Terminamos este especial sobre los 40 años del Campeonato Intercontinental de WWE, con una nueva batalla por ese título. En 2004, en Backlash, se enfrentan Mick Foley y Randy Orton.
Hace poco, como parte del especial sobre el retiro de Batista, comentamos la rivalidad entre Mick y Evolution, que acabó en una lucha en WrestleMania 20, en la que Batista, Flair y Orton se vieron las caras con Foley y The Rock. Mick había sido humillado por los Evolution durante las semanas previas, y tuvo que suportar una nueva derrota en WrestleMania, coincidiendo con su regreso a los rings.
La batalla se encrudece con Orton, el sádico miembro más joven de Evolution, apodado The Legend Killer. Ha jurado acabar con una nueva leyenda, y ese es The Hardcore Legend, así que lo más apropiado es acabar con sus diferencias en una batalla hardcore, en Backlash 2004. Mick llega con la equipación de Cactus Jack, pero es anunciado como Foley.
Orton es Campeón Intercontinental. Una vez más, este título es utilizado para dar caché a un luchador que acabaría convertido en main eventer. En SummerSlam 2004, derrotaría a Chris Benoit, para convertirse en World Heavyweight Champion. Pero, por ahora, defiende exitosamente su actual campeonato ante el veterano Mick.
En una lucha bastante violenta, y sorprendentemente buena. Orton huye del enloquecido Foley, que llega con un palo con púas. Los dos se pegan fuerte en la cabeza con objetos. La sangre no tardará en correr por sus frentes.
Los luchadores brawlean en ringside, pues esto es, en realidad, un No Hold Barred Match. Ahí, hay varios neckbreakers de uno y otro, tanto en el suelo como en la rampa, que resultan devastadores para la salud cerebral de la víctima.
De vuelta al ring, Mick consigue pegar con el palo con púas en la cabeza de su oponente, abriéndosela. Le sigue arañando con las puas, y le golpea muy fuerte con sus clásicos puñetazos, que no son malos, aunque tiene los brazos cortos. Baja a por gasolina y mecheros, pero aparece Eric Bischoff, General Mánager de RAW, para impedirle usarlos. El Hardcore Legend le hace caso, pero golpea con una bandeja, y saca una mesa con púas.
Orton le tira arena en los ojos, para así, lanzarlo contra esas púas. Le golpea fuertemente la espalda, y le lanza, una vez más, contra los pinchos. Foley tiene todo el cuerpo arañado.
Ahora, Randy saca una bolsa de chinchetas, Pero es él el que cae sobre ellas, que se le clavan por todo el cuerpo. Las que tiene por el brazo, parecen muy dolorosas. Aún así, no se rinde.
Suele ocurrir, sobre todo últimamente, que este tipo de combates parece una sucesión de spots, sacando objetos de una forma muy poco orgánica. "Ahora toca esto, ahora aquello". En este caso, no es así. Todo ocurre de una manera natural. Nadie parece esperar su turno para hacer su parte. Mick lanza a Randy de una altura de varios metros, y, aún así, el Legend Killer sobrevive, como lo hace tras el DDT del veterano. A pesar de semejante paliza, el jovencito todavía reacciona, pegando con el bate de púas. Aunque Socko frena su avance, se lo quita con un Oppercut y un golpe bajo, para aplicar dos RKOs que acaban con Foley.
¿Quién ha dicho que no se puede hacer un gran combate con reglas hardcore? Nunca fue una cuestión de estilo, sino de talento. Foley da su vida en esta lucha, como lo hace Randy, que prueba no sólo estar preparado para grandes cosas, sino también ser capaz, a sus 23 años, de aguantar mucho dolor por el bien del espectáculo. Y el sacrificio es lo que más gusta a los dirigentes de WWE.
Puntuación: ****1/4