Las predicciones se han cumplido. Tras un par de días hablando sobre Tessa Blanchard, pudimos ver su victoria en Hard To Kill 2020, para proclamarse Campeona Mundial de Peso Completo de Impact Wrestling. Es un momento histórico, en el que una mujer ha ganado el campeonato principal de una empresa, y merece ser comentado como tal.
Un momento, por desgracia, empañado por la polémica y las recriminaciones a través de Twitter. Hay que explicar esto también.
Tras el combate en Slammiversary 2019 entre Blanchard y Callihan, Impact Wrestling se dio cuenta de que tenía un filón de oro. La lucha salió muy bien, y llamó mucho la atención. De hecho, en su top de combates anual, la propia empresa la ha considerado el mejor combate del año 2019. Por eso, de cara al primer PPV de 2020, reanudó la rivalidad, tras la victoria de Sami ante Nick Cage, al que le arrebató el campeonato. Parece ser que Cage se irá a AEW.
Tessa quiso liderar un movimiento femenino, así que pidió el apoyo de todas de cara a Hard to Kill. Como respuesta, algunas compañeras respondieron que no lo merecía, e hicieron referencia a unos supuestos comentarios racistas hacia una compañera, en Japón.
Y es que, históricamente, los grandes poderes fácticos han utilizado el truco de destruir la figura pública de una persona, a través de la publicación de información sobre la misma, cuando se convierte en alguien incómodo. De hecho, es bastante irrelevante que esta información sea cierta o no. Y, hoy en día, las redes sociales han conseguido que cualquiera pueda publicar información, así que cualquiera puede intentar destruir a cualquiera. Últimamente, se han publicado varios supuestos casos de acoso sexual, que han afectado gravemente a las carreras de hombres que han hecho cosas realmente increíbles en sus campos.
Cuando esto ocurre, por supuesto, todo el mundo, en redes, se pone de parte del acusador. Nadie se para a pensar si esto puede ser cierto o no, o qué intereses puede haber detrás de esas publicaciones. Como gregarios, los humanos necesitan adherirse de forma inequívoca a la moral subyacente, ser más papistas que el papa, y subrayar la validez de su pertenencia al grupo. Así, acusarán de bruja a una vecina, o avisarán de que otro vecino tiene a un judío escondido. El caso es recalcar su calidad humana.
Pero resulta que, a diferencia de los vagos que están todo el día metidos en Internet y escribiendo tonterías, la mayoría de las personas, y sobre todo, las que consiguen algo en la vida, tienen que sufrir mucho para llegar hasta ahí. Tienen que viajar, trabajar, sufrir, tienen que aguantar mucha mierda, enfermas, lesionadas, cansadas o deprimidas, y chocar con gente que puede ser más o menos buena. En ese contexto, uno puede tener días mejores, o peores, cometer errores, dejarse llevar por la ira o por la presión. No es muy grave, porque el tiempo lo cura todo, y se puede mejorar, si es que, realmente, se ha hecho algo malo.
Por desgracia, las redes sociales están ahí para acusar. Sin pruebas, sin contexto, y sin apreciar el derecho de una persona a tener un mal día. Y están ahí para esas personas resentidas que puedan observar la oportunidad de hacer daño a alguien que no les cae bien, o a alguien con quién han tenido un problema. Es mucho más fácil hacerlo en Twitter que en persona. Y si encima, se pertenece a alguna clase históricamente desfavorecida, ese problema se convierte en un ataque contra los derechos humanos.
Así, una mujer negra acusó a Tessa de haber hecho comentarios racistas sobre ella. Y fue apoyada por una compañera, que vino a defender esa teoría en base a que la propia chica negra se lo había comentado previamente. Consiguió su objetivo, porque creó polémica, y Tessa perdió alguna función por esto. Pero no consiguió que el resultado cambiara: Tessa Blanchard es Campeona Mundial de TNA.
En un combate frente a Sami Callihan que, como me temía, resulta inferior al que tuvieron en Slammiversary. Y no por el desempeño técnico, que es bueno, sino porque esa gran historia que contaron ahí, se gastó, y en este caso, tenemos un combate de estilo David vs Goliat más clásico.
Callihan es un gordo, violento y guarro. Verle pegarle a una mujer, resulta muy incómodo. Asimismo, no para de escupir. Escupe al cielo, para recoger su propio gargajo con la boca, o al menos, para intentarlo. Supongo que esto es un homenaje al recientemente fallecido Mr Niebla.
La lucha empieza de manera genial. Callihan agarra a Tessa, le pega un piledriver, y está a punto de ganar. Hubiera sido una humillación, y un golpe muy duro a la historia que se estaba contando, y, sin embargo, hubiera resultado plausible, teniendo en cuenta la comentada polémica que había existido durante las horas previas. Todo un troleo, muy emocionante, aunque el público, como en toda la lucha, no reacciona de la manera esperada. Es el cáncer de la lucha indy, que ha llegado a TNA: la gente viene a entretenerse y, por eso, en realidad, el resultado no le importa mucho. Qué diferencia con respecto al ambiente loco que tenía la vieja TNA.
Poco después, es Tessa la que aplica un Magnus, que también está a punto de darle la victoria. Callihan reacciona a esto, atacándole las piernas con gran violencia. No sabe mucho de técnica, pero golpea sus rodillas contra las vallas. Tessa lo vende bien, aunque va sacando Code Breakers por todas partes. Eso sí, cada vez parece dolerle más al hacerlo, y, tras fallar uno, vuelve a sufrir, al recibir un STF.
Tessa consigue sobrevivir a todo, incluidos los Piledrivers de Callihan, sus desprecios, y su saliva. Llega a escupirle en cierta parte que diferencia a ambos sexos. para acabar llevándose la victoria, sacando Canadian Destroyers de la nada, para acabar con un DDT. El público se alegra, aunque, de nuevo, sin la fuerza que requiere la ocasión. Buena lucha, en cualquier caso, y momento histórico.
Puntuación: ***1/2