Especial fallecimiento de Super Muñeco
Tras la trágica pérdida del legendario Super Muñeco, decidí revisar un par de luchas en su honor. En el primer post dedicado a la cuestión, comenté una lucha suya en solitario; la victoria en un match de apuestas bastante importante por el nombre de su rival, pero en el que ya tenía una edad avanzada. Hoy viajamos al pasado, hasta 1991, para verle triunfar junto a sus compañeros del Trío Fantasía, Super Ratón y y Super Pinocho. Entonces, destaparon a los Thundercats (sí, como los dibujos animados).
Como ya dije en el post anterior, Super Muñeco fue un personaje revolucionario: el primer personaje de carácter infantil en la lucha libre. Pero, si bien gustó mucho a buena parte del público, recibió el rechazo de sus compañeros de trabajo. Sin embargo, se fue haciendo hueco, gracias al apoyo de los promotores del Pavillón Azteca, y a su éxito en televisión.
Ya sabe el lector que es prácticamente imposible encontrar material de lucha libre clásica. Esto es así porque este es un deporte que no se retransmitió por televisión de manera regular hasta hace un par de décadas. Y aún entonces, estaba prohibido que así se hiciera en la capital, así que sólo se transmitieron luchas en provincias. Gracias a eso, al menos, podemos disfrutar de combates como los del Pavillon Azteca, situado, entonces, al sur de la Ciudad de México, o de la Arena Coliseo de Monterrey. Si bien estas retransmisiones no se emitían en Ciudad de México, en el resto de la enorme república mexicana, Super Muñeco se hizo famoso, superando así todo el odio que la profesión sentía hacia él.
Y creó escuela. A él, se unió Super Ratón, un tipo que hasta entonces había luchado como Relámpago Dorado, y que se adaptó bien al rol que le dieron los promotores. Para ser su pareja, tenía que interpretar un personaje infantil como el suyo, y se le dio el de los clásicos dibujos animados de un ratón con poderes de superhéroe. Era un hombre con una musculatura muy marcada, y por eso podía asemejarse a aquel ratón. Como veremos más adelante, el tema de los derechos de autor en México nunca ha sido muy respetado.
Gracias al Toreo de 4 Caminos, las luchas de tercias ganaron popularidad, y el mundo de la lucha se llenó de equipos que mantenían sangrientas rivalidades. Por ese motivo, el Pavillón Azteca decidió crear una tercia de fantasía; de personajes para niños. Algo como eso sería muy original. De esta manera, se probaron varios hombres como acompañantes de Muñeco y Ratón. El único luchador que consiguió tener éxito en esa función fue Super Pinocho, quien hasta entonces había interpretado a la tercera versión de Tigre de Bengala.
Así es como nació una tercia que ganaría muchos títulos y luchas de apuestas, y que se mantendría unida hasta hace pocos años. Hace poco, como digo, Pinocho se reveló contra Muñeco, con Ratón intentando mediar entre ambos. El obeso personaje de Disney defendía que él se había unido a Muñeco y Ratón por negocios, pero que no era su amigo de verdad, y que, a partir de entonces, buscaría lograr el reconocimiento individual, quizás desenmascarando a Muñeco. De hecho, en 2019, estuvieron ambos en un cuadrangular de máscaras en el que también participaron Hijo de Mongol Chino y Mongol Chino Jr, mas finalmente fueron los Mongoles los que se jugaron las tapas entre sí, después de que, a pesar de sus diferencias, los Fantasía hicieran rendir juntos a uno de ellos.
Volviendo a los años 80, entonces, por los motivos antes expuestos, la industria se lleno de tercias, y de personajes de fantasía, muchos de los cuales, estaban basados en series de animación. Suena muy poco serio, en mi opinión, hablar de gente que plagia personajes con copyright, pero México es así. Super Muñeco desenmascaró en solitario a Mazinger Z, y junto a sus dos compañeros, le quitó las capuchas a Las Tortugas Ninja, en la Arena México, y a los Thundercats, en la Monumental de Monterrey. Muñeco fue muy querido por los niños, pero a base de desenmascarar, fue humillando a muchos ídolos de nuestra infancia...
Hoy vamos a comentar la lucha del Trío Fantasía frente a los Thundercats, puesto que es una de las más famosas en la carrera de la agrupación. Thundercats fue una serie de animación americana emitida originalmente entre 1985 y 1989, y que contaba las aventuras de tres felinos galácticos que utilizan su tecnología y su fuerza para hacer el bien. Como muchos otros personajes clásicos de la ficción de la época, fueron absorbidos por la lucha libre, y por eso llegaron a los rings Leono (Cuathemoc Torres), Tigro (Pequeño Diamante), y Panthro (Blackstar). Estos hombres iban disfrazados como los tres personajes de la serie, incluyendo máscaras, y ganaron varios títulos de tercias. Por desgracia para ellos, se jugaron las tapas ante los personajes infantiles más importantes de la industria, y obviamente perdieron. Leono falleció en el año 2000.
