vida al proyecto WrestleMania.
El producto familiar de Vince era una máquina de hacer dinero. Sus personajes, caricaturescos, gigantescos, tramposos, divertían un montón, y sus combates, cortos y llenos de storytelling, eran más aptos para el gran público. Era imparable.
World Championship Wrestling, como tal, no existió hasta el 88, pero hacía unos años que Jim Crockett Promotions usaba ese término para su programa de televisión nacional, así como World Championship Area, que hacía mención al hecho de que esta empresa tenía el verdadero Campeonato Mundial. Pero, como Crockett manejaba buena parte de los territorios de la NWA, muchos de sus eventos incluían también esas siglas. Es un poco lioso, pero el caso es que, a mediados de los 80, NWA, WCW y Jim Crockett Promotions venían a ser lo mismo, aunque los eventos se promovieran, dependiendo de la ciudad en la que se llevaban a cabo, por Georgia Championship Wrestling, por Championship Wrestling From Florida, o por la que tocara, dependiendo de la zona del evento.
En la práctica, la era de los territorios había acabado, pues la competencia entre McMahon y Crockett acabó con muchos de ellos, y los que quedaban, estaban bajo las órdenes del segundo, que era presidente de la NWA. En el 88, el multimillonario Ted Turner compró el negocio de Jim Crockett, con la idea de aprovechar el boom del wrestling que existía gracias a la expansión de la WWF.
Y es que, años antes, Vince había comprado el espacio en TBS de la competencia, pero el público se quejó por el cambio, ya que el wrestling de WWF era demasiado infantil, en comparación con el wrestling de calidad que se daba en las emisiones anteriores de Georgia Championship Wrestling. Ted Turner era el dueño de la cadena, y empujó a Vince a abandonarla, para volver a poner el producto de la NWA.
La NWA había creado Starrcade antes de que Vince lanzara el primer WrestleMania. Pero, a finales de los 80, WWF contraprogramaba los PPVs de Crockett con los suyos, que eran cosas divertidas como Survivor Series y Royal Rumble. Las bajas ventas de los eventos de NWA, además del gran esfuerzo económico que había supuesto expandir el negocio, hicieron que la venta de la empresa fuera obligada.
Turner se quedó así con un programa de wrestling mucho más atlético y deportivo que el de WWF, y, a partir del año 90, comenzó a alejarse del concepto de NWA. Eso lo comentaremos en el siguiente post del especial.
Durante los 80, el NWA World Heavyweight Championship fue dominado enteramente por Ric Flair. En contraposición a la lucha caricaturesca de WWF y Hulk Hogan, este hombre viajaba por todo el país, dando combates increíbles, larguísimos, de gran intensidad.
Flair fue campeón de la NWA, oficialmente, 9 veces, porque lo ganó y lo perdió en muchas ocasiones. Pero también protagonizó muchos cambios titulares que no fueron reconocidos por la NWA, la WCW, o la WWE. Cada una de esas empresas tiene un registro distinto (WCW lo tenía, antes de ser comprada por WWE).
Se podrían elegir decenas de luchas de Ric Flair en esta década, por el título, y todas serían muy grandes. Recordemos sus rivalidades con
Terry Funk o Ricky Steamboat, que han sobresalido históricamente mucho más que otras porque ya pertenecen a la época de WCW. Pero, antes, tuvo muchas peleas geniales, por todas partes.
La que comentamos hoy tiene lugar en Battle of the Belts II, en 1986, en Florida. Flair defiende el campeonato ante Barry Windham, en una lucha a la que Dave Meltzer le dio 5 estrellas, en una época en las que daba muy pocas. No le valía todo, como ahora y, de hecho, esta es la primera pelea en recibirlas en Estados Unidos. Veremos si las merece.
Estamos en un evento de la NWA en Championship Wrestling From Florida, la casa en la que el joven Windham se había convertido en estrella local. A estas alturas, ya había pasado un tiempo en la WWF, pero, fue su gran rivalidad con Ric Flair lo que le valdría una posición importante en la Jim Crockett Promotions, como competidor individual.
Flair era el mejor. Daba una gran lucha en cualquier sitio, y jamás se relajaba. El NWA Championship no era una broma. Y es que, al final, en sus propias palabras, en esta industria, lo único que te queda es la consciencia de haber hecho un buen trabajo.
Pero no pretendía ser una gran estrella querida por todos. Era un cobarde, un tramposo. Sí, un estratega, pero un hombre de artimañas, que, asimismo, vendía el ataque del rival como nadie, le ponía en todo lo alto.
Esta lucha es un gran ejemplo de su trabajo. Una lucha que dura tres cuartos de hora, durante los que el público no descansa ni un segundo. Está como loco todo el tiempo, de tal manera que se hace hasta corto. Sólo Flair puede conseguir resultados como este.
Windham empieza dominando, con buenos castigos y palancas a los brazos. Ric no puede con él a ras de lona, así que bordea la legalidad en todo momento. El Rope Break salva al campeón esta noche en un número grande de ocasiones.
El Nature Boy no es muy optimista sobre sus propias opciones de ganar limpiamente, así que busca el count out. Lanza a Barry entre segunda y tercera hacia ringside, y, allí, le golpea contra una mesa de madera. Windham sangra por su frente, y Flair intenta aprovecharlo, golpeándole con el puño cerrado, y con rodillazos duros.
La gente sigue como loca, y cada vez que Barry reacciona y aplica una llave, espera su triunfo con ansiedad. El joven demuestra un gran espíritu, pues, a pesar de sus heridas, se levanta con gran energía. Aplica llaves a las piernas, y golpes en la cabeza, con los que hace sangrar también a su oponente.
La lucha continúa durante muchos minutos, con opciones para uno y otro. Ric no consigue derrotar a Windham con un Piledriver, así que sigue buscando lanzarlo fuera del ring de forma sucia. Después, prueba una Sleeper Hold para acabar con la resistencia del herido contendiente al título.
Con la resistencia del babyface mermada, Ric busca la rendición vía Figura 4. Previamente, aplica su clásica rutina a la pierna, para cerrar la llave con más opciones. Por supuesto, se agarra a las cuerdas para apoyarse ilegalmente. Cuando Barry consigue darle la vuelta a la llave, Flair suelta rápidamente. Su resistencia al dolor es mucho menor.
El Campeón vuelve a lanzar fuera a su rival, que intenta ponerlo a dormir con una Sleeper. Ninguna estrategia da resultado para ningún lado. Fight Forever. En lo respectivo al público, el sonido no baja ni un decibelio.
Sólo lo hace cuando los dos caen de forma violenta a ringside, y allí, pelean hasta que la cuenta del referee llega a 10. La decepción en las gradas es obvia. Flair está contento, porque ha tenido éxito en su idea de acabar el combate sin rendir a un rival que llegaba mejor que él a esta fase de la contienda.
Yo no creo que la ejecución sea perfecta durante el 100% del combate. Hay algunas cosillas que sobran, y el final no es el mejor. Aunque coincide con la estrategia de Ric, al final, llega más por accidente que por sus acciones. Son un par de detallitos, pero por lo demás, es una lucha increíble.
Puntuación: ****3/4