Seguimos hablando de Full Gear, tercer gran PPV de AEW en 2019. En él, se enfrentaron entre sí los cuatro luchadores individuales más importantes de la empresa. Jericho luchó contra Cody, mientras que Kenny Omega se vio las caras con Jon Moxley.
Moxley debutó en AEW llegando por sorpresa en Double or Nothing, tras la lucha entre Kenny y Jericho. Atacó al ex Campeón IWGP, y lo lanzó desde unas fichas gigantes que formaban el decorado. Así comenzó su rivalidad.
Que debería haberles llevado a enfrentarse en All Out, pero, finalmente, no pudo ser así, por una chunga infección de estafilacocos de Jon en el codo. Fue un duro golpe para All Out, pero permitió alargar la rivalidad. Entonces, Kenny se enfrentó a PAC, que sustituía al luchador anteriormente conocido como Dean Ambrose.
La rivalidad continuó. Tras su lesión, Dean apareció en el primer programa de Full Gear, interfiriendo en una lucha por equipos en la que participaba Omega, y provocando una gran brawl que acabó con un DDT sobre una mesa de cristal. Siguió la cosa, de cara a Full Gear, con una exigencia por parte de Moxley: que su lucha fuera un Unsanctioned Match.
Y es que, Moxley quiere llevar a Kenny Omega, el mejor luchador del mundo, a su terreno, a los Death Matches. Por eso le hizo esa exigencia a Tony Khan, que aceptó organizar este match ultraviolento, que es entretenido, pero tampoco es el combatazo que algunos han dicho que es.
Para empezar, no me parece que estos dos hombres se odien tanto como para tener un combate no sancionado por AEW. En WWE, cuando se han llevado a cabo este tipo de luchas, ha sido por un motivo de odio que se ha salido de la escala de lo medible, de tal manera que dos hombres han saldo a matarse, sin que ninguna empresa pueda intervenir en ello.
Que Moxley la haya tomado con Omega, no es motivo suficiente para matarse. Lo que quiere es tener un Death Match, y llevar a su oponente a su estilo. Pero ese estilo, en empresas tan profesionales, chirría un poco.
Pasó en la lucha en WrestleMania entre Batista y Triple H. Este tipo de luchas acaban siendo una iteración de bajadas al ring, a coger un objeto, para preparar un spot que asombre al público. No hay naturalidad en la forma de pegarse, no hay urgencia, sólo sadismo guionizado. A no ser que se desarrollen de manera correcta, como hicieron Foley y Orton en Backlash 2004, por ejemplo.
Pero provoca, como digo, algunos momentos muy buenos. Me gusta el uso de los palos con pinchos. La escoba con la que Omega "barre" a Moxley, mola.
Los dos acaban volando sobre una colchoneta de pinchos, tras lo cual, afrontan, llenos de heridas, la última parte de la contienda. En ella, Moxley imita a las luchas entre Gargano y Ciampa, retirando la colchoneta del ring, para aplicar su Dirty Deeds, sobre la madera. Omega, así, es derrotado nuevamente. Hay que recordar que ha perdido sus tres grandes combates en PPV.
Puntuación: ***1/4