Hemos hablado en los últimos meses de muchos luchadores o exluchadores que han pasado a mejor vida durante 2018. Hay uno cuyo fallecimiento, quizás, no ha tenido tanta transcendencia en occidente, pero que es un wrestler de gran calidad y gran trayectoria. Se trata del japonés Masa Saito, que murió el pasado 14 de julio de 2018, a la edad de 76. En el año 2000 se le diagnosticó la enfermedad de Parkinson, y parece ser que su fallecimiento está relacionado con complicaciones derivada del mismo mal. Descanse en paz.
Masa Saito no es un cualquiera, aunque a mucha gente joven, o no tan joven, no le sonará mucho. Tuvo una gran carrera en Estados Unidos, donde fue conocido, mayormente, como Mr Saito. En territorio americano fue World Heavyweight Champion de la AWA, y campeón en parejas de la WWF.
Mr Saito es un luchador olímpico. Compitió en las olimpiadas de Tokyo 1964, representando al país anfitrión, que tras una agónica Segunda Guerra Mundial, se encontraba en un estado de transformación genuino. En esta participación, Saito quedó en séptimo lugar, en la disciplina de Freestyle wrestling. Después de eso, en el 65, comenzó su carrera como luchador profesional, aunque se estableció, en primera instancia, en Estados Unidos, con un personaje sádico y asesino llamado Mr Torture. Su fornido físico le ayudaba en esta labor.
Durante 13 años, el japonés se movió por todos los territorios de la NWA. Entre el 81 y el 82, estuvo en la WWF, conocido ya como Mr Saito, y convirtiéndose en Tag Team Champion junto con Mr Fuji. Ya sabéis que, para Vince McMahon, la nacionalidad ya establece un personaje, basado en los más simples estereotipos. A partir de ahí, siguió luchando en AJPW, en NJPW, y en la AWA, en la que fue World Heavyweight Champion a la edad de 48 años. Durante la década de los 90, tendría grandes apariciones también en WCW, como parte del habitual intercambio de luchadores que había entre la empresa americana y la New Japan. Al finalizar la década, se retiraría, debido al diagnóstico antes comentado, aunque seguiría haciendo papeles de producción en Kensuke Office, después conocida como Diamond Ring, que cerró en 2014. Saito trabajó ahí hasta su cierre. En 2016, tuvo un simbólico regreso a los cuadriláteros, en un squash ante Keiji Mutoh que iba disfrazado de un antiguo personaje de New Japan. Saito pretendía, asimismo, ser portador de la antorcha olímpica de cara al regreso de los juegos a la capital japonesa, en 2020, pero no podrá ser.
A modo de homenaje, vamos a revisar una lucha de Mr Saito. Posiblemente, la lucha más famosa de su carrera, en la que, por otro lado, hay combates increíbles. Se trata del Island Deathmatch que mantuvo con Antonio Inoki en el año 1987.
Antonio Inoki es uno de los luchadores más importantes de la historia de Japón. Posiblemente, sea su máxima leyenda. Es el Santo de México o el Hogan de USA; una gran estrella que obsesionó a los fans durante décadas, que mantuvo grandes batallas con los más importantes luchadores de Japón y el mundo. Sin embargo, aunque Saito se había convertido en una gran leyenda en Estados Unidos, derrotando a Jack Brisco y ganando muchos títulos, en New Japan, si bien había tenido buenos combates, no había llegado a ser main eventer. No obstante, a su vuelta a Japón, tras un paso de dos años en la cárcel americana por un altercado con Ken Patera, su leyenda se vio reforzada.
El incidente ocurrió en 1984. Ken Patera se acercó, pasadas las 12 de la noche, a un restaurante McDonalds, en busca de algo de comer. Si bien el restaurante estaba cerrado, había luces encendidas, porque se estaba rodando un comercial. Según la policía, cuando se le negó el servicio a Ken, este lanzó una roca a las cristaleras del local, rompiéndolas, aunque según comentó el propio luchador en una entrevista en 2012, no fue él quien lo hizo, sino otro cliente que se había acercado al ver las luces.
La policía encontró a Patera en su hotel, en una habitación que compartía con Saito. Los luchadores no colaboraron con la policía, y se inició una batalla. Según la leyenda, ni siquiera 20 agentes pudieron doblegar a los dos wrestlers. Finalmente, al llegar más refuerzos, los dos animales fueron doblegados. Por los dos delitos cometidos, acabaron dos años en prisión, y en ese tiempo, Saito inventó una nueva llave: la Prison Lock.
Con este currículum, cuando Saito volvió a Japón, se convirtió en un gran rival para Inoki. Su primer encuentro se promocionó muchísimo, y no defraudó a nadie. Ambos tuvieron una serie de peleas encarnizadas y sangrientas, en las que Saito se presentaba como una bestia imparable, un juggernaut, mientras que Inoki era el gran héroe que nunca se rendiría. Tanto se pegaron, que llegaron a respetarse mucho, y a aliarse para enfrentar a un stable heel comandado por Riki Choshu. Pero quedaban cuentas pendientes entre ellos. Todavía no había sido posible calibrar cuál de los dos era mejor. Todo se decidiría en un Island Deathmatch.
