Hace unos días, comentaba yo en el blog la lucha que mantuvieron Juventud Guerrera y Chris Jericho recientemente en AEW. Me pareció menester, pues, y en tanto que esto es un blog de historia del wrestling, hablar de la lucha que mantuvieron 23 años antes, en WCW SuperBrawl VIII, en la que Chris le quitó la máscara a Juvi. ¿Qué menos?
Es obvio que el match que han mantenido hace poco tenía ciertas reminiscencias con respecto a sus rivalidades en la clásica división crucero de WCW. Entonces, en 1998, no sólo se jugaron el título de esa división, en manos del canadiense, sino también la máscara del mexicano.
Todos sabemos que una máscara en México vale oro. Lo vale, literalmente, en tanto que, cuando un luchador es desenmascarado, recibe mucho dinero por ello. En WCW, sin embargo, mandaba gente de televisión, a la que no le interesaba el honor ni el deporte; sólo la audiencia. Muchos luchadores mexicanos, como Juvi, Psicosis y Rey Mysterio, fueron destapados, por simple booking, en luchas no muy relevantes. Esta, la que mantiene Chris y Juventud, es de mitad de cartelera; no es una lucha de apuestas tal y como la conciben en México, pero, al menos, es una buena lucha.
Una lucha que, en comparativa con la de 2021, demuestra la importancia de la juventud en un luchador aéreo. Los movimientos de ambos son mucho más espectaculares. Hay mucha técnica, counters y movimientos rápidos. Chris quiere liarla, rompiendo la máscara de su rival, pero no lo consigue. El enmascarado se impone con sus mejores movimientos, y está a punto de ganar con el Juvi Driver. Jericho se agarra a la cuerda in extremis, pero la campana suena, por un error de los jueces. El referee indica que la lucha no ha acabado, pero Juvi está celebrando. Esto lo aprovecha Chris para atacarle en la pierna por sorpresa. De aquí saca ventaja, pues, cuando el mexicano aplica una Frankesteiner, se resiente de la extremidad, y cuando el canadiense lo agarra con un Lion Timer, el match se acaba rápido.
Victoria para Chris en un buen combate. Juventud no quiere quitarse la máscara, pero finalmente lo hace, mostrando el rostro que hoy todos conocemos, y dejando ver más claramente la inmensa cabellera de la que hace gala.
Puntuación: ***1/2
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