Como ya decíamos en el anterior post, ha tenido lugar el fin de semana de WrestleMania de 2020, la edición más rara de la historia. Por el decreto de cuarentena en muchos países del mundo, y en muchos estados de Estados Unidos, no ha podido haber eventos en directo, lo que provocará problemas económicos a muchas promotoras de wrestling, que se unen, por otro lado, a los que vamos a sufrir todos. WWE emitió por su Network dos shows pregrabados, con cosas bastante llamativas, que ya comentaremos a partir de mañana, pero otras empresas no han tenido esa oportunidad.
Una de ellas es GCW, que este año preparaba eventos muy interesantes. Entre otras cosas, y por segunda vez consecutiva, nos hemos perdido la oportunidad de ver a Jon Moxley enfrentarse a Josh Barnett en Bloodsport, el evento de lucha shoot de la promotora. En la edición que se celebró en septiembre, iba a tener lugar este match, pero la lesión en el codo de Moxley impidió que eso ocurriera. Quizás ocurra algún día.
Entonces, en Josh Barnett Bloodsport II, el host del evento, el propio Barnett, que ya tuvo un inmenso match ante Minoru Suzuki en la primera edición de este evento, tuvo que buscarse un nuevo rival. El elegido fue Chris Dickinson, obviamente menos conocido que Moxley, de un perfil muy distinto. Es una elección extraña, a nivel de márketing, porque no va a vender tantas entradas como aquel, ni de lejos, pero es de entender que hay pocos luchadores en el mundo que se pueden agarrar en un ring sin cuerdas con Josh Barnett. Chris es conocido por su trabajo en los últimos años en Beyond Wrestling, donde tuvo luchas realmente buenas. Aquí, la verdad es que está a la altura, sin duda.
Esto es un evento de estilo shoot, y todos los participantes son practicantes de artes marciales o, cuando menos, tipos muy físicos y duros. Barnett, es una auténtica leyenda de las MMA, y un practicante de wrestling clásico ocasional, que sólo parece interesado en este tipo de combates. El match que mantiene con Dickinson es una buena muestra de ello.
Ya hemos dicho que no hay cuerdas en el ring de esta lucha. Tampoco hay posibilidad de pinfall. Ni falta que hacen. Los dos se tiran al suelo desde el primer momento, y ahí se agreden, como si esto fuera una pelea de MMA. Cuando uno se pone encima del otro, intenta golpear con fiereza, mientras el otro se defiende, tapando todas las opciones de recibir golpes en la cara, que pueden ser, literamente, mortales, e intentando revertir la situación, a través de alguna llave a cuello o brazos de la que el rival no pueda escapar.
Los golpes de Barnett son muy duros. Los de Chris tampoco están mal, pero me parece que hay mucha más maldad en Josh. De todos modos, al exUFC le caen un par de patadas y rodillazos muy potentes.
Dickinson insiste con las dormilonas y similares, mientras Barnett busca la palanca al brazo. Así pasan los minutos de lucha muy muy real, muy física, y con mucho golpe, mientras el agotamiento va haciendo mella en ambos. Finalmente, los dos hombres se levantan, y se matan. Dickinson aplica un Suplex, seguido de una patada atroz, que provoca la ira del veterano. Barnett ataca con un par de golpes muy fuertes, y una gran Power Bomb. Ojo con el efecto que estos ataques, que se han banalizado tanto en otro tipo de empresas, tienen en un combate como este. Barnett continúa, pegando rodillazos, y deja KO a su rival con una patada. El referee no se lo piensa, y decreta el final de match.
Muy buena lucha, muy realista, y muy bien ejecutada. Quizás haya una parte de la afición que no entienda bien este tipo de matches, que necesite algo más entretenido, pero, para aquel al que le guste la técnica y el realismo, este combate es muy recomendable.
Puntuación: ****1/2