El Trío Fantasía, a pesar de la aparente falta de seriedad de sus personajes, estaba conformado por luchadores de verdad: un líder carismático como Muñeco, un luchador fuerte y espectacular como Ratón, y un rudo cabrón como Pinocho, enmascarados como si fueran muñequitos. Los tres, eran capaces de dar buenas luchas, pero también luchas llenas de violencia y sangre, como es el caso del match de apuestas que mantuvieron frente a los Thundercats en 1991 que vamos a comentar a continuación.
Los gatos aprovechan la llegada de los muñecos, para atacarles sin piedad y pillarlos por sorpresa. Los Thundercats golpean a sus rivales de uno en uno, dejándoles pocas posibilidades para recuperarse. Pegan con mucha rudeza, y rompen máscaras. Finalmente, usan su peso combinado para cubrir a los tres ídolos por separado. Primera caída para ellos.
La segunda caída comienza de la misma manera en que acabó la primera. Los Thundercats siguen mordiendo como fieras, y siguen rompiendo máscaras. Pero aparece Super Muñeco para tirar de jerarquía, y, con mucha furia, comenzar un comeback que acabará con la victoria de su equipo. Se agarra como un perro furioso a los gatos, les rompe las máscaras, y los lanza contra las sillas metálicas de las gradas. Sus compañeros le siguen, y así cubren a sus oponentes de distintas maneras. Llegamos a la tercera caída con la guerra iniciada.
Y así es esa última caída: una guerra. Los seis hombres se pegan duro por todas partes, sin ningún orden o guión. Así deben ser las luchas de apuestas. Los técnicos resultan más rudos que los rudos, y la sangre mancha a todos por igual, si bien en los trajes blancos de los Thunder es mucho más obvia. Por supuesto, en 1991 no existía el HD; las imágenes de las que disponemos no son muy buenas, pero permiten observar la violencia, y la emoción del público.
La falta de sangre y el miedo se van haciendo patentes. Cada vez que hay un counter, el público se vuelve loco. Hay muchos errores en vuelos, y estos pasan factura. Los Thundercats, especialmente afectados por la carnicería, cometen más errores que sus rivales. Panthro pega patadas voladoras contra Tigro, y acaba derribado con una gran desnucadora de Ratón. Super Muñeco hace rendir a otro de los gatos con sus clásicas llaves, para cerrar la victoria de su equipo.
Los Thundercats se quitan las máscaras sin rechistar, y aceptan la victoria de sus rivales. Tigro dice llamarse Pedro Carriaga, Panthro, Jesús Quintana, y Leono, Artemio Torres.
Lucha de apuestas, esta, para acabar, histórica y violenta, como se hacían las cosas en la época. Es una guerra sangrienta sin mucho juicio; sin mucha técnica ni una historia clara; sólo seis tipos que se odian y que quieren proteger aquello que les da de comer. Tiene más emoción que lucha, pero eso no es poco.
Puntuación: ****1/4
domingo, 27 de febrero de 2022
Trío Fantasía vs Thundercats, Máscaras vs Máscaras, Monumental de Monterrey 08/12/1991
domingo, 1 de noviembre de 2020
Dr Wagner vs Solitario, Máscara vs Máscara, Monumental de Monterrey, 01/12/1985
A petición de un oyente, hoy, vamos a hablar de una lucha histórica, un combate legendario, en el que una gran estrella de la lucha libre mexicana, perdió su máscara. Se trata del combate de apuestas entre Dr Wagner y Solitario, ocurrido en 1 de diciembre de 1985, en la plaza de toros Monumental de Monterrey, en el estado de Nuevo León.
No he dudado mucho a la hora de afrontar el encargo, puesto que me encanta la cultura luchística mexicana, y la manera en la que los grandes duelos de apuestas pasan a la historia, y se convierten en parte del folclore popular, quedando en el recuerdo de una generación. Además, en este caso, la historia que rodea el combate, tanto antes como después de que ocurriera, es muy interesante, y apropiada para estar en el blog.
En general, hay montones de combates de apuestas que deberían estar en el blog, y de los que no hay material audiovisual, y en tanto que tal, es imposible, por razones obvias, hacer un review de los matches en cuestión. Y, aún así, por ser esto un blog de historia del wrestling, en algún momento, tendremos que pasar a dedicar posts a luchas de esa categoría, evitando aventurar juicios de valor sobre la puesta en escena, y dedicándonos a hablar del contexto histórico y deportivo.
La lucha entre Dr Wagner y El Solitario no fue televisada originalmente por televisión, pero fue grabada a pie de ring por un aficionado. La grabación está clipeada, esto es, tiene diversos cortes, por lo que nos perdemos algunos segmentos del combate. Por eso, la nota que le demos no pueder ser considerada al 100%, pero, dado que esta es la única grabación que existe del combate, y la que ha sido utilizada incluso en programas de televisión, no puede haber nada mejor.
