Seguimos hablando de la semana de premiers en la televisión americana, en lo referente a la industria del wrestling. Ya comentamos una lucha del primer programa de AEW Dynamite, y hoy, vamos a hablar de un combate de la competencia.
Ante el estreno del programa de AEW, WWE preparó un programa de NXT, el primero emitido íntegramente por USA Network que, casi, parecía un Takeover. Libre de publicidad, la cosa empezaba con una lucha titular, entre Adam Cole, y Matt Riddle.
Cole es el malvado campeón máximo de la marca, líder de Undisputed Era. Aunque no es muy malvado. Y Matt se ha ganado esta posición titular, gracias a haber salido victorioso de una rivalidad ante Killian Dain. Pero lo cierto es que, con la llegada del título UK, y la del título Cruiserweight a la marca, que no se diferencian en nada del resto, porque el título de UK lo disputan también luchadores que no son ingleses, y el campeonato Crucero lo puede disputar casi cualquier luchador de la marca, porque apenas hay un puñado de pesos completos en ella, lo cierto es que los campeonatos en NXT están baratitos.
Pero sabemos que Riddle es un gran luchador, dentro de un roster que tiene a lo mejorcito del mundo en los últimos años de la industria. Están Riddle, Keith Lee, Ohno, Roderick Strong, Kushida o Walter, tipos que suman montones de MOTYCs en los últimos años. Pero el campeón es Adam Cole, un hombre que ejemplifica aquello en lo que se está convirtiendo el wrestling: saltos, patadas y spots. Todas las luchas titulares están siendo de ese tipo, y es insoportable.
Dije en posts anteriores que NXT está siendo muy superior a AEW en cuanto a nivel de wrestling. Pero, claro, me refiero a lo que es hoy en día el wrestling, lo que entretiene a los fans, lo que podría atraerles en términos de audiencia. En ese sentido, la lucha entre Riddle y Cole es un gran combate, si el objetivo es que le guste a los fans. Pero no es un buen combate en términos reales. Porque, el hecho de que al público le guste Fast and the Furious, no significa que sea mejor película que El Padrino, y que gusten mucho los libros de Harry Potter, no implica que sean comparables a Macbeth. El gusto del público y la calidad son dos cosas muy distintas.
La lucha es pura acción, con un público muy metido. Es larga, pero no hay nada que destacar, porque pasan tantas cosas, que no pasa nada. Ningún ataque tiene el más mínimo significado, no se vende nada, no hay historia detrás. Sólo hay dos tipos pegando rodillazos, patadas, y ataques muy veloces, que salen de la nada, y que resultan muy entretenidos para los asistentes. No puedo resumir más, porque enumerar ataques que no sirven para nada, sería igualmente inútil. Adam Cole gana el combate, y retiene el campeonato.
Tras la lucha, ocurre el momento favorito de la gente en el programa: llega Finn Balor, que anuncia que ahora "es NXT". La reacción del público es de locura pura. Se avecina una rivalidad entre Balor y Cole, que me da pánico.
Puntuación: **1/2
No hay comentarios:
Publicar un comentario