El gran Kenta Kobashi, quizás el mejor luchador de la
historia, se retiró a mediados de 2013, destrozado ya por las lesiones y las
enfermedades. Al menos, eso sí, lo ha dejado antes de morir en el ring, como le
ocurrió a su compañero de batallas Mitsuharu Misawa.
¿Qué mejor momento, por tanto, para repasar la que,
posiblemente, sea su mejor lucha single? Bueno, de hecho puede ser la mejor
lucha single de la historia. Es su combate frente al gran Stan Hansen, del 29 de julio de 1993.
Un jovencito Kobashi se enfrenta a un bestiajo al que todo
el mundo tenía que respetar, un extranjero que pronto decide reventarle la cara
al japonés. Pero Kobashi no es un don nadie, también tiene su furia, y le
devuelve la misma moneda a Hanse, incluida su lluvia de chops.
Hansen se enfurece por la falta de respeto, incluido un
perfecto suplex. ¡Nadie podía realizar un suplex como ese a un tipo tan pesado
como Stan Hansen en esa época, y menos un nilñato como Kenta Kobashi! El duelo
cambia y el americano tira a herir, lanzando fuera del ring a su rival y
aplicando serios castigos a la espalda, powerbomb en ringside incluida.
El dominio de Stand Hansen en esta parte es obvio, pero
comete un error grave: se lanza fuera del ring contra Kobashi, pero impacta
contra la valla de seguridad al ser esquivado por este, hiriéndose el costado.
Kenta ha estado picaro, Stan sufre mucho dolor, y el japonés ya tiene un
objetivo.
Kenta Kobashi ataca a Stan Hansen repetidamente en su
costado, y este vende cada ataque de forma perfecta, consiguiendo que el
público se vuelve loco cada vez que Kenta consigue darle ahí. Y es que, Hansen
es un maestro de contar historias en el ring, no hace shooting Star Press ni
rollos de esos, consigue que la gente, incluso el público japonés, vibre con
golpes simples, porque les ha hecho entender que de esos golpes depende el
resultado del combate.
La gente corea a Kobashi, mientras Stan, utilizando su mayor
tamaño, consigue reponerse por momento, aplicando poderosos back-suplexs, y sus
típicos golpes en la cara. Cuando se arremanga la codera, haciendo entender que
va a propinar un golpe de antebrazo o un Lariato, el estadio tiembla, pues todo
el mundo conoce el poder de sus golpes.
Finalmente, Kenta Kobashi consigue aplicar un monsault, pero
en la primera tentativa, Hansen consigue girarse un pelín para que el japonés
no impacte en su zona izquierda, en la que sufre dolores insoportables. No
puede hacer lo propio con el segundo monsault, que le da la victoria a Kobashi
en un combate épico, con una historia que no podría ser mejor contada.
Puntuación: *****
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