Pero, ¿qué leñe es esto?
Si alguien ha leído historias de samuráis, sabrá lo rica en leyendas que es esta época en la historia de Japón. Quizás hayáis leído mangas, o visto películas de Kurosawa sobre el tema. Molan mucho. Pues bien, de todas las historias conocidas protagonizadas por samuráis, hay una que supera en fama al resto: la rivalidad entre Miyamoto Musashi y Sasaki Kojiro.
Este combate forma parte del legendarium japonés. Porque, como ocurre con todas las grandes historias, la cosa se ha adornado mucho. Eso ocurre, en general, con la figura de Miyamoto Musashi, considerado el mayor samurái de todos los tiempos. En lo respectivo a él, las historias son una mezcla de mito y realidad. Maestro en el arte del doble filo, pues portaba dos espadas, salió invicto en 60 combates singulares. Durante un tiempo, vagabundeó por el país, como un ronin errante, dando vida a ese arquetipo tan admirado en la narrativa moderna.
Sasaki Kojiro, por su lado, es un samurái sobre el que poco se sabe. Parece que su estilo de combate era diametralmente opuesto al de su oponente, dado que utilizaba espadas muy largas, en contraposición a esa técnica de doble acero que caracterizaba al maestro Musashi.
Ambos ronin eran luchadores poderosos, y dado que habían dedicado su vida a encontrar y derribar rivales, no es de extrañar que, al coincidir, se enfrentaran entre sí. Para Musashi no debió ser una lucha especialmente importante, dado que no la menciona en sus escritos. Pero pasaría a la historia como el choque de dos leyendas, dado en la isla de Ganryujima, a las 8 de la mañana del 14 de abril de 1612.
Cuenta la historia que Kojiro se presentó en el lugar indicado, a la hora indicada. Sin embargo, Musashi tardó horas en llegar, y faltó al respecto en varias ocasiones a su contrincante. Kojiro, lleno de ira, se hizo predecible en batalla. Ambos lanzaron su ataque, y Musashi salió vencedor.
O esto es lo que cuenta la leyenda, posiblemente muy lejana a la realidad. Pero no vamos a continuar con la clase de folclore japonés, porque lo importante está ya dicho. Todo el mundo en Japón conoce esta historia, y es por eso que Inoki la utilizó para dar publicidad a su nueva creación. El tipo era un gran innovador, un gran entretenedor. Recordemos su combate frente a Ali. Siempre estaba buscando una cosa nueva. Así, consiguió un programa especial de televisión de dos horas, en el que se trasladaría a una isla junto a Saito, y ambos, se enfrentarían en una batalla entre los héroes más poderosos del momento, como los dos samurais de la leyenda. El programa incluye un previo, en el que vemos a Masa entrenar al estilo Rocky, y dirigirse en un barco a la isla.
Tenemos un ring en la naturaleza. Inoki y Saito están solos. No hay público cerca, ni referee. Sólo ellos dos, luchando durante dos horas. Es el combate más largo que he visto nunca. Llavean y contrallavean sin parar durante minutos y minutos y minutos. Llegan a la extenuación. La noche les cae encima, y otros luchadores encienden antorchas, que iluminan la localización. Siguen peleando, hasta que olvidan el honor de la lucha a ras de lona, y pelean por la campiña, tirándose contra el fuego, pegándose con los maderos, y rajándose la cabeza.
Esto es realmente peligroso. Se tiran contra el fuego, pero esto no es WWE, y no hay tecnología controlada. Se podrían haber causado quemaduras muy graves. Inoki le raja la cabeza a su oponente pegándole cabezazos, y este se va desangrando. El sufrimiento se nota en su forma de moverse, en su forma de actuar. Aún así, madera en mano, está a punto de ganar, al atacar al fundador de la New Japan con él.
Pero se lleva de su propia medicina. Aún así, aunque está en un estado lamentable, no se rinde. En la oscuridad, y con sangre en los ojos, es incapaz de divisar a su fiero enemigo, y grita sin para "Inoki, ¿Dónde estás?" (o algo similar, porque habla, claro, en japonés). En el suelo, el gigantón caza a Mr Saito con una Sleeper Hold, y le sumerge en un profundo sueño. Inoki se va, triunfante, mientras que masa es trasladado a la unidad médica.
Es difícil valorar la lucha en los términos de un combate normal. No tiene público, y eso le resta energía. Por lo demás, si uno quiere montar un combate legendario, tanto los precedentes, como la historia y los protagonistas son perfectos para ello. También la leyenda elegida, y la forma de combatir lo son. Combaten a ras de lona, como samuráis honorables del wrestling, hasta que, desesperados, cansados y heridos, intentan matarse. A pesar de la violencia usada, nunca lo hacen sin respeto, y creo que eso se respira en el ambiente. También es cierto que la isla no es muy intimidante, ya que está cerca de la ciudad, y parece, más bien, el lugar donde la familia de Shinchan se iría de picnic. Pero cuando la noche es oscura, a la luz de las llamas, la ambientación es realmente buena. Hay planos visualmente muy logrados. Creo que es un gran producto, al que sólo le resta puntos esa falta de público.
Puntuación: ****3/4