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lunes, 22 de enero de 2024

Bryan Danielson vs Kazuchika Okada, NJPW Wrestle Kingdom 18


Comentamos, hace unos días, la lucha que Bryan Danielson y Kazuchika Okada mantuvieron en el evento Forbidden Door que organizaron en conjunto AEW y New Japan en Toronto, Canadá. El combate fue bueno, y ambos wrestlers se citaron para repetir en un escenario aun mejor: el Tokyo Dome, en Wrestle Kigdom 18, ante, casi 30.000 personas. ¿Superará esta lucha a su predecesora?

Danielson se fue de WWE soñando con cumplir con algunas de sus cuentas pendientes en el mundo del wrestling. Ya ha tenido grandes luchas en WrestleMania, y ahora hace lo propio en Wrestle Kingdom. Solo resta, para conquistar los tres grandes países del wrestling mundial, que se juegue la cabellera en la Arena México, en una función de Aniversario del Consejo Mundial de Lucha Libre. Eso sí, teniendo en cuenta que los bookers del Consejo no han visto a las estrellas del wrestling americano desde que fueron a México Hulk Hogan y André the Giant, resulta mucho más probable que Bryan participe en una TripleManía de AAA. Pero centrémonos en el combate que nos trae aquí, la primera lucha del Dragón Americano en New Japan desde 2004, cuando, por su tamaño, todavía participaba en la división junior de la empresa. Y es que, aunque todo el mundo critica a WWE por su obsesión histórica con el tamaño, lo cierto es que eso en Japón es mucho más evidente. Aun en NOAH, entre los años 2007 y 2009, participó en innumerables batallas, generalmente enmarcadas en esa división, a pesar de haber demostrado en Estados Unidos poder enfrentarse a gigantes como Takeshi Morishima. En lo relativo a rivales japoneses, son destacables asimismo su matches frente a Shingo y Yamato, en Dragon Gate USA en 2010.

Danielson sufrió una lesión en el hueso orbital en octubre, durante una lucha frente Andrade. Después de eso, ha luchado con un parche en el ojo. Oficialmente su objetivo es proteger el ojo, mas eso es obviamente mentira. Un parche no protege una mierda. Lo usa como parte de su historia, y le da cierto carácter. Llega al Tokyo Dome con él puesto, por supuesto.

Si Bryan consiguió rendir al imbatible Okada gracias a su trabajo en el brazo, en su anterior pelea, sería estúpido si no insistiera de nuevo. Esa es su estrategia desde el principio. Mas, si aquella lucha, a pesar de su trabajo técnico, acabó desbocada, desencadenando la épica propia de todas las luchas de Okada, en esta ocasión este no tiene la posibilidad de llevar el match a su terreno. Daniel se asegura de mantener el control en todo momento porque quiere hacer algo que pueda ser recordado. Creo que lo consigue, o al menos, que esta lucha es mejor que la anterior, si bien ambas se mueven en un nivel muy alto.

Bryan ataca al brazo sin parar. Conecta patadas muy stiff que dejan el cuerpo del rival marcado a la altura del hombro y coloca a este en una situación cercana a la rendición en varias ocasiones. Kaz consigue contraatacar aplicando Tombstone en el borde del ring. Es interesante, porque, si sumamos, a los problemas con las conmociones de Bryan, su lesión en el ojo, se puede justificar así una estrategia del japonés más allá de los lariatos, pues el estado de sus brazos no debería permitirle aplicarlos con fuerza. Okada le quita el parche a Daniel y le pega patadas a la altura del ojo; eso está bien. A diferencia de su lucha anterior, y de todas sus luchas, en general, no hay un momento en el que olvide el dolor en los brazos y se lance al ataque enloquecido: mantiene la psicología durante todo el match.

Pero no se rinde ante nada. Cada golpe; cada patada que recibe, apoya el estado evidente de dolor que sufre. Pero ninguno de los Crossfaces del americano consiguen doblegarlo, a pesar de doblar sus brazos de forma peligrosa. Finalmente, el japonés consigue aplicar dos veces el Rain Maker y ganar.

Vamos a ver; esta es una lucha muy clásica americana en la que "el malo", en este caso el de fuera, domina el combate, mientras el público espera la reacción del oponente. Pero no es una lucha enfocada a las rudezas: Bryan domina con mucha técnica y conocimiento; verdadera superioridad. Domina dentro del kayfabe y fuera, porque, de igual forma que necesita dominar dentro para ganar, necesita dominar fuera para conseguir que el combate sea como debe ser, teniendo en cuenta que su rival pelea de una manera muy manufacturada. Pero es una pena ese final. No me parece mal que Okada gane con el Rain Maker a pesar del dolor en los brazos; no podría hacerlo de otra forma. Pero ese Tombstone en el filo del ring y el parche en el ojo de Danielson le daban otra vía para colocar a su oponente en un estado físico lo suficientemente malo como para que un par de Rain Makers debilitados pudieran acabar con el match de una forma más creíble. Si hubiera insistido por ahí, se habría acercado a las cinco estrellas.

Creo que, en cualquier caso, la lucha es bastante mejor que la que mantuvieron en Norteamérica, a pesar de que la nota numérica, como observa el lector debajo, sólo difiere por un cuarto de punto. Porque esta es una lucha a la que doy 4.5, pensando en la posibilidad de ponerle 4.75, mientras que la anterior, más que opciones de recibir algo más, las tenía de recibir algo menos. Al fin y al cabo, los números son números.

Puntuación: ****1/2

2 comentarios:

  1. No fui fanatico de su lucha en AEW, pero considero que aquí ambos se pusieron el mono de trabajo. Bryan haciendo giras a NJPW en su ultimo año como full-timer es una oportunidad jugosa de dejar luchones

    Sobre la lucha, diría que incluso mas que por la estructura, gana por el sentimiento. Es una lucha bastante clasica, mas propia de los viejos WK que de la NJPW actual, con el gran plus de los nombres, porque a fin de cuentas el wrestling es narrativa, y la narrativa la forman los personajes. El solo hecho de ver a Bryan recibir un rainmaker, o a Okada aguantar los rodillazos contra el esquinero, ya es una postal que tapa todo. Si además la lucha es buena, como en este caso, mejor que mejor.

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    1. Sí, así es, mas quizás el wrestling pierde un poco por culpa de la globalización. Porque ahora el público japonés ve a Bryan y le canta; le quiere. Falta el ardor que sentía en el pasado ante un extranjero y a favor de la estrella local.

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