El lector no debe confundir a Dr Wagner con su hijo, Dr Wagner Jr, muy famoso en las últimas décadas. Su padre era asimismo una gran estrella, pero tuvo una carrera más corta, debido a los motivos que hoy comentaremos.
Dr Wagner y El Solitario habían sido buenos amigos. Este último, una estrella enorme que, durante su carrera, consiguió muchas y muy buenas victorias en duelos de apuestas, se unió en 1966 a La Ola Blanca, el equipo que formaban Wagner y Ángel Blanco, y que tenía un gran éxito es su época. Es realmente increíble la manera en que acabaron los tres hombres, no demasiado tiempo después de la lucha de la que hablamos hoy.
El Solitario conformó una gran tercia con esos dos hombres, pero nunca llegó a tener una amistad con ellos tan grande como la que ya existía entre Wagner y Ángel. Las rencillas comenzaron un tiempo después, así que los miembros de la Ola Blanca se convirtieron en los más rudos rivales que tuviera El Solitario. Este, no obstante, consiguió acabar con ambos.
En 1972, destapó al Ángel Blanco, y un par de años después, en el 74, lo rapó. La rivalidad, que duró muchísimos años, llegó hasta los 80. A mediados de esta década, en el año 85, en la plaza de toros Monumental de Monterrey, se juntaron 15.000 personas, para ver a dos auténticas leyendas pelear por lo que más querían: sus máscaras. El mejor técnico se enfrentaba al mejor rudo, tras décadas de odio.
Normalmente, la pérdida de la máscara de una gran estrella, supone un evento traumático en la vida del luchador, de los fans, y de la propia lucha libre en sí misma. Y no obstante, el destino quiso que, en este caso, esta pérdida tuviera lugar en el momento oportuno, para despedir a ambos luchadores, y a la Ola Blanca en general, puesto que Solitario y Ángel Blanco morirían poco después, mientras que Dr Wagner quedó postrado en una silla de ruedas.
El solitario murió 4 meses después, el 6 de abril de 1986, a la corta edad de 39 años, como consecuencia de un ataque cardíaco, y, pocas semanas después, el 26 del mismo mes, Wagner y Ángel blanco sufrieron un grave accidente de tráfico. El primero quedó paralítico, y el segundo murió al instante. Suena realmente extraño, pero así es: poco después de que ocurriera la lucha del siglo entre la Ola Blanca, todo acabó, repentinamente.
Centrándonos en la lucha, la verdad es que es una pena que no dispongamos de material de mejor calidad para verla, pero, aún así, hay que dar las gracias por tener lo que tenemos. El ambiente es atronador, el referee es el gran Ray Mendoza, y la lucha es de gran calidad. Quizás podría considerarla perfecta, si la hubiera visto en mejores condiciones, pero aún así, con los cortes que tiene la grabación, puedo deducir que este fue un gran combate.
La primera caída comienza a ras de lona, con palancas, llaves y counters por ambos lados. El Solitario consigue llevarse esta primera parte de la contienda, gracias a una rana, y ataca fuertemente la espalda de su oponente durante la segunda. Pero Wagner saca el rudo que lleva dentro, de harta por completo de esta tontería, y se dispone a matar al Solitario.
Le rompe la máscara, y le parte sillas en la cabeza. O, más bien, lo que le parte es la cabeza, porque Solitario empieza a sangrar sin remedio.Se desangrará durante toda una lucha en la que el fornido Doctor le agrede como si de una pelea callejera esto se tratara. Incluso el referee sale mal parado.
Ahora sí, esto parece una gran lucha de apuestas. Solitario se rinde, tras una palanca al brazo, y ni siquiera después de eso, el rudo deja de atacarle. Es una lástima que el vídeo esté clipeado, porque la virulencia de Wagner es absoluta.
En la tercera caída, Solitario reacciona, también pega fuerte, y también rompe la máscara de Wagner, y le golpea la cabeza para que sangre. Ambos pierden mucha sangre, pero El Solitario está en desventaja, porque lleva mucho rato en ese estado. Cada minuto cuenta.
En el último segmento del combate, los dos hombres van a la desesperada, intentando derribos, rendiciones y conteos rápidos de mil maneras. Se respira la urgencia, y el miedo a perder. La victoria puede caer de cualquier lado, pero cae del lado de El Solitario.
Gran lucha, de las que ya no se hacen, con la psicología perfecta para este tipo de enfrentamientos. Ambos saben que se lo juegan todo, y ese sentimiento lo ponen en práctica.
Creo que es un combate que está cerca de la perfección, y que, con una grabación mejor en la que se viera la lucha al 100%, y se advirtiera mejor la emoción del público, posiblemente, yo se la pondría. En las circunstancias de mi visualización, y teniendo en cuenta que hay luchas más largas y sanguinarias, no lo haré, pero eso es un detalle sin importancia.
Puntuación: ****1/2