A principios de 2007, WWE había vuelto a su modelo original
de empresa, según el cual, un poderoso superhéroe debe ser el campeón
invencible. Y como para esa época tenía tres ligas y tres campeones mundiales,
había 3 superhéroes con la correa: John Cena (WWE Champion), Dave Batista
(World Heavywieght Champion) y Bobby Lashley (ECW Champion).
Ese año, vino a ganar el Royal Rumble The Undertaker, en uno
de los mejores finales de la historia de la batalla real, con Shawn Michaels de
por medio. Y cuando tuvo que elegir el título mundial por el que quería luchar,
no tuvo duda, sería el World Heavyweight en manos de Batista, que para eso era
el título que se defendía en su show, Smackdown.
Dos bestias se enfrentan, y ninguna tiene miedo. Durante los
meses previos, así lo prueban. Ambos se enfrentarían durante todo el año 2007,
dominando Smackdown sin oposición más allá de la que se ejercen el uno al otro.
Como ocurrió en el caso de Randy Orton, el combate que Undertaker y Batista
mantienen en Wrestlemania 23 no es el mejor de la rivalidad. Pero en este caso,
sí que es MUY bueno.
A estas alturas, Undetaker está en el mejor estado físico de
su carrera, y aúna un repertorio de ataques inmenso. Comienza el combate
dándole de todo a Batista: Snake Eyes, Big Boot, Leg Drop, Old School… Y acaba
volando para atacarle con un tope suicida espectacular, un clásico en estos
combates del Enterrador.
Batista es el campeón, y reacciona como la bestia que es:
estampa al Undertaker contra las vallas, y lo destruye sobre la mesa de
comentaristas con un power-slam. Se trata de una brawl ya a estas alturas de un
nivel soberbio.
El público está como loco y, aunque ambos son Faces, todo el
mundo va con Undertaker. Los luchadores
vuelven al ring y siguen dándose con todo, ¡se están matando! Batista sobrevive
al Last Ride y al ChokeSlam, mientras que Undertaker hace lo propio con el
Spear y la asesina Bomba Batista. Finalmente, el animal cae ante el tombstone,
en una lucha de poder a poder.
Puntuación: ****