Siguiendo con el especial del Hall of Fame 2016, tengo que pararme un segundo más a hablar del Big Boss Man, que en paz descanse. No recordaré muchas luchas de gran nivel suyo, pero sí que consiguió bastante fama, y cierto reconocimiento en las grandes ligas. Sabemos sobre su carrera en WWE, que luchó contra Undertaker en WrestleMania, que fue un potente rival para el campeón Hulk Hogan, y que tuvo una etapa de Face a principios de los 90, en la que conectó mucho con el público, y un ejemplo de ello es su lucha contra Mountie en SummerSlam 1991. Pero entre sus dos etapas en WWE, hubo un paso por WCW, del que poco se recuerda.
Y se recuerda poco, porque no hay mucho que recordar. WCW y los programas de Nitro estaban copados por las historias de la numerosa NWO y los top-babyfaces que le hacían frente. Teníamos buenas luchas de la división crucero, y otras buenas luchas del grupo de Benoit, Malenko, o los 4 Horsemen, la mayoría de las veces alejados de los main events. También había una división Tag muy poblada, aunque no por ello demasiado interesante. Y entre medias estaba gente como el Big Boss Man, con sus luchitas, sus rivalidades, pero nada memorable.
En WCW, El Poli Loco pasó a llamarse Big Bubba Rogers, para luego utilizar su nombre real, Ray Trailor, haciendo apología del realismo en el wrestling. Como digo, no es muy interesante casi nada de lo que hizo en la empresa, aunque es necesario reseñar que luchó en un mano a mano con Hulk Hogan en el primero Monday Night Nitro de la historia, con el World Heavyweight Championship en juego, algo importante para su currículum.
Eso pasaba mucho en Nitro, quizás el campeón estaba involucrado en una gran rivalidad de cara a un PPV, pero sin embargo, se le colocaba en una lucha titular en el programa semanal, frente a un rival casi aleatorio. La lucha no es muy llamativa, pero tampoco es mala. Hogan golpea la cara de su rival sin parar, de todas las maneras que sabe (que a estas alturas de su carrera, no son muchas), con puñetazos, codazos, patadas, headlocks... Su principal opositor es el referee, recordándole que son ilegales los puñetazos directos, esa regla del wrestling que se aplica cuando conviene.
Hogan se permite incluso hacer alguna trampilla, con la ayuda de Jimmy Hart, su manager, y gran amigo en la vida real. Rogers consigue aplicar su power-slam, pero a Hogan le entra el baile de Sambito, y acaba con su combo habitual, después de haber castigado muy constantemente la cara de su rival.
Puntuación: **3/4
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