Cómo decía cuando comenté la lucha entre Cena y Styles, Royal Rumble nos dejó una batalla real muy aburrida, pero dos combates por los títulos mundiales realmente buenos. No me sorprendió que la pelea entre John y AJ fuera de gran nivel, pero sí que me resultó llamativo que lo fuera el enfrentamiento entre Kevin Owens y Roman Reigns por el título universal.
No espero, en general, mucho de Owens y Reigns. Roman tiene poco talento en el ring, y poca capacidad oratoria, o sea, que es insoportable. Pero ha llegado a dar grandes luchas, apoyado en la categoría de súper hombre que le ha otorgado la empresa, que le da un toque de epicidad a sus batallas. En cuanto a Kevin, aunque tiene talento en ambos campos, su personaje no tiene definición ninguna, y eso hace que no me interese, si no es luchando frente a Zayn. Y es que, aunque sé quien era en las indies, no sé quien es en WWE. No es un bully, ese papel lo tenía Ryback. Owens, como decía Russo, solo es un chico gordito.
Pero dio una buena lucha en Royal Rumble 2016 frente a Ambrose, en una lucha sin reglas, sacando esa vena hardcore que mostró en CZW en su día, y un año después, vuelve a hacer lo mismo frente a Roman, aunque en este caso, en lugar de luchar por el título IC, defiende el campeonato mundial. Es un gran avance.
La lucha es un brawl, una buena batalla. Recordad que Jericho está colgado en una jaula para tiburones, arriba del ring, para que no pueda meterse, como hizo en anteriores combates. Es algo que se aplicó en el pasado, sobre todo con Paul Ellering, manager de los Road Warriors, y actual manager de The Autors of Pain. Pero repasaremos esa historia en un par de días.
Hay poco que analizar de esta lucha. Son dos tíos matándose, con todos los objetos que encuentran. Está muy bien un frog splash de Owens sobre Reigns, desde el esquinero, cuando este estaba en una mesa en ringside. Es una ataque bastante impresionante. También está bien el momento en el que Owens pega un Super Man Punch con un puño de hierro que le pasa Jericho desde su jaula. Aún así, Roman no es derrotado.
Reigns está a punto de ganar después de lanzar a Kevin sobre una estructura de sillas que él mismo había construido al principio del combate. Le remata con una power bomb sobre la mesa de comentaristas, y esto parece listo para sentencia. Hasta que aparece Braun Strowman, y destruye a Roman, aplicando un Running Power Slam sobre una mesa. Gracias a esto, Owens gana, y el público, que ha estado muy emocionado durante toda la lucha, se lo agradece al gigante, que cada vez se muestra más imponente.
Puntuación: ***3/4